
Entre otras cosas, la transparencia evita tormentas políticas.
Este domingo, justo en medio de las secuelas del paso de “Barry”, se desató un vendaval político tras la noticia de que el senador Eugenio “Gino” Segura había pedido licencia.
Las especulaciones no tardaron:
— Que va al gabinete,
— Que pausará su precampaña,
— Que ser senador lo limita más que ayudarlo…
Segura presentó el trámite como si solo solicitara papelería a la Oficialía Mayor del Congreso, sin informar a sus representados, que, por cierto, son todos los quintanarroenses.
La licencia se volvió una bola de nieve, hasta que se precisó que era solo por un día, justo el fin de semana en que el Senado aprobó la polémica “ley espía” y se realizó la consulta ciudadana en Cozumel sobre el Cuarto Muelle, promovido por él mismo y el PVEM.
Después se filtró que la licencia fue por motivos médicos y que retornaría el domingo, pero la información circuló en tono de trascendido.
Es difícil creer que un político que aspira a gobernar trate con ligereza una licencia, aunque sea por un solo día. Sobre todo si se considera que es el favorito para la gubernatura en 2027.
No se trata solo de un problema de comunicación. Lo que deja entrever es que los equipos políticos ya se ven como ganadores y comienzan a minimizar cosas tan fundamentales como la rendición de cuentas y la transparencia.