
Francisco J. Rosado-May
fjrmay@hotmail.com
Medios impresos y, especialmente, electrónicos contienen en forma conspicua información relacionada con teorías de conspiración, que no solo no se han podido evitar, sino que cada vez son más sofisticadas al grado que incluso personas inteligentes llegan a creerlas.
De acuerdo con Wikipedia (https://es.wikipedia.org/wiki/Teoría_conspirativa) una teoría conspirativa es una explicación de un suceso o situación que afirma la existencia de una conspiración por parte de grupos poderosos y siniestros, a menudo con motivación política, cuando otras explicaciones son más probables.
Un ejemplo reciente es la noticia e imagen que se publicó mostrando a los jefes de Estado de Francia, Inglaterra y Alemania sentados en un vagón de ferrocarril rumbo a Kiev para encontrarse con el presidente de Ucrania. En esa reunión anunciaron un ultimátum a Rusia para parar la guerra por 30 días. El gobierno de Francia tuvo que salir a desmentir la falsa noticia, El País publicó el 13 de mayo pasado un artículo de LC Pinzón con detalles de la falsedad de la noticia. Otros ejemplos son la creencia de que la tierra es plana, y que en las vacunas contra el covid se inyectaba un chip.
Cada vez hay más casos que muestran que las teorías de la conspiración no solo son aceptadas por personas con poco entrenamiento académico, sino que también quienes son considerados inteligentes las “compran”. Al respecto, en 2024 Michael Shermer, autor the Bestsellers según el NY Times, publicó el libro “Conspiración, ¿Por qué lo racional cree lo irracional?” Al revisar el libro Lewis publicó en Psychology Today explicaciones que aún son válidas: a) La creencia en conspiraciones irracionales es un fenómeno generalizado, no marginal; todos somos susceptibles de caer en el juego; b) Hay sesgos cognitivos que facilitan la aceptación de las teorías; c) No es irracional estar alerta a posibles conspiraciones; d) La mayoría de las personas tenemos creencias que se contradicen ante evidencia, impulsadas por pensamiento intuitivo en lugar del pensamiento empírico.
Novella, en su libro “Guía del universo para escépticos”, 2020, señala que nuestros cerebros tienden a buscar patrones para un orden, lo que nos hace ver hechos inconexos como si estuvieran relacionados.
En México estamos muy expuestos a información proveniente de diferentes fuentes electrónicas. El grupo Statista publicó en marzo 2025 que el 96.6 de la población se informa por Whatsapp, 91.6 por Facebook, 80.6 por Instagram, 78.6 % por TikTok. No se puede olvidar el dato que dio a conocer la UdG el 24 de agosto 2018: México en el lugar 107 de 108 en índice de lectura UNESCO, según N. Rodríguez en el boletín 241. Adicionalmente tenemos el dicho “piensa mal y acertarás”, un entorno de chisme muy arraigado y críticas al nivel de educación en todos los niveles.
Necesitamos mejorar nuestra formación en pensamiento crítico, a menos que aceptemos la teoría que dice que un pueblo con bajo nivel educativo es presa fácil de intereses políticos y económicos y de que hay un plan para formar gobierno único controlado por la plutocracia.
Punto y aparte.
Agradezco al lector que me hizo una observación correcta. En mi anterior entrega mencioné que los gobiernos tienen el derecho de designar funcionarios sin capacidad probada para el cargo que van a ejercer. La observación fue que la Ley vigente de Servicio Público de Carrera en Q Roo establece que el mérito es obligación. ¡Muchas gracias!