
Francisco J. Rosado May
fjrmay@hotmail.com
Durante su discurso ante el poder judicial, del viernes, Trump confirmó que van los aranceles del 25% a México. Días antes Zelenski aceptó el cese al fuego propuesto por Estados Unidos, pero Putin puso trabas. La Unión Europea acordó por unanimidad mantener las sanciones a Rusia, seguir apoyando a Ucrania e incrementar significativamente su inversión en defensa. En China se reunieron representantes de Rusia e Irán y dijeron no a la propuesta de Trump de no avanzar en el desarrollo nuclear de Irán. Y el banco suizo UBS redujo al 0% el crecimiento económico en 2025 para México. ¿Cómo no abordar temas difíciles como el populismo, la democracia y ahora el concepto de hegemonía a través de la acción de partidos políticos? La situación mundial lo amerita.
Las entregas anteriores presentaron evidencia de traslapes peligrosos entre democracia y populismo. Ciertamente, hay una corriente de pensamiento que señala que el modelo político de democracia no logró satisfacer las expectativas de grandes núcleos de población en varios países, y por lo tanto se abrió espacio al populismo. Hay un tercer factor que hace más complejo entender y encontrar salidas para enfrentar los negros nubarrones que se están formando: la hegemonía que acompaña al populismo y que trata de legitimarse mediante ideas y normas (https://concepto.de/hegemonia/).
La hegemonía también está presente en partidos políticos y ha sido motivo de varios estudios. La Revista Mexicana de Derecho Constitucional, y otras publicaciones del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM son fuente de información seria para entender cómo en México y el mundo se han establecido hegemonías de partidos políticos. Un partido hegemónico se caracteriza por tener una influencia determinante en política y decisiones de Estado, y por la búsqueda y ejercicio de control de los diferentes poderes del Estado, ya sea en forma velada o abierta.
Un partido hegemónico no necesariamente es igual que un partido único. Éste es aquel que es el único legal y autorizado para presentarse en elecciones (caso de China, Corea del Norte, Cuba). Un partido hegemónico cuenta, de una u otra forma, con la mayoría de los votos en elecciones, no solo de corte nacional/federal, sino también local, y donde participa más un partido.
Con las noticias nacionales e internacionales que dibujan situaciones inéditas pero peligrosas, es indispensable entender los procesos sociales que de una u otra forma tergiversan la democracia, promueven el populismo y se vuelven hegemónicos; esto puede conducir al totalitarismo, a dictaduras, a la concentración de poder en una persona. Es un reto tanto desde el punto de vista intelectual como pragmático. Vale la pena recordar la expresión de Churchill “la democracia es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás que se han inventado”, refiriéndose al fascismo, comunismo, dictaduras y ahora al populismo y totalitarismo.
Si bien es claro que hay países cambiando sus modelos de convivencia política, la historia muestra que hay elementos que tarde o temprano obligan a abandonar el populismo, autoritarismo y otros que están siendo conspicuos: la economía, las contradicciones internas en el grupo o partido en el poder, los medios de comunicación, los científicos, los impactos negativos en la población que poco a poco encuentran que lo que se hace no es lo que el político dijo que se iba a hacer, el impacto en el ambiente, la escasez de alimentos, servicios y empleo, el surgimiento de un liderazgo carismático, entre otras, hasta que terminan cambiando el sistema. Pero es necesario estar preparados.
Punto y aparte.
Solidaridad con las protestas contra la ley del ISSSTE.
Es cuanto.