CANCÚN.- Cuando Wilma se convirtió en tormenta tropical con nombre el 17 de octubre de 2005, igualó un récord que databa de 1933, por el mayor número de tormentas con nombre en una sola temporada. Un día después, al alcanzar la categoría de huracán, volvió a empatar otro registro histórico: el de 1969, con el mayor número de huracanes formados en una temporada del Atlántico.
Pero el verdadero récord llegó la mañana del 19 de octubre, cuando Wilma pasó de tormenta tropical a huracán categoría 5 en apenas unas horas. En ese momento, rompió la marca de la presión atmosférica más baja jamás registrada en la Cuenca Atlántica, un indicador directo de su intensidad: a menor presión, mayor fuerza destructiva.
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El satélite de la Misión de Medición de Lluvias Tropicales (TRMM) captó a Wilma acercándose a la Península de Yucatán a las 00:55 UTC del 21 de octubre (20:55 EDT del 20 de octubre). La imagen tridimensional obtenida mostró un ojo perfectamente definido, con nubes que se elevaban más de 10 kilómetros sobre el océano.




El radar del TRMM reveló un anillo interno cerrado de lluvias intensas, rodeado de otros anillos concéntricos con precipitaciones más moderadas. Estas estructuras curvas alrededor del ojo confirmaban una circulación altamente desarrollada, característica de los huracanes más poderosos.
En ese momento, Wilma era ya un huracán categoría 4, con vientos sostenidos de 240 km/h (150 mph), según el Centro Nacional de Huracanes. Alcanzaría su punto máximo poco después, con vientos de hasta 280 km/h (175 mph).
Mientras avanzaba lentamente hacia el noroeste, su trayectoria apuntaba directamente a Cozumel, México, antes de continuar hacia el Golfo de México y finalmente tocar tierra en la costa oeste de Florida.
El resto, como suele decirse, es historia.