
¿Puede México crecer sin seguir la receta del FMI?
Durante su tradicional conferencia matutina, la presidenta Claudia Sheinbaum lanzó un mensaje claro y directo: el gobierno de México no comparte la visión pesimista del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el rumbo económico del país. Con una postura firme, defendió los fundamentos de su administración, señalando que los criterios del FMI no reflejan la nueva realidad económica nacional.
Acompañada de datos y convicciones ideológicas, Sheinbaum dejó ver que su proyecto económico va más allá de los diagnósticos internacionales, apostando por políticas públicas activas que buscan romper con el molde neoliberal.
Hacia un nuevo paradigma económico: el “Plan México”
El desacuerdo con el FMI
En su más reciente revisión global, el FMI emitió proyecciones poco alentadoras para el crecimiento económico de México, lo que encendió alertas en sectores financieros y mediáticos. Sin embargo, Sheinbaum desacreditó dichas previsiones, argumentando que se basan en criterios distintos a los utilizados por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
“Estos organismos financieros no conciben que un gobierno pueda establecer políticas que reviertan los efectos del mercado”, sentenció.
La frase resume un conflicto de fondo: el choque entre la ortodoxia financiera global y una visión de política económica que busca ampliar el papel del Estado como impulsor del desarrollo.
¿Qué propone el Plan México?
El llamado “Plan México” se ha convertido en la piedra angular del nuevo rumbo económico. Lejos de medidas de austeridad o incentivos fiscales al capital extranjero, este plan apuesta por el fortalecimiento del mercado interno mediante:
- Obra pública estratégica: construcción de infraestructura para detonar economías regionales.
- Un ambicioso Plan de Vivienda: diseñado para dinamizar la industria de la construcción.
- Mayor inversión pública en sectores clave: con impacto multiplicador en empleos y consumo.
En otras palabras, el gobierno pretende que el gasto público funcione como motor del crecimiento, algo que tradicionalmente ha sido visto con recelo por organismos como el FMI.
Vivienda y construcción: el corazón del relanzamiento económico
Por qué apostar por la industria de la construcción
La lógica detrás del Plan de Vivienda es clara: se trata de una industria intensiva en empleo y con fuertes encadenamientos productivos. Desde albañiles hasta proveedores de materiales, la construcción tiene la capacidad de irradiar actividad económica en múltiples sectores.
Además, en regiones como el sureste del país y el Caribe Mexicano —zonas con rezagos históricos en infraestructura urbana—, este tipo de proyectos pueden significar no solo crecimiento económico, sino también justicia social y territorial.
Reactivación desde el territorio
La visión de Sheinbaum tiene un componente territorial evidente. A través de obras públicas y vivienda, el gobierno busca detonar el desarrollo local desde el sur del país, rompiendo con la tradicional centralidad del centro y norte. Este enfoque busca reducir desigualdades históricas y dotar de autonomía económica a regiones como Yucatán, Campeche y Quintana Roo.
El papel de los bancos y las tasas de interés
Ganancias récord, pero sin regulación
En otro tema relevante de la conferencia, Sheinbaum abordó el papel del sistema financiero. Reconoció que los bancos internacionales han registrado ganancias históricas, impulsadas por las altas tasas de interés que imperan en el mercado.
Sin embargo, aclaró que por el momento su gobierno no planea modificar la ley para regular estas tasas, aunque hizo un llamado claro a las instituciones financieras:
“Conminamos a los bancos a reducir las tasas de interés”, expresó.
Esta declaración deja ver un equilibrio delicado: el gobierno evita confrontaciones legales o regulatorias, pero marca postura frente a un sistema financiero que muchos consideran abusivo con los consumidores.
¿Es viable una banca más justa?
El planteamiento de Sheinbaum abre un debate necesario: ¿es posible una banca más social sin recurrir a la regulación estricta? La presión política y mediática puede jugar un rol clave. En un país donde el acceso al crédito es limitado y costoso, cualquier reducción en tasas de interés puede traducirse en una mejora directa en el bienestar de millones.
FMI vs. México: una historia de tensiones
El trasfondo ideológico
Las declaraciones de la presidenta no son nuevas en el contexto de América Latina. Desde la década de los noventa, varios países han cuestionado las recetas del FMI, que suelen incluir ajustes fiscales, apertura comercial y reducción del papel del Estado. México, bajo la administración actual, se suma a esa corriente crítica.
Sheinbaum no solo se distancia del FMI por cuestiones técnicas; también lo hace desde una postura ideológica que cuestiona el modelo neoliberal como generador de desigualdad.
¿Quién tiene la razón?
Por un lado, el FMI argumenta con datos globales, modelos econométricos y comparaciones regionales. Por otro, el gobierno mexicano plantea una lógica de desarrollo interno, basada en la experiencia territorial y el papel activo del Estado.
Ambas posturas pueden tener fundamentos válidos, pero lo que está en juego es el modelo de país. Y en ese sentido, la discrepancia es profunda.
Un modelo en disputa
Las declaraciones de Sheinbaum no son solo una respuesta a un informe; representan una afirmación de soberanía económica. En un contexto global donde los organismos multilaterales aún influyen en las decisiones nacionales, México busca marcar su propio rumbo.
Con el “Plan México”, la vivienda como motor económico y un llamado a la banca más responsable, el país apuesta por una estrategia de crecimiento con rostro social. La pregunta es si esta visión será capaz de sostenerse frente a los retos globales y las tensiones internas.
Lo cierto es que el modelo está en disputa. Y como siempre, los resultados económicos serán el verdadero juez.