Una creciente alarma ha encendido las luces rojas en la relación bilateral entre Estados Unidos y México, a raíz de la presunta inacción de Ciudad de México frente al gusano barrenador del ganado. Este conflicto sanitario, que amenaza la multimillonaria industria cárnica estadounidense, se intensifica justo antes de una revisión clave del T-MEC, generando profundas implicaciones comerciales y políticas entre ambas naciones.
Estados Unidos señala falta de protocolos adecuados en méxico
La secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, lanzó una contundente acusación el jueves 25 de septiembre de 2025, señalando que México no ha establecido protocolos adecuados para frenar la propagación del gusano barrenador del ganado del Nuevo Mundo. Desde Washington, Rollins culpó a México de la reciente detección de casos a menos de 113 kilómetros de la frontera estadounidense, atribuyéndolo a la falta de controles sobre el movimiento de ganado y a la insuficiente colocación de trampas para moscas.
Riesgo millonario para la industria cárnica y cronología de la alerta
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) reveló que el 21 de septiembre tuvo conocimiento de un caso de gusano barrenador en Nuevo León, estado mexicano fronterizo con Texas. En cuestión de horas, el USDA había desplegado personal en la región, según explicó Rollins en el Ag Outlook Forum en Kansas City, Misuri. La funcionaria recalcó que el gusano barrenador, aunque aún no ha cruzado la frontera, representa un riesgo multimillonario para la industria cárnica estadounidense. Desde mayo, Estados Unidos mantiene prácticamente cerrada su frontera a las importaciones de ganado mexicano, situación que subraya la gravedad del brote. Rollins fue enfática al afirmar que la reapertura de la frontera al comercio de ganado está supeditada al cumplimiento total de los protocolos de vigilancia acordados.
Acusación directa: Controles inadecuados y trampas ausentes
La secretaria Rollins lamentó la situación encontrada: «desafortunadamente, lo que encontramos es que México no ha aplicado los controles adecuados de movimiento de ganado en las regiones infectadas y no está poniendo las trampas volantes diariamente como prometió, lo que dificulta nuestras capacidades de detección en tiempo real. Esto es inaceptable».
La postura de México: Complejidad y falta de notificación
Desde la contraparte mexicana, la presidenta Claudia Sheinbaum se pronunció el miércoles 24 de septiembre, afirmando que México no había sido notificado por el USDA de ningún cambio en las expectativas de una reapertura de la frontera antes de noviembre. Sheinbaum también destacó la complejidad intrínseca del control del movimiento de ganado dentro de México, una realidad que añade un matiz a las exigencias estadounidenses. Los portavoces del secretario de Agricultura mexicano y de la presidenta Sheinbaum no emitieron comentarios inmediatos ante las solicitudes.
Implicaciones en el acuerdo comercial T-MEC
Este brote ha escalado la tensión entre ambos países en un momento delicado, previo a una revisión del acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC). La situación ha agitado de manera significativa a sus respectivos sectores ganaderos, añadiendo una nueva capa de complejidad a las negociaciones y al futuro de las relaciones comerciales.
La inversión estadounidense en prevención: Moscas estériles
Como parte de su estrategia preventiva, Estados Unidos ha invertido 21 millones de dólares en una instalación ubicada en el sur de México. El objetivo de esta planta es la producción de moscas estériles que se liberan de forma controlada para reducir la población de moscas silvestres que se aparean, una medida clave para contener la propagación del gusano barrenador.
La coyuntura actual plantea un desafío significativo para la diplomacia binacional. ¿Podrán México y Estados Unidos superar sus diferencias en materia sanitaria y evitar que esta plaga afecte aún más la vital relación comercial y el futuro de su acuerdo económico?