La presidenta Claudia Sheinbaum ha desvelado la presunta injerencia de intereses creados detrás de las críticas y descalificaciones dirigidas a proyectos estratégicos como la refinería de Dos Bocas y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). Sus declaraciones, enmarcan la oposición a estas obras bajo la lente de beneficios privados afectados.
El reconocimiento internacional a Dos Bocas y el origen de las críticas
El debate sobre la refinería Olmeca en Dos Bocas resurge tras el reconocimiento otorgado por la International Project Management Association (IPMA). Este galardón internacional, que posicionó al proyecto en tercer lugar en los premios de la IPMA en Alemania, es esgrimido por la presidenta como prueba de su viabilidad y éxito, contrastando con las severas críticas que recibió en su construcción.
La raíz de las descalificaciones, según Sheinbaum
Sheinbaum sostuvo que las descalificaciones contra la refinería provinieron de «intereses creados» que se vieron directamente afectados. En específico, la mandataria señaló que «había muchos intereses privados dedicados a la importación de gasolinas que pretendían que este proyecto no prosperara», explicando la ferrea oposición a la iniciativa que busca la soberanía energética del país.
Patrones de oposición: De Dos Bocas al AIFA
La narrativa de «intereses afectados» no es exclusiva de la refinería. La presidenta Sheinbaum extendió este patrón al caso del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), otro de los proyectos emblemáticos de la administración anterior, cuya viabilidad y necesidad también fueron fuertemente cuestionadas.
La disputa por el terreno de Texcoco
Sheinbaum señaló que la cancelación del proyecto del aeropuerto en Texcoco y las campañas posteriores contra el AIFA se originaron en «muchos intereses inmobiliarios que pretendían fraccionar el terreno donde actualmente opera el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México». Estos intereses, según la presidenta, fueron un motor clave en el impulso de campañas de desprestigio para favorecer sus propios planes de desarrollo urbano.
Desde la Ciudad de México, el 23 de septiembre de 2025, estas afirmaciones de la presidenta Claudia Sheinbaum reabren el debate sobre las fuerzas económicas y políticas que subyacen a la crítica pública de megaproyectos. ¿Hasta qué punto la agenda nacional es moldeada por intereses sectoriales?