
En una de sus primeras pruebas como presidenta, Claudia Sheinbaum enfrentó un crimen de alto impacto político. Frente al asesinato de dos personas del primer círculo de Clara Brugada, su respuesta fue clara: “No hay que especular” y “no habrá impunidad”.
El mensaje de Sheinbaum: cautela política y control del discurso
El 20 de mayo de 2025, durante su conferencia matutina, Claudia Sheinbaum fue cuestionada sobre el ataque que cobró la vida de Ximena Guzmán Cuevas y José Muñoz Vega, dos colaboradores muy cercanos a la Jefa de Gobierno de la CDMX. La respuesta de la presidenta fue breve, pero estratégica.
“Yo creo que no hay que especular (…) hay que ver la investigación para conocer la causa y apoyar en todo lo que podamos”.
Este mensaje, que podría parecer prudente, es en realidad una maniobra política clara: Sheinbaum marcó límites sobre lo que se puede y no se debe decir en un momento de alta tensión mediática.
Control de daños: una narrativa que se impone desde Palacio Nacional
¿Por qué Sheinbaum evita la especulación?
La frase “no hay que especular” busca contener cualquier lectura que vincule el crimen con un móvil político o con pugnas internas. En un momento donde cualquier señal de debilidad puede amplificarse, la mandataria opta por blindar el discurso institucional.
Además, evita entrar en detalles que puedan comprometer las investigaciones o alentar versiones no verificadas que circulan en medios y redes. Este enfoque también le permite mantener distancia sin desentenderse.
La otra mitad del mensaje: “No habrá impunidad”
Lejos de un discurso ambiguo, Sheinbaum acompañó su llamado a la prudencia con una promesa que carga un fuerte simbolismo:
“No habrá impunidad”.
Esta frase no solo reafirma su compromiso con la justicia; también se convierte en un compromiso político de alto riesgo. Cumplirlo o fallar en el intento afectará directamente la percepción de su capacidad para gobernar en escenarios críticos.
La dimensión política de la contención
Entre el luto y la gobernabilidad
Claudia Sheinbaum y Clara Brugada pertenecen al mismo proyecto político. Son figuras centrales del partido Morena y comparten una visión de ciudad que se construyó desde la periferia hacia el centro. El asesinato de sus colaboradores es, en ese sentido, un golpe al corazón de ese proyecto.
Al pedir no especular, Sheinbaum protege no solo el proceso judicial, sino también la estabilidad del gobierno capitalino y de su propio liderazgo. En política, contener es también gobernar.
Evitar una crisis en cadena
Un pronunciamiento prematuro o una línea de investigación mal comunicada podría detonar una serie de efectos no deseados: especulación mediática, teorías de complot, división interna o, incluso, un deterioro en la percepción pública sobre la seguridad en la capital.
¿Qué se sabe hasta ahora y qué está en juego?
Las víctimas y el contexto
Ximena Guzmán era la Secretaria Particular de Brugada y una operadora de confianza con formación internacional. José Muñoz fue asesor clave en temas de movilidad y desarrollo urbano. Ambos fueron asesinados en una agresión directa mientras circulaban por Calzada de Tlalpan, una zona transitada y simbólicamente significativa.
La narrativa de la agresión directa
Al hablar de “ataque directo”, las autoridades ya han dado una pista del carácter premeditado del crimen. Pero mientras no haya detenidos ni móviles confirmados, el espacio para la especulación se mantiene latente. Y eso es precisamente lo que Sheinbaum intenta cerrar: el vacío interpretativo.
Riesgos de no controlar el relato
¿Puede el gobierno sostener la promesa de justicia?
La presidenta ha puesto sobre la mesa una promesa firme: no habrá impunidad. Pero en un país con niveles altos de impunidad estructural, esta afirmación no es menor. Si el caso se estanca, la presión recaerá directamente sobre su administración.
Además, los tiempos de la justicia rara vez coinciden con los tiempos mediáticos. La narrativa del “no especulen” puede desgastarse si no se entrega información verificable y avances claros.
El papel de Harfuch y la coordinación con Brugada
Sheinbaum también informó que Omar García Harfuch, actual secretario de Seguridad federal, se mantendrá en contacto directo con las autoridades capitalinas y con la Fiscalía General de Justicia de la CDMX. Esto no solo apunta a reforzar la investigación, sino a mantener un canal de comunicación sólido con Brugada en un momento políticamente delicado.
Una presidenta que juega a largo plazo
Claudia Sheinbaum enfrenta una disyuntiva: resolver un crimen de alto perfil con celeridad o controlar el discurso público hasta tener certidumbre. En ambos escenarios, su legitimidad está en juego.
El asesinato de dos operadores clave del gobierno de la CDMX no solo representa una tragedia personal, sino una prueba de fuego para su administración. Su promesa de justicia sin impunidad la compromete directamente. Y su llamado a no especular, más que una orden, es una estrategia para mantener el tablero bajo control.