
Por el Paleador
La reforma constitucional y consiguiente elección de las personas juzgadoras, que se vendió como un avance democrático, se ha convertido, en los hechos, en la mayor trampa de nuestra incipiente democracia.
Así lo consideran muchos integrantes del poder judicial federal y local que ven con pesadumbre y hasta risa, como los “candidatos”, emanados de las huestes políticas de la grilla, sin ningún conocimiento en las normas específicas, procedimientos, y áreas del derecho (penal, civil, laboral, etc.) y sin tener ni una idea de cómo redactar una promoción, ni mucho menos una sentencia, se van a apoderar de los cargos de mayor relevancia de ese poder.
Personas que han desarrollado una larga carrera judicial, que iniciaron como oficiales judiciales, actuarios, secretarios, etc., no tienen ninguna oportunidad contra los “candidatos” del poder, eso esta más que claro, sobre todo en Quintana Roo, donde la elección a modo, implicará votar por “listas” de los poderes.
Los juzgadores que lograron pasar los filtros fueron ubicados en la lista del poder legislativo, cuando todos saben que la instrucción será votar por los listados del poder ejecutivo, consideraron.
A otros los desecharon los comités de evaluación, que pasaran a la historia como el mayor fraude.
Ahora, esos jueces locales, los preparados y que tienen una carrera judicial, están a la expectativa, viendo cómo serán desplazados, y, si les va bien “ocupados” por los flamantes magistrados y jueces locales, que, en su mayoría no cumplen el mínimo perfil ni tienen carrera judicial.
A nivel federal, los candidatos con carrera judicial están realizando encuentros, recorriendo calles, espacios públicos, explicando su labor en las redes, entre otros, esforzándose; mientras los allegados al poder, sólo observan, dado que saben de antemano que sus números ya están en los acordeones que están circulando entre los morenistas.
Respecto a ese ámbito, quizás a unos cuantos candidatos les favorezca la desorganización existente, donde pareciera que a nadie les importa. Pero sus márgenes de victoria son mínimos, sobre todo por el alto nivel de abstencionismo, que pareciera que será el común denominador de esta elección.
En su mayoría dicen que sí se hubiera querido erradicar la corrupción se hubiese realizado una limpia a fondo, que incluyera las fiscalías general y locales. Pero el tema, argumentan, es el control del poder judicial, con lo cual, Morena y sus aliados, tendrán un poder totalmente centralizado.
Con lo cual quedará pulverizada la división de poderes.
Hoy terminan las campañas electorales, y empieza la cuenta regresiva del que será un histórico retroceso en materia judicial.
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