Washington. El presidente Donald Trump está amenazando con bloquear un nuevo acuerdo para un estadio si el equipo de la NFL de Washington no restaura su nombre a un término despectivo. Esta postura presidencial ha reavivado una década de conflicto cultural y pone en el centro la salud mental de nativos americanos y el uso de estereotipos indígenas en el deporte.
La amenaza presidencial y el dilema de los nombres
El presidente Donald Trump ha lanzado una advertencia directa: el equipo de la NFL de Washington debe restaurar su antiguo nombre, un término despectivo, o enfrentará el bloqueo de un nuevo acuerdo para su estadio. Esta postura ignora décadas de investigaciones psicológicas que demuestran los impactos negativos en la salud mental de los nativos americanos debido a las mascotas con estereotipos indígenas.
Mark Macarro, presidente del Congreso Nacional de Indios Americanos, señaló que el presidente Trump está exigiendo a una empresa privada restaurar un nombre que investigadores han vinculado a una variedad de resultados negativos en la salud mental, particularmente en los niños. La organización, que ha luchado contra los estereotipos nativos americanos desde la década de 1950, incluidas las mascotas deportivas, considera esta acción un retroceso. “Este es un gran recordatorio con esta administración de que vamos a dar algunos pasos hacia atrás”, afirmó Macarro. “Tenemos nuestros estudios, tenemos nuestras pruebas, y podemos demostrar que esto causa un daño real.”
Davis Ingle, portavoz de la Casa Blanca, afirmó en un comunicado que el presidente cree que las franquicias que cambiaron sus nombres para “complacer a la izquierda progresista” deberían restaurar inmediatamente sus nombres originales. “Gracias al presidente Trump, los días de la corrección política y la cultura de la cancelación han terminado”, expresó Ingle.
Presión sobre los Comandantes de Washington
Bajo la presión de décadas de activismo, los Pieles Rojas de Washington —un término despectivo y posiblemente el ejemplo más flagrante— retiraron el nombre en 2020. Finalmente, el equipo optó por el nombre de los Comandantes. Más tarde ese mismo año, los Indios de Cleveland también cambiaron su nombre a los Guardianes.
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Décadas de evidencia: el daño psicológico a los pueblos nativos
Más de dos décadas de investigación sobre las mascotas nativas han demostrado sus consecuencias negativas. Estos estudios revelan que tales representaciones conducen a tasas más altas de depresión, autolesiones, abuso de sustancias e ideación suicida entre los pueblos indígenas, con un impacto aún mayor en los niños. Citando estos datos, la Asociación Americana de Psicología ha recomendado el retiro de las mascotas nativas desde 2001.
Steph Cross, profesora de psicología e investigadora en la Universidad de Oklahoma y ciudadana de la Nación Comanche, explicó que, si bien los argumentos populares en defensa de las mascotas se basan en que “honran” a los pueblos nativos o que las críticas son solo por “sentirse ofendido”, la ciencia ha aportado claridad. “Sentirse ofendido ni siquiera es realmente el problema. Eso es un síntoma”, comentó Cross. La investigadora añadió que las mascotas nativas no solo son perjudiciales para los pueblos indígenas, sino que también refuerzan los prejuicios raciales entre los no nativos, incluidas las personas que trabajarán directamente con los pueblos nativos, como los profesionales de la salud y los maestros. “Pienso en estas personas que van a trabajar con niños nativos, ya sea que se den cuenta de eso o no, y cómo pueden tener estos prejuicios de manera no intencionada”, dijo Cross.
Stephanie Fryberg, profesora en la Universidad Northwestern y miembro de las Tribus Tulalip, una de las principales investigadoras del país sobre las mascotas nativas, afirmó que “el impacto final, ya sea consciente o inconsciente, es el sesgo en la sociedad estadounidense”. Su trabajo ha demostrado que las mascotas nativas aumentan el riesgo de daño psicológico real, especialmente para los jóvenes nativos. Fryberg concluyó que “honrar a los pueblos nativos significa poner fin a la deshumanización tanto en el imaginario como en la política”.
La persistencia de estereotipos y la respuesta institucional
A pesar de la creciente evidencia y el cambio en algunos equipos, la controversia por los nombres de equipos deportivos persiste. Los Jefes de Kansas City de la NFL y los Halcones Negros de Chicago de la NHL continúan resistiéndose a los llamados para cambiar sus nombres. Los Jefes, si bien han prohibido a los aficionados usar tocados o pintura facial destinados a representar a los nativos americanos en los juegos, se han resistido a prohibir el uso del tomahawk chop, calificado por los críticos como despectivo.
Más de mil 500 escuelas primarias en todo el país —una disminución en los últimos años— todavía usan mascotas nativas, según el Congreso Nacional de Indios Americanos. Estas incluyen nombres como Savages, así como el término despectivo que Trump busca devolver al equipo de Washington.
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En los últimos años, varios estados —incluidos Maine, Oregón, Washington, Colorado y Nueva York— han aprobado leyes o emitido directivas que prohíben o requieren que los distritos cambien las mascotas nativas. No obstante, una ley que las prohíbe en Illinois se estancó este año en el Senado estatal. La administración Trump también ha intervenido en otros esfuerzos para cambiar las mascotas nativas. Este mes, el Departamento de Educación de Estados Unidos lanzó una investigación sobre un distrito escolar público de Long Island que trabaja para retirar su mascota con temática nativa americana. Linda McMahon, secretaria de Educación de Estados Unidos, declaró que “el Departamento de Educación ha sido claro con el estado de Nueva York: no es ni legal ni correcto prohibir las mascotas y logotipos nativos americanos mientras se celebra el imaginario cultural europeo y de otros tipos en las escuelas”.
Cuando se trata específicamente de las escuelas primarias, los impactos negativos en la salud mental de los niños se ven agravados por el hecho de que los estándares de historia de Estados Unidos en gran medida ignoran la historia indígena y rara vez presentan a los nativos americanos como personas modernas. Sarah Shear, profesora e investigadora en la Universidad de Washington, explicó que en 2015, fue parte de un estudio que encontró que el 87 por ciento de las escuelas en Estados Unidos enseñan sobre los nativos americanos solo en un contexto anterior a 1900, una situación que no ha mejorado significativamente. Shear advirtió que la mayoría del currículo tampoco presenta los argumentos contra los estereotipos dañinos, como las mascotas nativas. “Solo en los documentos de estándares”, dijo Shear, “no me sorprende que Trump y otras personas continúen defendiendo que estas mascotas son celebratorias cuando no lo son”.
En este contexto de presiones políticas y evidencia científica irrefutable, ¿es la “corrección política” el verdadero problema, o existe una resistencia más profunda a reconocer y reparar el daño histórico y psicológico infligido a los pueblos nativos americanos?