
El eco de un enfrentamiento armado volvió a sacudir a Sinaloa. Sin embargo, esta vez la presidenta Claudia Sheinbaum alzó la voz no solo para hablar de violencia, sino para defender la dignidad de un estado históricamente estigmatizado.
Sinaloa, entre el maíz y la metralla: una defensa presidencial inesperada
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo lanzó un mensaje contundente desde el centro mismo del debate sobre seguridad y estigmatización: “El pueblo de Sinaloa es trabajador… no vamos a permitir que nadie estigmatice a Sinaloa”.
Sus declaraciones surgieron apenas un día después del operativo en Navolato donde fue abatido Jorge Humberto Figueroa Benítez, alias “El Perris”, uno de los operadores clave del cártel de Los Chapitos.
Con esta postura, Sheinbaum abre una nueva narrativa desde Palacio Nacional: la de separar al crimen organizado del tejido social que lo sufre, pero que también ha sido injustamente marcado por él.
¿Quién era “El Perris”? La figura detrás del último operativo en Sinaloa
Un objetivo prioritario del gobierno mexicano y de Estados Unidos
El secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, detalló que “El Perris” era considerado uno de los principales orquestadores de ataques a autoridades en 2019, en el recordado operativo fallido de Culiacán.
Además, tenía vínculos directos con Iván Archivaldo Guzmán, alias “El Chapito”, y era señalado por delitos de homicidio, secuestro y tráfico de fentanilo.
Un golpe estratégico para Los Chapitos
La muerte de “El Perris” no es un hecho aislado: representa una acción directa contra el ala violenta de Los Chapitos, considerado uno de los brazos más agresivos del Cártel de Sinaloa. El conflicto armado en Navolato no solo dejó bajas, sino reactivó el debate nacional sobre los límites de la militarización y el modelo de seguridad vigente.
Sheinbaum: “Sin Sinaloa no hay país”
El otro rostro del estado: el granero de México
Lejos de centrarse en los operativos, Sheinbaum apeló al orgullo agrícola: “¿Quién es el principal productor de maíz? Sin Sinaloa no hay país”.
Una frase con carga simbólica, especialmente al recordar que Sinaloa aporta más del 30% del maíz blanco que se consume en México. El mensaje es claro: detrás de los titulares de violencia hay una tierra fértil y una sociedad que trabaja día a día.
De la estigmatización al reconocimiento
El llamado de la presidenta también resuena como una crítica al enfoque mediático que reduce a Sinaloa a un sinónimo de crimen. En un país con profundas desigualdades, la estigmatización territorial no solo afecta la percepción pública, sino también las oportunidades de desarrollo económico y social.
Entre balas y votos: un proceso democrático en medio de la violencia
Elección de jueces: el otro frente político
Además de abordar la violencia, Sheinbaum hizo un llamado claro a participar en las elecciones del 2 de junio, en las que por primera vez el pueblo elegirá directamente a jueces, magistrados y ministros.
De la imposición al voto directo
“Así era cuando a los ministros los nombraba el presidente… Ahora lo hará el pueblo de México”, enfatizó, marcando distancia con el viejo régimen presidencialista y abriendo paso a una reforma judicial sin precedentes.
El discurso pone sobre la mesa una narrativa electoral que entrelaza democracia directa, justicia popular y legitimidad institucional, aunque también abre interrogantes sobre la independencia del Poder Judicial frente a la polarización política actual.
El mensaje de fondo: seguridad con dignidad y justicia con participación
La intervención de Sheinbaum en el caso de Sinaloa no es menor. Representa un giro discursivo hacia la construcción de una narrativa que reconoce la violencia sin criminalizar a las comunidades.
Pero también plantea un equilibrio complejo entre el combate al crimen, la legitimidad democrática y la cohesión nacional.
El abatimiento de “El Perris” dejó claro que el Estado sigue en la ofensiva contra los operadores del narco. Pero el mensaje de Sheinbaum fue más allá del operativo: se trató de una defensa simbólica del pueblo sinaloense, de su trabajo, su historia agrícola y su derecho a no cargar con culpas ajenas.
En tiempos donde los estigmas pesan tanto como las balas, la narrativa presidencial busca que el país mire a Sinaloa no solo como un territorio en disputa, sino como un pilar silencioso de la nación.