
El golpe que no fue: un plan fiscal detenido, un conflicto que persiste
La batalla por las remesas mexicanas desde Estados Unidos tomó un giro inesperado. El intento de Donald Trump por imponer un impuesto del 5% a los envíos de dinero fue frenado por su propio partido. Pero el conflicto está lejos de terminar.
Trump, remesas y una jugada que fractura al Partido Republicano
El expresidente y aspirante republicano Donald Trump no escatima en tácticas para impulsar su agenda económica de cara al nuevo ciclo electoral. Su propuesta de crear un impuesto del 5% a las remesas que salen de Estados Unidos quedó en pausa este 16 de mayo, cuando cinco legisladores republicanos moderados votaron en contra del polémico plan fiscal conocido como One Big Beautiful Bill.
Aunque en apariencia fue solo un traspié técnico, el fondo revela un conflicto más profundo: tensiones dentro del Partido Republicano, resistencias fiscales, e implicaciones internacionales directas con México, el mayor receptor de remesas del mundo.
¿Qué proponía el plan de Trump?
La iniciativa pretendía extender los recortes fiscales aprobados en 2017 y añadir nuevas exenciones, pero también introducía una medida particularmente polémica: gravar con un 5% las remesas enviadas fuera del país.
La justificación de la administración Trump era clara: aumentar la recaudación fiscal en medio de un déficit creciente. Sin embargo, incluso dentro del Comité de Presupuesto de la Cámara Baja, voces republicanas alertaron que la propuesta aumentaría el déficit presupuestario, en lugar de reducirlo.
La reacción en México: defensa de tratados y advertencia diplomática
Desde Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum respondió con contundencia. En su conferencia matutina, subrayó que la medida propuesta por Trump incumple un acuerdo bilateral firmado el 18 de septiembre de 1994 en Washington D.C., aún vigente, que prohíbe la doble tributación entre ambos países.
Además, Sheinbaum calificó el intento de impuesto como discriminatorio, una crítica que también respaldó el canciller Juan Ramón de la Fuente al enviar una carta oficial al Congreso estadounidense. En la misiva se argumentó que la iniciativa representa una violación de tratados internacionales y discriminación fiscal directa contra los migrantes.
Las remesas en cifras: el músculo económico del sur
- 64,700 millones de dólares ingresaron por remesas en 2024
- Representan el 3.5% del PIB mexicano
- California, Texas y Colorado, principales estados emisores
- Michoacán, Guanajuato, Jalisco, CDMX y Edomex, mayores receptores
- Promedio por operación: 393 dólares
Estos números no son menores. Las remesas son un sostén para millones de familias mexicanas, muchas de ellas en comunidades rurales y marginadas. Gravar este dinero tendría un impacto directo en los sectores más vulnerables.
Entre cálculos electorales y crisis fiscal estadounidense
Sheinbaum no dejó pasar la oportunidad de criticar el contexto fiscal de Estados Unidos: “Se endeudan para terminar el año… Si quieren recaudar, que lo hagan en otro lado”, sentenció.
Y es que el telón de fondo es claro: Estados Unidos enfrenta un déficit estructural y, en plena temporada electoral, los esfuerzos de recaudación de Trump se mezclan con narrativas antimigrantes, nacionalismo económico y promesas de prosperidad interna.
El impuesto a las remesas no solo busca dinero: busca votos. Pero el costo político e internacional puede ser alto.
¿Por qué esta medida sería ilegal e inviable?
Tratados internacionales
El acuerdo bilateral de 1994 impide la doble tributación entre México y EE.UU. Gravar las remesas violaría este principio básico del tratado fiscal.
Principios de no discriminación
Aplicar un impuesto a los envíos de dinero solo por ser enviados fuera del país podría violar el principio de no discriminación de la propia legislación estadounidense, además de generar cuestionamientos ante organismos multilaterales.
Reacción económica y diplomática
De concretarse, la medida podría provocar represalias diplomáticas, inhibir el envío de remesas y crear canales informales de transferencia de dinero que escapen al control del sistema financiero formal.
¿Y ahora qué sigue?
Aunque el rechazo republicano en la Cámara Baja fue solo parcial y no definitivo, marca un límite al avance de Trump dentro de su propio partido. Pero no implica el fin del debate.
Lo más probable es que la propuesta vuelva a aparecer en el contexto electoral, tal vez con nuevas formas o condiciones. El tema de las remesas se ha convertido en una herramienta simbólica y financiera, tanto para movilizar votantes como para ejercer presión internacional.
Un freno a tiempo y una advertencia para el futuro
El plan fiscal de Trump quedó congelado, pero no enterrado. Su intento por imponer un impuesto del 5% a las remesas fue detenido por su propio partido, lo que demuestra que aún hay resistencia interna a medidas que podrían tener alto costo político y económico.
México reaccionó con firmeza, apelando a tratados, cifras y dignidad diplomática. Pero el conflicto revela algo más profundo: la fragilidad de las políticas migratorias y económicas en tiempos de crisis y polarización.
Mientras millones de familias mexicanas siguen dependiendo de ese dinero que cruza la frontera cada mes, el futuro de las remesas se juega, una vez más, en el campo de la política estadounidense.