
¿Yucatán es realmente el estado más seguro de México? Las cifras oficiales y la percepción ciudadana a menudo chocan, dejando al descubierto una compleja realidad llena de matices. ¿Estamos ante un oasis de paz o un espejismo cuidadosamente construido?
Radiografía de la seguridad en Yucatán: Lo que dice el INEGI
Yucatán se ha ganado a pulso la fama de ser uno de los estados más seguros de México, un logro que se refleja en encuestas y mediciones. Pero, ¿qué tan real es esta percepción? Un análisis a fondo de los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) nos revela un panorama más complejo.
Yucatán en el podio de la seguridad nacional
En 2021, Yucatán se coronó como el estado con la mayor percepción de seguridad pública a nivel nacional, con un 71.9% de la población mayor de 18 años sintiéndose segura, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) del INEGI. Además, por quinto año consecutivo, se posicionó en el primer lugar del Índice de Paz Nacional en 2021. Un reporte de septiembre de 2024 lo sitúa como el segundo estado más seguro, solo superado por Baja California Sur.
La ENVIPE 2024 nos brinda una perspectiva valiosa, pues va más allá de los registros oficiales de delitos y captura la victimización y la percepción directamente de los hogares y los individuos.
Indicadores clave: Victimización, incidencia delictiva y percepción pública
Para comprender la seguridad en Yucatán, es crucial analizar diversos indicadores que nos ofrecen una visión más completa de la situación.
Victimización y prevalencia delictiva:
En 2023, el 24% de los hogares yucatecos sufrió al menos una víctima de delito, afectando a 167,041 hogares de un total estimado de 696,510. Este dato representa un ligero incremento en comparación con 2021, cuando el porcentaje fue del 21.5%. La tasa de prevalencia delictiva por cada 100,000 habitantes en 2023 fue de 20,678 para hombres y 17,806 para mujeres, mostrando también un aumento respecto a 2021.
“El aumento observado entre 2021 y 2023 en la victimización de hogares y en las tasas de prevalencia delictiva merece una atención particular, pues podría indicar nuevas dinámicas o desafíos emergentes en el contexto de seguridad de la entidad.”
Incidencia delictiva:
En 2020, Yucatán registró una tasa de 9,800 delitos por cada 100,000 habitantes, notablemente inferior a la media nacional de 29,746. La ENVIPE 2021 reportó 21,348 delitos por cada 100,000 habitantes, posicionando a Yucatán como la cuarta entidad con menor incidencia a nivel nacional. Para 2023, la ENVIPE 2024 estimó un total de 438,837 delitos en el estado. El fraude destaca por su frecuencia, con una tasa estimada de 8,019 casos por cada millón de habitantes durante 2023.
Percepción pública de la seguridad:
Según la ENVIPE 2024, el 30.6% de la población mayor de 18 años en Yucatán se siente insegura, mientras que el 25.3% opina lo mismo sobre su entorno cercano. Estas cifras son considerablemente más bajas que el promedio nacional, donde el 73.6% de la población se sentía insegura en su entidad federativa entre marzo y abril de 2024, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU). El 61.1% de los yucatecos se sintió seguro al caminar solo por la noche en los alrededores de su vivienda en 2023.
Los cajeros automáticos en la vía pública son los espacios públicos donde la población se siente más insegura (43.1%), mientras que el hogar es percibido como el lugar más seguro (13%). La inseguridad fue identificada como el problema más importante por el 44.6% de los yucatecos en 2023, seguida de cerca por la salud con un 42.2%.
El desafío de la “cifra negra”
Un elemento crucial para matizar la situación de seguridad en Yucatán es la “cifra negra”, el porcentaje de delitos que no se denuncian o por los cuales no se inicia una carpeta de investigación. En 2023, esta cifra alcanzó un alarmante 93% en la entidad. Del escaso 9.5% de los delitos que sí fueron denunciados en 2023, se inició una carpeta de investigación en el 74.3% de los casos.
