
La oposición —Movimiento Ciudadano (MC), PAN y PRI— sigue mirándose el ombligo, mientras el binomio Morena–PVEM se alista para otros tres años de dominio absoluto en el estado.
En 2027, Quintana Roo elegirá gobernador, además de renovar ayuntamientos y Legislatura. El bipartito ya perfila a un par de aspirantes, pero la baraja podría ampliarse en la medida en que las cosas se calienten dentro de la alianza Morena–PVEM, mientras que en la oposición… ni un nombre suena.
Desde 2019, la 4T, con Morena, PVEM y PT (y desde 2024, sin el Partido del Trabajo) ha tomado, poco a poco, el control del estado. La oposición, en cambio, no ha metido ni las manos.
Desde entonces —por las buenas o por las malas— el avance de Morena ha sido arrollador. En 2024, no solo se quedaron con la gubernatura y una mayoría calificada (y copeteada) en el Congreso del Estado, sino que también encabezan los 11 ayuntamientos. Como el PRI en sus mejores épocas.
La oposición sigue en la lona, y parece imposible que, tras casi ocho años de supervivencia, puedan ganar la gubernatura.
Pero no todos los triunfos de Morena han sido legítimos. El año pasado se agenció dos o tres ayuntamientos mediante fraude y presume una mayoría calificada tramposa y artificial.
Los procesos electorales no inician cuando se preseleccionan aspirantes, ni cuando el órgano electoral —en este caso el Ieqroo— les pone fecha de arranque.
La verdadera competencia comienza cuando se discuten reformas a las leyes electorales… y curiosamente, eso lo suele impulsar la oposición.
Una referencia demoledora: tras las elecciones de 1988 y 2026, se realizaron las reformas más profundas, siempre a partir de la presión de los partidos y candidatos perdedores.
En Quintana Roo hay mucho por corregir, empezando por la sobrerrepresentación en el Congreso.
Hoy hay auténticas aberraciones: Morena, PVEM y PT concentran el 80% de los escaños, aunque su votación conjunta fue del 64%. Y todavía se quedaron a dos puntos de la mayoría calificada.
Y si entramos al detalle, la cosa se pone más absurda: Morena, con el 44% de los votos, controla el 52% del Congreso. Pero lo peor es el caso del PT, que con apenas casi el 4%, triplicó su representación.
También llama la atención que, sin el menor pudor, los aspirantes morenistas ya andan en pre-campaña, y para colmo, usando recursos públicos.
Urge una reforma para que por lo menos Morena y el PVEM le bajen dos rayitas a sus excesos.
En eso debería estar trabajando la oposición: en una reforma que empareje el piso.
O quizá, el verdadero proyecto de los líderes locales del MC, PAN y PRI siga siendo sólo arañar “pluris” y continuar como espectadores… en calidad de cómplices.