
Sheinbaum anuncia reforma legal contra propaganda discriminatoria de EE.UU.
“Esos anuncios no deberían estar al aire. No es correcto, no está bien”. Con esas palabras, la presidenta Claudia Sheinbaum puso el dedo en una llaga sensible: la permisividad legal que hoy permite que gobiernos extranjeros difundan propaganda discriminatoria en medios mexicanos. La propuesta presidencial de reformar la ley para frenar estos contenidos no es solo un tema legislativo, sino una declaración política contundente ante un contexto tenso y con fuertes implicaciones para la soberanía mediática.
Una batalla legal por la dignidad
El origen del conflicto: espots antiinmigrantes
En días recientes, se volvió a denunciar la transmisión de espots antiinmigrantes en medios mexicanos. Estos anuncios, originados por el gobierno de Estados Unidos, han generado polémica por su tono abiertamente discriminatorio, en un momento en el que las relaciones diplomáticas viven una etapa compleja, especialmente por el creciente flujo migratorio en la región.
La presidenta Sheinbaum no dudó en calificar estas transmisiones como “actos discriminatorios” y, más allá de hacer un llamado ético, confirmó una acción concreta: modificar la ley para prohibir este tipo de propaganda en territorio nacional.
¿Qué dice la ley actualmente?
La laguna legal a la que se refiere Sheinbaum tiene raíces en el sexenio de Enrique Peña Nieto, cuando se eliminaron disposiciones que prohibían este tipo de contenidos. Actualmente, no existe ninguna normativa que impida a empresas de medios mexicanos —radio, televisión o digitales— difundir propaganda de gobiernos extranjeros, aun cuando tenga un tono político, ideológico o abiertamente ofensivo.
Ni siquiera la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) puede actuar más allá de exhortos o recomendaciones, pues carece de herramientas legales vinculantes.
La reforma propuesta: soberanía mediática y responsabilidad empresarial
¿Qué cambiará la reforma?
Sheinbaum explicó que la intención es establecer en la ley una prohibición expresa para que ningún gobierno extranjero pueda pautar propaganda en medios mexicanos, especialmente si su contenido es discriminatorio o tiene fines políticos o ideológicos.
“Pueden difundir cultura o turismo en sus países, pero no este tipo de contenidos”, advirtió.
La reforma contemplará también la restricción para que estas campañas no puedan pautarse en redes sociales ni medios digitales operados desde México.
Empresas mexicanas en el centro del debate
Una parte sensible del conflicto es la actitud de las empresas mexicanas que aceptan y reproducen estos contenidos. La presidenta fue clara: lo que más preocupa es que haya medios nacionales promoviendo ese tipo de mensajes, aunque reconoció que legalmente no hay nada que se los impida… todavía.
El debate que se abre ahora no solo es legal, sino también ético y comercial: ¿deben las empresas de comunicación asumir responsabilidad editorial sobre los contenidos que transmiten, incluso si vienen pagados desde el extranjero?
Contexto político y regional: el papel de México ante la migración
Un conflicto de larga data
Los mensajes antiinmigrantes no son nuevos. En cada ciclo electoral en Estados Unidos, resurgen campañas con tono xenófobo, especialmente contra comunidades latinoamericanas. El uso de propaganda con discursos de odio es parte del arsenal político de sectores conservadores que buscan ganar votos apelando al miedo.
Sin embargo, lo que sí resulta novedoso es que esos contenidos lleguen también a México, un país históricamente receptor de migrantes y, hoy por hoy, país de tránsito clave para miles de personas en ruta hacia EE.UU.
El simbolismo del anuncio legal
Al plantear esta reforma, Sheinbaum no solo reacciona a una ofensa mediática. También marca una línea de defensa política ante la intromisión de agendas extranjeras en la narrativa nacional. En un momento en que México intenta fortalecer su política exterior y su soberanía informativa, esta medida puede verse como un mensaje interno y externo: no todo vale en nombre de la pauta publicitaria.
¿Qué implicaciones tiene esta reforma?
Fortalecimiento de Conapred y medios reguladores
Uno de los efectos colaterales de la reforma podría ser el fortalecimiento institucional de organismos como Conapred, que actualmente tienen un rol más bien preventivo. Si se aprueba esta nueva normativa, podrían tener mayores atribuciones para actuar en casos de contenidos discriminatorios, incluso si estos provienen del extranjero.
Tensiones diplomáticas
Aunque Sheinbaum afirmó que México otorgará beneplácito al nuevo embajador estadounidense Ronald Johnson, el contexto en el que se da este nombramiento es delicado. La propuesta de reforma podría generar fricciones con sectores políticos en EE.UU. que defienden la libertad de difusión de sus contenidos en el extranjero como parte de su estrategia de “soft power”.
¿Qué sigue?
Posibles obstáculos legislativos
La presidenta expresó su esperanza de que haya unanimidad para aprobar el cambio legal. Sin embargo, la realidad del Congreso mexicano muestra que no siempre es fácil lograr consensos, incluso en temas aparentemente éticos. El debate seguramente se polarizará: mientras unos defenderán la libertad de expresión comercial, otros priorizarán la protección del discurso público frente a narrativas discriminatorias externas.
¿Y la opinión pública?
Las redes sociales y foros digitales muestran una creciente indignación ante los anuncios antiinmigrantes. Si bien aún no hay movilizaciones organizadas, la aprobación de esta reforma podría canalizar ese malestar hacia acciones colectivas en defensa de una narrativa más incluyente y soberana.
Una reforma con carga simbólica y práctica
La iniciativa de Claudia Sheinbaum para prohibir legalmente la propaganda extranjera con contenido discriminatorio en México es más que un cambio normativo: es una declaración de principios. En un mundo donde las fronteras mediáticas son cada vez más difusas, blindar el territorio informativo ante discursos de odio se vuelve una necesidad.
El debate que se abre es tan legal como ético, tan mediático como diplomático. Y pone en el centro no solo la dignidad de los migrantes, sino la responsabilidad de los medios mexicanos frente al contenido que deciden emitir.