
El PAN va que vuela para convertirse en una franquicia en Quintana Roo, y en consecuencia a su autoextinción.
Ya quedó enterrada la posibilidad de que el PAN sea una opción competitiva en la entidad. No hace mucho, era un partido importante, que incluso podía ganar municipios por sí solo.
Pero, al parecer, la actual dirigencia estatal albiazul, que formalmente preside Reyna Tamayo, se ha propuesto convertir al PAN en un partido chiquito y familiar. Como en los tiempos de la Guerra Fría, ha llevado a cabo “purgas” de militantes, algunas tan ridículas como acusar a líderes históricos de haber estado al servicio de Morena en el pasado proceso electoral.
Precisamente, tras las elecciones de 2024, expulsó a un primer grupo de unos 40 militantes.
Pero ahí no acabó todo. La consigna de Reyna Tamayo parece ser: “estás conmigo o contra mí”.
Y en el proceso de “purgas”, ahora le tocó al secretario general, Germán González, cuyo principal pecado fue disentir en la elección de la dirigencia municipal. “Es una tortería”, reconocen, por cierto, referentes panistas.
Poco a poco, el PAN se va quedando sin figuras, y en consecuencia, se vuelve cada vez menos competitivo y menos atractivo para los votantes.
Pero, al parecer, se trata de convertir al PAN en un partido de unos cuántos… o para el servicio de unos cuántos.