
Una explosión estremeció a Pahalgam, la joya turística de Cachemira, dejando 26 muertos. Desde entonces, India y Pakistán juegan con fuego.
La palabra “Cachemira” vuelve a ser sinónimo de guerra inminente. La reciente escalada militar entre India y Pakistán, dos potencias nucleares históricamente enfrentadas, revive temores globales sobre una confrontación que podría tener consecuencias catastróficas no sólo para Asia, sino para todo el mundo. El detonante: un atentado sangriento en el lado indio de Cachemira que dejó más de dos decenas de civiles muertos.
¿Por qué vuelve a estallar la tensión en Cachemira?
Un ataque brutal con repercusiones regionales
El 22 de abril, 26 personas murieron en un ataque en Pahalgam, localidad turística en el lado indio de Cachemira. El atentado, el más letal contra civiles en la región en más de 20 años, fue rápidamente atribuido por Nueva Delhi a grupos insurgentes apoyados por Pakistán. Islamabad, sin embargo, niega cualquier implicación y pide una investigación “neutral”.
Este suceso desató una ola de declaraciones beligerantes entre ambas naciones, reavivando una disputa territorial que lleva décadas sin resolverse. La tensión escaló rápidamente de lo diplomático a lo militar.
Respuestas cruzadas: amenazas, drones y espacio aéreo cerrado
Declaraciones incendiarias y maniobras militares
El gobierno pakistaní aseguró tener “información de inteligencia creíble” sobre un inminente bombardeo por parte de India en represalia al ataque en Cachemira. En un mensaje categórico, el ministro de Información de Pakistán advirtió que cualquier agresión provocaría una “respuesta decisiva”.
Simultáneamente, el primer ministro indio, Narendra Modi, dio luz verde para que las fuerzas armadas actúen con libertad total: cuándo, cómo y dónde responder queda a su criterio.
Dron derribado y confrontación aérea
La retórica no tardó en traducirse en hechos. Pakistán anunció el derribo de un dron indio, mientras India evitó hacer comentarios. Ambos países se han enfrentado con fuego cruzado durante seis noches consecutivas en la Línea de Control (LDC), la frontera de facto en Cachemira.
Cierre de fronteras y expulsión de diplomáticos
Las hostilidades se extendieron al terreno diplomático. India revocó visados para ciudadanos pakistaníes, cerró el paso fronterizo más importante y restringió el espacio aéreo. En respuesta, Pakistán expulsó diplomáticos indios y tomó medidas similares, aumentando la sensación de que la región está al borde del colapso.
¿Puede estallar una guerra entre dos potencias nucleares?
Lecciones del pasado: 2019 como precedente
Esta no sería la primera vez que India y Pakistán cruzan la línea. En 2019, tras un ataque contra soldados indios, Nueva Delhi ejecutó un bombardeo dentro del territorio pakistaní. Islamabad respondió con una operación aérea. Aunque la crisis se contuvo entonces, dejó claro que la región es un polvorín.
La presión de la opinión pública
Ambos gobiernos enfrentan presión interna para actuar con firmeza. En India, el liderazgo nacionalista de Modi ha construido su narrativa sobre la defensa de la soberanía nacional. En Pakistán, el orgullo militar es parte esencial del tejido político.
Cachemira: una herida abierta desde 1947
Desde su independencia, India y Pakistán se han enfrentado en tres guerras por el control de Cachemira. La región sigue dividida y altamente militarizada. En la zona controlada por India, la insurgencia separatista ha cobrado más de 40 mil vidas desde 1989, alimentando una espiral constante de violencia.
¿Qué hace la comunidad internacional ante la amenaza?
ONU y Estados Unidos: llamados a la moderación
El primer ministro pakistaní, Shehbaz Sharif, ha solicitado al secretario general de la ONU que intervenga. También llamó al secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, para denunciar provocaciones indias. Sin embargo, los pronunciamientos internacionales han sido hasta ahora moderados y vagos.
El silencio de los gigantes: China y Rusia
China, con intereses estratégicos en la región, ha mantenido un perfil bajo. Rusia, cercana a ambas naciones en distintos niveles, tampoco ha intervenido activamente. El mundo observa, pero nadie toma la iniciativa para frenar la escalada.
¿Y si esta vez no hay marcha atrás?
Un conflicto que no sería local
Una guerra entre India y Pakistán no sería un enfrentamiento convencional. Ambas poseen armas nucleares, y sus sistemas de defensa están en alerta máxima. Un error de cálculo, una provocación descontrolada o una respuesta desproporcionada podría desencadenar una catástrofe regional con implicaciones globales.
Escenarios posibles
- Escalada controlada: ataques limitados sin llegar a una guerra abierta.
- Confrontación directa: intercambio militar amplio con miles de víctimas.
- Intervención internacional: una presión multilateral que logre enfriar los ánimos.
El reloj de la guerra avanza en Cachemira
Cada hora que pasa sin diálogo es una hora más cerca del desastre. India y Pakistán se encuentran en una espiral peligrosa, con declaraciones amenazantes, acciones hostiles y una opinión pública alimentada por el nacionalismo. Cachemira, una región atrapada entre dos potencias, podría ser el epicentro de una tragedia global.
La comunidad internacional debe actuar antes de que la historia repita sus peores capítulos. Porque esta vez, con armas nucleares de por medio, el precio sería incalculable.