
Por: El Paleador
Lili Campos Miranda fue la principal beneficiaria política del mal llamado gobierno del “cambio”. De eso no hay ninguna duda.
Brazo derecho de Carlos Joaquín, siempre se benefició de las siglas del PAN para alcanzar la diputación local, así como la presidencia municipal de Solidaridad, y, bajo ese partido, se decía que llegaría muy lejos.
Los futurólogos la veían como potencial “heredera” política de su benefactor, Carlos Joaquín, para catapultarse, bajo el amparo del blanquiazul, como su sucesora política.
Pero en ese camino Lili Campos Miranda cometió varios errores garrafales:
- No se afilió al PAN, partido que le permitió su ascenso. Siempre mantuvo su distancia, y, cada vez que podía, declaraba hostil y públicamente que no militaba en ese instituto político.
- Centró su apoyo en Kira Iris San, su “brazo derecho”, que mantuvo, al igual que ella, una posición hostil hacia el PAN. Sólo lo utilizó para acceder a las candidaturas por las que contendió y perdió.
Además, Kira Iris San, se caracterizó por su prepotencia y falta de empatía con sus subordinados, y, con los panistas esa intolerancia se maximizó.
- Lili Campos Miranda, en su carácter de diputado local y ex presidenta de la Comisión de Justicia del Congreso local, al igual que Kira Iris San, siempre se regodearon de su supuesta sapiencia jurídica.
Pero la realidad fue otra: Lili Campos Miranda manejó una inadecuada estrategia jurídica electoral en su campaña y Kira Iris San fue abatida jurídicamente en el litigio de la regiduría, ya que perdió en todas las instancias jurisdiccionales. Ni su propio caso pudo ganar.
- Lili Campos Miranda/Kira Iris San, se rodearon de indeseables como Filiberto Martínez, Antonio Sola, Carlos Trigos Perdomo, muchos más.
Ahora Lili Campos Miranda, en lo oscuro y al parecer está “laborando” de asesora de Morena en la Cámara de Diputados. De la noche a la mañana le sirve a un partido que denostó hasta el cansancio.
Su lema de “lealtad” a los principios del “cambio” quedó en el vacío.
Ahora va por la “Transformación”.
Del joaquinismo, aquel gobierno del “cambio” que avasalló, no queda nada.
Esa dupla pasó a la historia.