La urgencia de sacar adelante el nuevo sistema MOBI para Cancún se colisionó con la realidad política.
Para implementar el sistema de movilidad de la 4T-QR —que incluye una flota de camiones “nuevecitos” y el desembolso de subsidios permanentes— se requieren reformas de gran calado, que implican, de entrada trasladar facultades de los ayuntamientos al Gobierno del Estado, es decir, a Imoveqroo.
A Morena le bastan y le sobran diputados para llevarse lo que quiera de los ayuntamientos (aunque también hay que subrayar que varios de sus excesos han sido frenados por la CNDH y la SCJN).
Pero el principal problema es político: el aumento de tarifas.
¿Y quién le va a poner el cascabel al gato?
Si bien hubo una consulta en la que la amplia mayoría aceptó un incremento, una cosa son esos ejercicios de “participación” y otra la realidad. Un aumento no será popular y tendrá un costo político alto. Un detalle nada menor: la base electoral de Morena está acostumbrada a recibir, no a dar.
Otro problema para el sistema MOBI es la polarización dentro y fuera de Morena.
Se presenta una combinación que complica demasiado las cosas: la sucesión adelantada y la urgencia de dejar andando el sistema MOBI.
Los del lado opuesto —ya sea en la oposición o dentro de Morena— no van a querer cargar con semejante lápida política: desde ajustar tarifas hasta socavar la autonomía municipal.
Los tiempos también se adelantaron para los grandes pendientes del gobierno saliente.