Esta elevada cifra negra implica que las estadísticas oficiales de criminalidad representan solo una pequeña fracción de la actividad delictiva real.
Yucatán vs. Promedios nacionales: Una comparativa con lupa
En general, Yucatán presenta tasas de victimización, incidencia delictiva y percepción de inseguridad más favorables que los promedios nacionales. Sin embargo, esta comparativa debe ser interpretada con cautela. La “paradoja de la seguridad” se manifiesta en la coexistencia de una alta percepción de seguridad y bajos índices de criminalidad reportada, con una realidad de victimización no denunciada que afecta a una parte significativa de la población.
“La ‘seguridad’ en Yucatán podría interpretarse más acertadamente como una seguridad frente a delitos de alto impacto y violencia visible, que son los que más influyen en la percepción pública y en los medios de comunicación, en lugar de una ausencia generalizada de toda actividad delictiva.”
Esta elevada cifra negra podría ser un indicador de una desconexión sistémica para la atención de delitos comunes. El costo económico del delito, estimado en 3.2 mil millones de pesos para los hogares yucatecos en 2023, demuestra que estos delitos no denunciados tienen un impacto tangible y negativo.
El cambio en las preocupaciones públicas, donde la inseguridad ha vuelto a ocupar el primer lugar en 2023, sugiere que mantener bajos índices de criminalidad por sí solo no es suficiente; abordar el miedo y la preocupación por el delito es un desafío continuo.
Trayectoria histórica de la seguridad: 50 años a la sombra de la delincuencia
Analizar la evolución de la seguridad en Yucatán durante los últimos 50 años requiere examinar cómo han cambiado los patrones delictivos, la percepción ciudadana y las respuestas institucionales.
Limitaciones de datos y tendencias delictivas
La disponibilidad de datos sobre criminalidad varía significativamente a lo largo de este periodo. Estadísticas delictivas digitalizadas para las décadas de 1970 y 1980 son escasas. El análisis cuantitativo se centra principalmente en el periodo a partir de finales de la década de 1990, complementado con información cualitativa o tendencias regionales más amplias para las décadas anteriores.
- Homicidios: Yucatán ha mantenido consistentemente una de las tasas de homicidio más bajas a nivel nacional. En 2018, la tasa fue de 2.18 por cada 100,000 habitantes, la menor del país.
- Robo: En 2018, la tasa de robo a casa habitación fue de 63.42 por cada 100,000 habitantes, ligeramente por encima de la media nacional.
- Otros delitos: Se reportaron incrementos en violencia familiar, fraude, narcomenudeo, violación simple y lesiones entre 2020 y 2021.
- Incidencia delictiva general: Yucatán se posicionó como la cuarta entidad con menor incidencia delictiva del fuero común en 2018.
Percepción pública a lo largo del tiempo
Los datos de percepción de inseguridad del INEGI para Yucatán, disponibles desde 2011, muestran una notable estabilidad en niveles bajos, aunque con fluctuaciones menores. Este patrón sugiere una resiliencia en la percepción de seguridad.
La narrativa histórica de Yucatán como un “estado seguro” es una situación dinámica con periodos donde emergen desafíos específicos de seguridad. La idea del “mito de la seguridad urbana” en Mérida apunta precisamente a esta tensión subyacente entre la percepción generalizada y las realidades delictivas específicas o localizadas.
Políticas y estrategias de seguridad significativas
La respuesta institucional a los desafíos de seguridad en Yucatán ha evolucionado. Desde 2013, el modelo de “Policía Coordinada” ha buscado la cooperación entre las fuerzas estatales y las 106 policías municipales. Programas como “Escudo Yucatán”, lanzado en 2016, y su sucesor “Yucatán Seguro”, implementado a partir de 2018-2019, han priorizado la inversión en tecnología de vanguardia, el equipamiento policial y reformas legislativas.
La evolución de estas políticas plantea interrogantes sobre si han sido principalmente reactivas a amenazas emergentes o parte de una estrategia proactiva a largo plazo.
