Caracas. En un movimiento que eleva la tensión regional, Nicolás Maduro ha ratificado el despliegue de 25 mil efectivos de la Fuerza Armada en zonas fronterizas con Colombia y el Caribe, mientras la relación con Estados Unidos se deteriora rápidamente. Esta movilización se da en un contexto donde barcos estadounidenses patrullan aguas cercanas a Venezuela.
La escalada de tensión: Defensas soberanas ante advertencias de Washington
La decisión de Caracas surge en un momento crítico. Fuentes del gobierno de Donald Trump no descartan ataques en territorio venezolano contra instalaciones atribuidas a cárteles de la droga. La semana pasada, la flota estadounidense hundió un bote con 11 presuntos narcotraficantes que, según el ahora Departamento de Guerra, salieron de Venezuela. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha amenazado incluso con derribar aviones venezolanos que supongan una amenaza para su despliegue naval, el cual su versión oficial enfoca en combatir el narcotráfico.
El presidente Maduro, en un mensaje en redes sociales, afirmó: «Ordené el despliegue de 25 mil hombres y mujeres de nuestra gloriosa Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB)». Esta declaración fue respaldada por el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, quien junto al «Estado Mayor Superior de la Fuerza Armada», había anunciado «un refuerzo especial» al despliegue existente.
El despliegue estratégico y sus justificaciones
La movilización de los 25 mil militares, detallada por Padrino López, incluye 10 mil efectivos iniciales a los que se suman 15 mil adicionales, equipados con medios navales, fluviales y drones. Este contingente, según fuentes militares, se añade a los 123 mil efectivos de la Fuerza Armada de Venezuela, más los 220 mil milicianos que Maduro asegura ya han sido llamados a filas y serán movilizados en los próximos días.
Zonas estratégicas reforzadas
El despliegue busca reforzar las operaciones de las «Unidades de Reacción Rápida (URRAS)» en la «Zona Binacional de Paz», denominación de Maduro para la frontera con Colombia en los estados de Táchira y Zulia.
También se intensifica la vigilancia en la fachada caribeña, abarcando las costas de la Guajira y el estado Falcón, crucial por albergar las refinerías de petróleo más importantes del país. La presencia militar se amplía hacia la fachada oriental Caribeña-Atlántica, cubriendo los estados Nueva Esparta, Sucre y Delta Amacuro, este último fronterizo con Guyana.
El desplazamiento de personal y equipo militar incluye la Sierra de Perijá, una región donde, según autoridades colombianas, operan grupos de narcotraficantes y guerrilleros. Además, Padrino dijo que se refuerza la vigilancia en rutas de narcotráfico en el norte de la Guajira y en Falcón.
La defensa de la soberanía como objetivo primordial
Maduro ha sido enfático sobre el propósito de este despliegue. «Esta movilización tiene como objetivo primordial la defensa de la soberanía nacional, la seguridad del país y la lucha por la paz. ¡A Venezuela la defendemos las venezolanas y los venezolanos!», declaró el mandatario. En sintonía, el ministro Padrino advirtió: «Nadie va a venir a hacer lo que nos corresponde a nosotros», refiriéndose a las operaciones de patrullaje en el espacio terrestre, aéreo y naval de Venezuela.
En un tablero geopolítico cada vez más complejo, la movilización militar venezolana no es solo una declaración de fuerza, sino un claro mensaje a Washington sobre la inviolabilidad de su territorio. ¿Será suficiente para disuadir futuras acciones o es el preludio de una escalada aún mayor en el Caribe?