
Senadores de Morena y aliados han propuesto eliminar el uso obligatorio de la toga y el birrete para los ministros de la Suprema Corte de Justicia. La iniciativa, presentada ante la Comisión Permanente, busca “erradicar símbolos” de lejanía y elitismo en el máximo tribunal del país.
Iniciativa en la comisión permanente para la reforma judicial
La propuesta fue presentada por los senadores Morenistas Laura Estrada Mauro y Antonino Morales, junto a Luis Alfonso Silva Romo del PVEM. Este movimiento se enmarca en un aparente esfuerzo por reconfigurar la percepción del Poder Judicial ante la ciudadanía [Explora más sobre el Poder Judicial aquí].
Modificación a la ley orgánica desde un decreto de 1941
Plantean modificar el artículo cuarto de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación. Actualmente, esa norma, vigente desde un decreto de 1941, obliga a los ministros a portar togas de seda negra y puños blancos durante las sesiones.
Argumentos detrás de la propuesta
En la exposición de motivos, los senadores oaxaqueños detallaron que la reforma busca permitir que ministros y ministras vistan de manera formal o tradicional, “acorde con sus orígenes, costumbres y preferencias”. Resaltan que la “nueva Suprema Corte” debe reflejar cercanía con el pueblo y atender las “injusticias históricas”.
“El pueblo decidió libremente, mediante su voto, elegir a las ministras y ministros de la Suprema Corte. Es momento de que la justicia se represente también en su forma, en su imagen, como una institución que responde al pueblo”.
El simbolismo de la toga judicial bajo la lupa
El senador Morales hizo notar, según el texto, que el hecho de que la “nueva Suprema Corte” será presidida por Hugo Aguilar, descrito como un “jurista indígena oaxaqueño”, representa un cambio histórico y una oportunidad para fortalecer los derechos de los pueblos y comunidades originarias del país. En ese contexto, sostuvo una postura crítica hacia la indumentaria tradicional.
“la toga judicial es un símbolo de la justicia de antes, la de los privilegios y el elitismo”, por lo que debe dejar de usarse. “La justicia que inicia debe vestir la indumentaria de nuestra gente, la gente sencilla y trabajadora del campo y la ciudad”.
Este debate sobre la toga y birrete evidencia una disputa simbólica sobre la imagen y el rol del poder judicial, buscando proyectar una justicia más alineada con la “gente sencilla”, según la narrativa de los impulsores de la iniciativa.