Puntos de inflexión clave en la historia de la seguridad
Varios momentos pueden considerarse puntos de inflexión en la trayectoria de seguridad de Yucatán:
- Principios de la década de 2000: Giro hacia un modelo de “securitización”.
- 2013: Implementación del modelo de “Policía Coordinada”.
- 2016-2019: Lanzamiento de programas de inversión a gran escala como “Escudo Yucatán” y “Yucatán Seguro”.
- c. 2017-2018 y 2020-2021: Se registran periodos con incrementos notables en ciertos tipos de delitos y en la percepción de inseguridad.
Factores tras la seguridad en Yucatán: ¿Qué hay detrás de las cifras?
La relativa seguridad de Yucatán no es producto de un solo factor, sino de una compleja interacción de elementos que abarcan la gobernanza, las dinámicas socioeconómicas, el tejido sociocultural y el contexto geopolítico.
Gobernanza y fortaleza institucional
La estructura de gobernanza y la capacidad de las instituciones del estado juegan un papel primordial en el mantenimiento de la seguridad.
- Estrategias de seguridad pública, inversiones y adopción tecnológica: Yucatán ha implementado ambiciosos programas de seguridad, destacando “Escudo Yucatán” y “Yucatán Seguro”. El gobierno estatal ha enfatizado una estrategia basada en la coordinación interinstitucional, el uso intensivo de tecnología y la mejora del bienestar de los cuerpos policiales.
- Capacidades de las fuerzas del orden y coordinación interinstitucional: El modelo de “Policía Coordinada”, operativo desde 2013, articula los esfuerzos de la policía estatal con las 106 policías municipales de Yucatán. Se ha puesto énfasis en la capacitación y profesionalización de los elementos policiales.
- El papel del sistema de justicia y el estado de derecho: Yucatán ha mostrado indicadores positivos en cuanto al Estado de Derecho. Sin embargo, estos logros contrastan con la persistente y elevada “cifra negra” de delitos no denunciados o no investigados.
Dinámicas socioeconómicas
Los factores económicos y sociales son determinantes en la configuración de la seguridad de cualquier región.
- Desarrollo económico, desigualdad y empleo: Yucatán ha experimentado un notable crecimiento económico, pero este panorama de prosperidad coexiste con desafíos importantes como la alta tasa de informalidad laboral y la desigualdad en la distribución del ingreso.
- Cohesión social, migración y participación comunitaria: Tradicionalmente, se percibe que Yucatán posee una fuerte cohesión social. Sin embargo, el rápido crecimiento demográfico y la migración pueden ejercer presión sobre este tejido social.
Tejido sociocultural
La cultura y las normas sociales inherentes a Yucatán también son factores relevantes.
- Influencia del patrimonio maya y normas sociales tradicionales: La influencia de esta cultura ancestral, con su énfasis en la comunidad y mecanismos distintivos de resolución de conflictos, podría contribuir a mantener bajos niveles de ciertos tipos de delitos o a un control social informal más efectivo.
- Cultura cívica y participación ciudadana en la seguridad: El gobierno estatal y los mandos de seguridad suelen destacar la importancia de la colaboración ciudadana y la confianza en las instituciones para el mantenimiento de la paz.
Contexto geopolítico y ambiental
La ubicación geográfica y las dinámicas regionales también inciden en la seguridad de Yucatán.
- Geografía peninsular: Ventajas y vulnerabilidades: La geografía de Yucatán, como parte de una península, le confiere un relativo aislamiento. No obstante, esta geografía también presenta vulnerabilidades como la proximidad con Quintana Roo y sus extensas costas.
- Influencias transfronterizas y dinámicas de seguridad regional: Yucatán no es una isla impermeable a las dinámicas de seguridad de sus vecinos.
Perspectivas críticas: Los desafíos que acechan a Yucatán
Si bien Yucatán goza de una reputación de seguridad, un análisis experto requiere examinar las narrativas predominantes con una lente crítica, identificando matices, posibles costos ocultos y vulnerabilidades futuras.
