Trump y la DEA: Nueva presión sobre Sheinbaum en seguridad binacional

Trump intensifica la presión sobre Sheinbaum usando la DEA en la negociación de seguridad binacional. Analizamos la estrategia y las implicaciones de esta compleja relación DEA México.
Trump y la DEA: Nueva presión sobre Sheinbaum en seguridad binacional

Donald Trump ha desatado una nueva ofensiva en la relación bilateral, utilizando a la DEA como herramienta de presión contra el gobierno de Claudia Sheinbaum. Esta táctica, que intensifica la compleja relación DEA México, se da mientras ambas naciones negocian un acuerdo integral de seguridad. Esta estrategia de presión forma parte del habitual «arte de la negociación» del exmandatario estadounidense, buscando obtener mayores beneficios en materia de seguridad.

La estrategia de presión de Washington y la respuesta mexicana

Especialistas coinciden en que la estrategia de Trump se basa en presionar y aflojar. No obstante, México podría capitalizar la disposición de Washington para abordar a los grupos criminales y fortalecer la seguridad interna. La presidenta Claudia Sheinbaum había percibido una relación bilateral basada en el respeto entre iguales, lejos de la subordinación, antes de este nuevo pulso.

El reciente disenso gira en torno al «proyecto portero», un supuesto programa de seguridad conjunto. Según la DEA, este consistía en el adiestramiento de agentes mexicanos para «desmantelar» organizaciones del crimen organizado en la frontera, particularmente en el oeste, una zona clave para el tráfico ilícito de fentanilo, metanfetamina y cocaína hacia Estados Unidos. La agencia antidrogas detalló que las capacitaciones serían impartidas por sus militares, fiscales y funcionarios de inteligencia en escuelas policiales de EE UU.

En contraste, la presidenta Sheinbaum minimizó el alcance de este adiestramiento, describiéndolo como «un taller en Texas» para apenas cuatro investigadores mexicanos. En esencia, la mandataria negó el restablecimiento pleno de las relaciones con la DEA, que se enfriaron y tornaron hostiles durante el sexenio de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, quien limitó el margen de acción de los agentes extranjeros en el país.

El historial de la DEA en México y las tensiones persistentes

Raúl Benítez Manaut, especialista en seguridad y académico del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM, enfatiza que «la DEA está muy quemada en México», a diferencia de otras instituciones estadounidenses como el Departamento de Seguridad Nacional o el Pentágono, que mantienen una comunicación más estable. «El gobierno de México escucha ‘DEA’ y parece que llegó el diablo, con ellos no quieren nada», destaca.

El relanzamiento de la DEA por parte de Trump se alinea con su reforzada política intervencionista en México. Benítez Manaut explica que la aversión a la DEA radica en sus recurrentes anuncios sobre «narcopolíticos» y su historial de acciones intervencionistas en territorio mexicano. La agencia antidrogas de EE UU, según el académico, «no quiere morir» y mantiene una lucha de poder con sus contrapartes mexicanas, experimentando también «resentimiento hacia México».

La presidenta Sheinbaum ha recordado dos eventos que, a su juicio, ilustran los excesos de la dependencia estadounidense:

  • Operativo contra Arturo Beltrán Leyva (2009): Tras el abatimiento del narcotraficante en Morelos, se desató una cruenta persecución contra las familias de los efectivos mexicanos participantes.
  • Captura de Salvador Cienfuegos (2021): El exsecretario de la Defensa fue detenido y acusado por narcotráfico, provocando un enorme malestar en el gobierno de López Obrador, lo que derivó en una reforma constitucional para limitar la «manga ancha» de gobiernos anteriores (PRI y PAN) a los agentes estadounidenses.

Méritos mexicanos insuficientes y oportunidades geopolíticas

El internacionalista Arturo Rocha advierte que este «movimiento de ajedrez con el caballo de la DEA» sugiere que, para Trump, los notables logros de México en seguridad no son suficientes. El gobierno de Sheinbaum ha reducido los flujos migratorios a mínimos históricos, efectuado decomisos de fentanilo sin precedentes, capturado a numerosos narcotraficantes y extraditado a EE UU a medio centenar de criminales de alto perfil, todo a solicitud de Trump desde enero.

A pesar de estos logros, Washington simultáneamente endurece su postura: sanciona a tres bancos mexicanos por presunto lavado de dinero del narco, autoriza a su Ejército a atacar grupos criminales más allá de su frontera (con las implicaciones de soberanía que esto conlleva) y denuncia actos de corrupción en Pemex.

Rocha, quien fue coordinador de Estrategia para América del Norte de la Cancillería durante el sexenio de López Obrador, subraya: «sí hay una ambición por parte de Estados Unidos de que se haga más». Aunque Estados Unidos reconoce y aplaude la cooperación existente, que ha generado «mucho capital diplomático», «al mismo tiempo no le es suficiente». En el contexto de la lucha geopolítica global de Trump, «México es más necesario para Estados Unidos» que otros países, lo que, según Rocha, fortalece la posición del país latinoamericano frente a Trump.

Existe la oportunidad de «poner orden en casa», señala Rocha, refiriéndose a «facciones dentro de Morena con vínculos a organizaciones criminales». Combatir la corrupción y el crimen «dará aún más legitimidad» a Sheinbaum y le otorgará «crédito, espacio y tiempo en Washington» para demostrar que la estrategia de seguridad no es de «miedo a los carteles», sino una propuesta más integral contra el crimen organizado y sus infiltraciones gubernamentales. El objetivo primordial es «desescalar las tensiones y encauzar los conflictos en acuerdos institucionales». La presidenta Sheinbaum ha indicado que, si bien difícilmente se reabrirán las puertas a la DEA por completo, la postura de su administración hacia Trump es de apertura, disposición y ánimo de colaborar, siempre y cuando sea en condiciones de igualdad.

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