La tragedia golpeó a Australia el 14 de diciembre de 2025, cuando un tiroteo masivo en la popular playa Bondi de Sydney dejó al menos 11 personas muertas y 29 heridas, incluidos dos agentes de policía. El ataque, ocurrido precisamente en el primer día de Janucá, fue inmediatamente declarado un incidente terrorista por las autoridades australianas, quienes señalan que la acción iba dirigida específicamente contra la comunidad judía que celebraba la festividad.
Los hechos: un ataque coordinado durante Janucá
El suceso se reportó en Bondi Beach, en Sydney, Australia. Según la Policía de Nueva Gales del Sur, la masacre ocurrió mientras la comunidad judía se congregaba para celebrar Janucá. Alex Ryvchin, codirector ejecutivo del Consejo Ejecutivo de la Judería Australiana, declaró que el tiroteo se dio durante un evento festivo en la playa.
«Esta es la comunidad judía en su mejor momento, reuniéndose para celebrar una ocasión feliz. Si fuimos atacados deliberadamente de esta manera, es algo de una magnitud que ninguno de nosotros podría haber imaginado jamás. Es algo horrible”, indicó Ryvchin, añadiendo que su asesor de prensa resultó herido en el atentado.
Los servicios de emergencia y la policía establecieron una zona de exclusión y cordones en la zona, y las imágenes aéreas mostraron la magnitud de la tragedia, con personal de emergencia atendiendo a los heridos y asegurando el perímetro.
Búsqueda de un posible tercer atacante y artefactos explosivos
La Policía de Nueva Gales del Sur confirmó que fueron identificados dos sospechosos directamente involucrados en el tiroteo.
- Uno de los atacantes está muerto.
- El otro se encuentra en estado crítico en el hospital.
Adicionalmente, los agentes de policía están investigando la posibilidad de que hubiera un tercer autor involucrado en el ataque.
La policía también informó sobre hallazgos críticos en la escena. Se localizó un artefacto explosivo improvisado en un vehículo en Bondi, el cual estaba vinculado al atacante fallecido. Además, el comunicado de la Policía señaló que “varios objetos sospechosos localizados en las inmediaciones están siendo examinados por agentes especializados”.
Las autoridades de Sydney también indicaron que “no hay reportes” de otros incidentes en la ciudad relacionados con este suceso.
Testimonios y reacción oficial
Las escenas en la playa Bondi fueron descritas como de pánico masivo. Harry Wilson, un residente local de 30 años que presenció el tiroteo, relató al Herald: “Vi al menos a 10 personas en el suelo y sangre por todas partes”.
Amy Gunia, redactora de reportajes de CNN, quien se encontraba de vacaciones en Sydney, describió el momento en que escuchó los “estallidos” cerca del Bondi Pavillion. «Muy rápido, la situación se volvió de pánico, todos corrían y los autos pasaban tan rápido como podían, fue como un pánico masivo”, relató, y agregó que, como estadounidense, había una “sensación de incredulidad de que algo así pudiera pasar en Australia”.
El primer ministro de Australia, Anthony Albanese, emitió un comunicado calificando las escenas en Bondi como “impactantes y angustiosas”.
«La Policía y los servicios de emergencia están en el lugar trabajando para salvar vidas”, añadió Albanese, quien instó a la gente a evitar la zona mientras la operación policial seguía en curso.
The 2 dogs in Bondi Beach have been neutralised pic.twitter.com/lTeEyrVyv7
— Sam E (@Sm137023) December 14, 2025
Un contexto de alta tensión y antecedentes
El atentado de Bondi Beach resuena con un antecedente doloroso en la historia reciente de Sydney: el ataque ocurre casi exactamente 11 años después de que un hombre armado tomara como rehenes a 18 personas en el Lindt Cafe. En ese enfrentamiento de 16 horas murieron dos rehenes y el atacante.
Este ataque masivo contra la comunidad judía ocurre también en un momento de tensión creciente. Las fuentes indican que Australia introdujo recientemente penas de prisión obligatorias para delitos de odio, a raíz del aumento del antisemitismo en el país. El 11 de diciembre de 2024, días antes del tiroteo, se había fotografiado un grafiti antiisraelí pintado en una pared en Sídney, evidenciando un clima social polarizado.
La magnitud del ataque, dirigido contra una celebración religiosa, plantea preguntas profundas sobre la seguridad interna y la gestión de delitos de odio en Australia. La conexión entre el atacante fallecido, el artefacto explosivo improvisado y el claro objetivo religioso, reconfigura la amenaza de terrorismo en el país, forzando a las autoridades a investigar si este incidente es un evento aislado o el síntoma de una radicalización más profunda.
