
Lo malo para el Gobierno del estado es que se trata de un “movimiento” que va en ascenso; lo peor es que, entre sus demandas, destacan reivindicaciones locales.
Pocos son los estados en donde los maestros han tomado las calles. Quintana Roo no solo es uno de ellos, sino que presenta una intensidad severa, y el Gobierno estatal no parece encontrar la ecuación para frenar las protestas, que incluyen la suspensión de clases.
Más de uno ha comparado las actuales protestas de los maestros por la reforma a la Ley del ISSSTE con las movilizaciones de 2013 contra la reforma educativa de Enrique Peña Nieto.
Las protestas de hace 12 años fueron frenadas con el uso de granaderos contra los manifestantes y arrestos de liderazgos magisteriales, en lo que tuvo un papel “estelar” el entonces alcalde de Cancún, el insufrible Paul Carrillo, quien hace unos meses regresó a la escena política, ahora dentro de la 4T, como secretario de Economía.
Los movimientos de 2013 y 2025 tienen otras coincidencias. Destaca también el repudio a los dirigentes formales de los maestros. Los manifestantes reclaman la renuencia del secretario general de la Sección XXV del SNTE, José Arimael Salas Alcocer, por su liderazgo pusilánime, tal como ocurrió hace 12 años con Rafael González Sabido.
Por cierto, el bacalareño Salas Alcocer fue quien le lanzó el botellazo a González Sabido, cuando el entonces líder magisterial al fin se sumó a las marchas de los maestros.
Otra coincidencia radica en que a los titulares de la SEQ no les alcanza para ser interlocutores del Gobierno del estado ante los maestros. En 2013, la entonces secretaria de Educación, Sara Ruiz, terminó renunciando. El caso de Elda Xix es aún peor, pues pertenece, además, al sindicato rival del SNTE, que tiene el 80% de la membresía docente del estado. De hecho, la inserción de la exdiputada local y diputada federal con licencia fue una absoluta falla de cálculo.
Sin embargo, una gran diferencia entre 2013 y 2025 es que los maestros tienen ahora agravios acumulados. Al temor de que la nueva Ley del ISSSTE sea perjudicial y la desconfianza en el sistema de pensiones, se suma la pérdida de derechos en el estado.
Se estima que al menos tres mil maestros están bajo contratos temporales que, además de no generarles antigüedad, les impiden acceder a servicio médico gratuito.
Otro agravio, quizá menor pero no menos importante, es que muchos maestros apoyaron en la fundación y formación de Morena, pero terminaron desplazados o ignorados por el Bipartito, que más bien mira a la derecha que a la izquierda.
Las protestas de los maestros podrían representar el mayor reto político para la gobernadora Mara Lezama, y, de entrada, parece que no cuenta en su equipo con los elementos adecuados para calmar a unos iracundos y agraviados trabajadores de la educación.