
Caos en Aguaruto: el penal de Culiacán se convierte en zona de guerra
El estruendo de los disparos rompió la rutina carcelaria. En minutos, el penal de Aguaruto en Culiacán se transformó en un campo de batalla urbano. Un grupo armado irrumpió en varios módulos del centro penitenciario, amordazó a personas y desató el caos.
Una cárcel bajo fuego: ¿qué está pasando en Aguaruto?
El mediodía del 21 de mayo quedó marcado por el terror en Culiacán. Según reportes recibidos al C4, se escucharon disparos en los módulos 6, 8, 12 y 14 del penal de Aguaruto. La situación escaló rápidamente: hombres armados ingresaron y sometieron a personas dentro del reclusorio, desatando una balacera que fue captada en múltiples videos difundidos por redes sociales.
Los audios y grabaciones muestran no sólo detonaciones desde el interior, sino también la participación de custodios que disparan desde los techos en un intento por contener a los agresores. La escena recuerda a otros episodios de violencia carcelaria en México, pero con un matiz aún más peligroso: explosivos.
Explosivos, armas y rehenes: el terror tras las rejas
Testigos afirman haber escuchado al menos cinco explosiones dentro del penal. Aunque no hay reportes oficiales de lesionados o muertos, las imágenes y testimonios dan cuenta de un enfrentamiento prolongado y coordinado.
Este hecho no ocurre en el vacío. Durante abril y lo que va de mayo, autoridades realizaron más de tres esculques en el penal de Aguaruto, hallando armas de fuego y artefactos explosivos. Esos hallazgos ya advertían una creciente descomposición dentro del sistema penitenciario sinaloense.
Guardia Nacional y policías, en despliegue de contención
Minutos después del ataque, elementos de la Guardia Nacional, Tránsito y otras corporaciones arribaron al penal y establecieron un cerco de seguridad. El perímetro permanece resguardado mientras las autoridades intentan controlar la situación y esclarecer el origen del ataque.
La falta de información oficial incrementa la tensión entre familiares de internos y la ciudadanía, que teme una escalada de violencia en las calles de Culiacán. Hasta ahora, no se ha confirmado si el grupo armado logró entrar desde el exterior o si actuó desde dentro con apoyo interno.
Contexto: una cárcel marcada por el crimen organizado
El penal de Aguaruto no es ajeno a los episodios de violencia. Ubicado en una de las zonas más conflictivas de Sinaloa, ha sido señalado como un centro de operaciones del crimen organizado. La presencia de armas y explosivos hallados en inspecciones recientes refleja una fragilidad estructural que permite la operación de cárteles desde el interior.
En Sinaloa, la colusión entre custodios, internos y organizaciones criminales es un tema recurrente. Aguaruto se suma a la lista de penales en México donde el control del Estado es más simbólico que real.
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— POLICÍAS CON DIGNIDAD VALOR Y JUSTICIA (@ConPolicias) May 21, 2025
¿Qué se sabe hasta ahora?
- Fecha del ataque: 21 de mayo de 2025
- Lugar: Penal de Aguaruto, Culiacán, Sinaloa
- Hechos: Disparos y explosiones en varios módulos; personas amordazadas
- Respuesta oficial: Guardia Nacional y corporaciones resguardan el perímetro
- Situación actual: Sin reporte oficial de muertos o heridos; operativo en curso
- Antecedentes: Hallazgos recientes de armas y explosivos en revisiones internas
Lo que sigue: preguntas sin respuesta
Las autoridades no han informado si se trata de un intento de fuga, una disputa entre cárteles o una represalia. Lo cierto es que el uso de explosivos dentro de un penal marca un precedente alarmante y obliga a revisar la política penitenciaria del estado.
¿Quién permitió la entrada de armas? ¿Qué grupos están detrás? ¿Por qué justo ahora? Son preguntas que no tienen respuesta, pero que revelan la urgencia de una reforma estructural en el sistema carcelario.
Aguaruto arde y el Estado está a prueba
El ataque armado al penal de Aguaruto no sólo evidencia la debilidad institucional, también exhibe el poder del crimen organizado para desafiar al Estado incluso dentro de espacios supuestamente controlados. Lo ocurrido en Culiacán este 21 de mayo obliga a replantear el modelo de seguridad penitenciaria, no sólo en Sinaloa, sino en todo el país.
La situación aún se desarrolla, pero el mensaje es claro: las cárceles mexicanas están lejos de ser centros de rehabilitación. En Aguaruto, como en muchos otros penales del país, la violencia se impone y la impunidad se perpetúa.