
Una sequía que consume al norte: la urgencia de un grito federal
El norte de México se está secando. Literalmente. En una de las crisis hídricas más severas de los últimos años, estados como Sinaloa, Tamaulipas y Durango enfrentan un escenario de emergencia que no solo amenaza la salud pública, sino también la viabilidad de comunidades enteras.
La sequía ha desbordado las capacidades estatales, mientras las respuestas federales avanzan con lentitud desesperante.
Sinaloa sin agua: presas al mínimo y comunidades en riesgo
Rocha Moya, de nuevo, exige ayuda federal
El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, volvió a lanzar una señal de auxilio: solicitó por segunda vez la declaratoria de emergencia por sequía ante la Coordinación Nacional de Protección Civil. La primera fue rechazada en diciembre de 2024, pese a que desde mayo de ese año las condiciones se han agravado sin tregua.
Actualmente, las presas del estado apenas alcanzan un 7.3% de su capacidad, mientras las comunidades sobreviven gracias a 60 pipas estatales que recorren los 20 municipios llevando agua para consumo humano. Sin embargo, el gobernador dejó claro que el recurso estatal ha sido rebasado.
De aprobarse la declaratoria federal, Sinaloa podría recibir plantas potabilizadoras portátiles y apoyo logístico para distribuir agua en los pueblos más afectados. En una tierra que produce alimentos para el país, hoy el agua para beber es un lujo.
Una emergencia que se extiende
La gravedad de la situación en Sinaloa no es aislada. La región norte enfrenta una sequía prolongada, con impactos directos en la producción agrícola, ganadera y la vida cotidiana de miles de personas. La falta de agua ya es una variable política.
Tamaulipas en semáforo rojo: 18 municipios al límite
Un mapa estatal teñido de alerta
En Tamaulipas, 18 de sus 43 municipios se encuentran en semáforo rojo por sequía extrema. Así lo reportó la 19 Reunión Ordinaria de Seguimiento y Evaluación del Semáforo del Cuidado del Agua, encabezada por el secretario de Recursos Hidráulicos, Raúl Quiroga Álvarez.
Entre las localidades más afectadas se encuentran:
- Reynosa
- Nuevo Laredo
- Matamoros
- Río Bravo
- Miguel Alemán
- San Carlos
- Tula
El informe reveló que otras 14 localidades están en nivel amarillo, mientras que solo 11 municipios, incluyendo Tampico y Madero, mantienen condiciones estables.
Cuidar cada gota: un llamado urgente
El semáforo no es solo un indicador técnico; es un mapa político y social de prioridades. En esta reunión se enfatizó la urgencia de implementar acciones para preservar el agua, especialmente en las regiones fronterizas donde el uso intensivo del líquido para riego y uso industrial ha tensionado aún más la situación.
La escasez de lluvias, la sobreexplotación de mantos acuíferos y la falta de infraestructura moderna son una combinación letal para la sostenibilidad del agua en Tamaulipas.
Durango arde: sequía, incendios y plagas
Sequía histórica en la sierra
Durango vive una emergencia múltiple: además de la falta de agua, el estado enfrenta un aumento descontrolado de incendios forestales y la expansión de una plaga de gusano descortezador que amenaza sus bosques.
De acuerdo con Claudia Hernández Espino, titular de la Secretaría de Recursos Naturales y Medio Ambiente, el primer trimestre de 2025 tuvo un déficit del 63.7% en lluvias. Prácticamente no llovió entre enero y abril. En marzo y febrero, las precipitaciones fueron nulas, lo que dejó a las zonas serranas expuestas a condiciones extremas.
Incendios se duplican en 2025
- 101 incendios forestales en lo que va del año, el doble que en 2024.
- 6,572 hectáreas afectadas, comparadas con 3,100 del año anterior.
- Mezquital lidera en número de quemas y superficie dañada.
Esta crisis no solo representa un peligro ecológico, sino también una amenaza directa a las comunidades rurales, muchas de las cuales viven del aprovechamiento sustentable del bosque.
El gusano descortezador avanza
Además del fuego, Durango enfrenta una invasión silenciosa: el gusano descortezador ha dañado 9,000 hectáreas de bosque, sobre todo en el municipio de San Dimas. Aunque las autoridades afirman tener la plaga bajo control, el riesgo persiste debido al clima seco y la falta de humedad, que impide la recuperación natural de los ecosistemas.
¿Dónde está la Federación?
La pregunta que resuena desde el norte es clara: ¿dónde están los recursos federales ante una catástrofe anunciada? Sinaloa ya pidió ayuda y fue rechazada. Tamaulipas emite alertas que no escalan más allá del escritorio. Durango documenta una crisis ambiental sin precedentes. Y aun así, no hay declaratoria general de emergencia.
Los gobiernos estatales han operado con lo poco que tienen, pero los datos y testimonios evidencian que la capacidad operativa ha sido rebasada. No se trata solo de sequía: es un desgaste institucional, ambiental y social que podría tener consecuencias prolongadas si no se atiende con rapidez.
Sequía y política: un tema que ya no se puede ignorar
México ha sido históricamente un país de contrastes hídricos. Mientras algunas regiones luchan contra inundaciones, otras imploran por una gota de lluvia. El norte está siendo víctima de la falta de planificación, inversión e infraestructura resiliente.
Lo que ocurre en Sinaloa, Tamaulipas y Durango no es un hecho aislado: es una señal de advertencia. La emergencia hídrica no solo pone en riesgo cosechas y bosques, sino también la estabilidad social, la salud pública y la paz comunitaria.
El agua como prioridad nacional
La crisis de sequía en el norte de México exige una respuesta integral, inmediata y coordinada. Más allá de solicitudes estatales, es necesario un programa nacional de emergencia hídrica que considere infraestructura, tecnología, conciencia social y una reconfiguración del modelo de uso del agua.
Las lluvias no se pueden controlar, pero la prevención, sí. Lo que está en juego no es solo el suministro de agua. Es el futuro mismo de cientos de comunidades, y el equilibrio ecológico de zonas claves para el país.