Más allá de los titulares: Disparidades internas y datos delictivos
La imagen de Yucatán como un estado uniformemente seguro se matiza al profundizar en los datos. Aunque las tasas generales de delitos violentos son bajas, ciertos delitos específicos muestran una prevalencia preocupante. Además, existe desigualdad en la distribución de la seguridad dentro del propio estado.
Escrutinio de los modelos de seguridad: Eficacia, derechos humanos y confianza pública
El modelo de seguridad implementado en Yucatán, ha sido objeto de escrutinio. Han surgido críticas importantes respecto a sus métodos y consecuencias, como un incremento de detenciones arbitrarias y violaciones a los derechos humanos.
El fantasma del crimen organizado y vulnerabilidades futuras
A pesar de que las autoridades yucatecas suelen minimizar o negar la presencia activa del crimen organizado en la entidad, diversos análisis indican que estos grupos sí tienen operaciones en Yucatán. La proximidad geográfica con Quintana Roo representa una vulnerabilidad constante.
La aparente tranquilidad de Yucatán, podría ser más frágil de lo que se percibe.
“La narrativa oficial de seguridad en Yucatán, si bien respaldada por bajos índices de ciertos delitos de alto impacto y una alta percepción de seguridad, podría estar sustentada en una visibilidad selectiva del fenómeno delictivo.”
Ecuación de seguridad en Yucatán: Conclusiones y recomendaciones
El análisis de la seguridad en Yucatán revela un panorama complejo, caracterizado por notables fortalezas pero también por debilidades subyacentes y paradojas significativas.
Análisis consolidado: Fortalezas, debilidades y paradojas
- Fortalezas: Alta percepción de seguridad, bajas tasas de delitos violentos, inversión estatal en seguridad, coordinación policial, factores socioculturales únicos.
- Debilidades: Elevada “cifra negra”, prevalencia de ciertos delitos no violentos, preocupaciones sobre derechos humanos, creciente desigualdad socioeconómica, vulnerabilidad al crimen organizado, limitaciones en los datos históricos.
- Paradojas: Coexistencia de alta percepción de seguridad con victimización no denunciada, potencial generación de vulnerabilidades por el crecimiento económico, tensión entre el aparato de seguridad y la garantía de derechos.
Recomendaciones para un Yucatán más seguro
- Abordar la “cifra negra” y fortalecer la confianza en el sistema de justicia integral: Simplificar y digitalizar los mecanismos de denuncia, crear unidades especializadas, garantizar procesos de investigación transparentes, fortalecer los servicios de atención a víctimas, implementar mecanismos de supervisión policial.
- Equilibrar la securitización con un enfoque de policía comunitaria y de derechos humanos: Integrar la capacitación en derechos humanos, expandir programas de policía de proximidad, establecer mecanismos para la denuncia de abusos policiales, invertir en programas de prevención social del delito.
- Atender las disparidades socioeconómicas y promover un crecimiento inclusivo: Implementar programas sociales focalizados, desarrollar políticas para reducir la informalidad laboral, asegurar una distribución equitativa de los servicios públicos, gestionar los procesos de desarrollo urbano de manera sostenible.
- Fortalecer la inteligencia regional y las medidas proactivas contra el crimen organizado: Mejorar el intercambio de inteligencia con autoridades federales y estatales, enfocar los esfuerzos en la detección de las redes logísticas y financieras del crimen organizado, abordar el narcomenudeo, mantener el control en puntos estratégicos.
- Invertir en la recopilación y análisis de datos longitudinales robustos sobre seguridad: Impulsar la digitalización de los registros históricos, asegurar la aplicación de metodologías consistentes, fomentar la investigación académica independiente, desarrollar un sistema estatal de indicadores de seguridad.
¿Podrá Yucatán mantener su estatus de estado seguro ante las crecientes presiones internas y externas? La respuesta está en la capacidad de adaptarse a las nuevas realidades y construir un modelo de seguridad más integral y equitativo.