Un encuentro tenso e histórico en Corea del Sur entre el líder chino Xi Jinping y el presidente estadounidense Donald Trump ha puesto fin a meses de escalada. La cumbre parece haber logrado avances significativos para estabilizar la volátil relación y cerrar un nuevo acuerdo comercial China EE. UU. 2025. Tras la reunión, Trump aseguró a periodistas que ya habían acordado «prácticamente todo».
El consenso inesperado estabiliza la relación más tensa del mundo
La reunión bilateral entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder chino, Xi Jinping, celebrada este jueves al margen de una cumbre internacional en Corea del Sur, ha marcado un punto de inflexión. El encuentro, el primero entre los líderes en seis años, parece haber logrado avances importantes para resolver las fricciones en la relación entre las dos economías más grandes del mundo y superpotencias rivales.
Tras concluir su gira de cinco días por Asia y a bordo del Air Force One, Trump comunicó a los periodistas que él y Xi habían alcanzado un acuerdo comercial que podría firmarse «muy pronto». Por su parte, Xi Jinping también confirmó el «consenso» alcanzado para resolver «importantes cuestiones económicas y comerciales».
El líder chino instó a ambas partes a la acción inmediata:
- “Perfeccionar y finalizar el trabajo de seguimiento lo antes posible”.
- “Mantener e implementar el consenso y ofrecer resultados tangibles”.
Según un comunicado chino, Xi enfatizó que las relaciones económicas y comerciales deben ser el «lastre y el motor» de los vínculos sino-estadounidenses, y no un «obstáculo o un punto de conflicto». En declaraciones previas a las conversaciones, Trump elogió a Xi como el «gran líder de un gran país» y expresó su creencia de que tendrían una «relación fantástica durante mucho tiempo».
Los puntos clave del pacto: aranceles, tecnología y fentanilo
El acuerdo alcanzado busca mantener en vigor una tregua que, a principios de año, frenó la escalada arancelaria de ambas partes. El consenso abarca varios temas críticos que han sacudido la economía mundial durante meses, desde productos de alta tecnología hasta el transporte marítimo.
Modificaciones en tarifas y comercio
Estados Unidos acordó una reducción del 10 % en los aranceles vigentes aplicados a las importaciones chinas. Sin embargo, Trump declaró que, pese a esta reducción, el arancel general sobre los productos chinos se elevaría al 47 %. China, por su parte, se comprometió a realizar los ajustes correspondientes a sus aranceles estadounidenses.
El acuerdo también contempla acciones específicas en el sector agrícola y logístico:
- Comercio Agrícola: China incrementará las compras de «cantidades ingentes» de soja estadounidense, y ambas partes llegaron a un consenso para ampliar el comercio agrícola.
- Logística: Beijing anunció la suspensión de las tasas portuarias recíprocas que se aplicaban a los sectores navieros del otro país.
Controles de exportación y minerales estratégicos
Ambos países encontraron puntos en común respecto a sus controles de exportación, un área clave de fricción en la rivalidad tecnológica.
Según un comunicado de Beijing:
- Suspensión china: Las partes chinas suspenderán durante un año la aplicación de amplios controles a la exportación de minerales de tierras raras.
- Suspensión estadounidense: Estados Unidos pondrá fin, también por un año, a una norma anunciada en septiembre que buscaba ampliar enormemente el número de empresas chinas a las que se les restringe la compra de ciertas tecnologías estadounidenses.
Trump señaló que este acuerdo eliminaría los obstáculos a la exportación de materiales estratégicos y críticos y que podría renovarse anualmente, aunque no mencionó explícitamente la suspensión de las normas estadounidenses.
La lucha contra el fentanilo
Un compromiso clave del acuerdo, según Trump, fue la promesa de Xi Jinping de intensificar las medidas contra el papel de China en el flujo del letal fentanilo hacia Estados Unidos.
La sombra de la rivalidad: tecnología de punta y pruebas nucleares
Si bien la reunión, que duró 1 hora y 40 minutos, brindó un espacio para estabilizar la relación, la profunda tensión geopolítica persiste, especialmente en el ámbito de la tecnología y la seguridad nacional.
Obstáculos tecnológicos
La principal preocupación de China, relativa a los controles a las exportaciones estadounidenses que bloquean su acceso a tecnología de punta, incluidos los semiconductores, fue objeto de debate. Estos controles son parte de los esfuerzos de Estados Unidos para garantizar su seguridad nacional frente a una China cada vez más asertiva. Sin embargo, no pareció haber dado lugar a ningún avance significativo en la cumbre. Estados Unidos busca limitar el acceso de China a la alta tecnología, como los semiconductores avanzados, necesarios para impulsar la inteligencia artificial (IA).
La orden de pruebas nucleares
Momentos antes de aterrizar en Busan para la cumbre, Trump pareció elevar la importancia de la reunión al anunciar el fin de una moratoria de más de tres décadas sobre las pruebas nucleares estadounidenses.
El presidente Trump escribió que, debido a los programas de pruebas de otros países, había ordenado al Departamento de Guerra iniciar las pruebas de armas nucleares estadounidenses «en igualdad de condiciones». El mandatario afirmó que Estados Unidos «tiene más armas nucleares que cualquier otro país», nombrando a Rusia en segundo lugar y a China «en un distante tercer puesto», que se está acercando. No obstante, no quedó claro a qué se refería, ya que ninguno de los tres países ha realizado pruebas desde la década de 1990.
Este anuncio se sumó a otros giros inesperados previos a la reunión, incluyendo las dudas abiertas de Trump sobre si el encuentro se llevaría a cabo y las amenazas de aranceles adicionales en las semanas anteriores. Las negociaciones comerciales de última hora llevadas a cabo por altos funcionarios en Kuala Lumpur, Malasia, fueron cruciales para encarrilar la cumbre.
Un respiro en una rivalidad volátil
El consenso alcanzado en Corea del Sur representa una victoria para ambas partes. Para China, que busca previsibilidad en sus relaciones con Estados Unidos mientras avanza rápidamente hacia la autosuficiencia en tecnología estadounidense. Para Trump, la reunión con Xi representa un broche final para una intensa actividad de acuerdos en toda Asia.
Sin embargo, este acuerdo es solo una piedra angular en una espinosa y volátil rivalidad entre grandes potencias: la superpotencia democrática mundial y una China autoritaria, cuya creciente asertividad militar bajo el mandato de Xi en los mares de China Oriental y Meridional inquieta a los aliados de Estados Unidos en la región. Si bien ambas partes consideraron la reunión a nivel de líderes como clave para estabilizar la relación, el trasfondo de la disputa estructural y el desequilibrio comercial aseguran que la estabilidad sea, por ahora, un objetivo temporal.







