
La tensión se disparó este fin de semana en Los Ángeles tras una semana de redadas migratorias y protestas violentas contra la administración Trump y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). La decisión presidencial de enviar tropas federales abrió un capítulo polémico en su campaña de deportaciones, usando la ciudad liberal como escenario para mostrar avances y “ley y orden”.
La estrategia de presión y las cifras
La administración del presidente Donald Trump busca activamente aumentar las cifras de arrestos y deportaciones, mostrando “decepción con el ritmo actual”. Ante esta presión, el ICE ha intensificado sus acciones en las últimas semanas.
El subjefe de gabinete de la Casa Blanca, Stephen Miller, identificado como el artífice intelectual de la política de deportación, ha sido enfático:
“El presidente Trump seguirá presionando para que esa cifra aumente cada día”.
Miller declaró a Fox News a finales de mayo que la Casa Blanca espera que el ICE alcance los 3.000 arrestos diarios, un incremento drástico respecto a los aproximadamente 660 realizados durante los primeros 100 días de la presidencia de Trump. Durante gran parte de ese período inicial, las deportaciones fueron similares o incluso inferiores a las registradas en el último año de la presidencia de Joe Biden. La Casa Blanca dejó de publicar las cifras diarias a principios de 2020.
El objetivo: aumentar las deportaciones
El “zar de la frontera” de la administración, Tom Homan, expresó su insatisfacción con las cifras a la prensa en la Casa Blanca a finales de mayo.
“No estoy satisfecho con las cifras”, declaró Homan. “Necesitamos aumentarlas”.
Homan añadió que la administración Trump había “aumentado considerablemente sus equipos” y preveía un rápido aumento en el número de arrestos.
El aparato estatal bajo escrutinio
La intensificación de las redadas ha coincidido con cambios internos en el ICE y críticas externas.
Cambios internos en la agencia
Varios altos funcionarios del ICE han dejado sus puestos en los últimos meses. Entre ellos se menciona a Kenneth Genalo, el principal funcionario de deportación. En febrero, el ICE también trasladó a dos altos funcionarios que supervisaban las deportaciones, así como al director interino de la agencia, Caleb Vitello. La agencia calificó estos movimientos como una reestructuración organizativa para “cumplir con el mandato del presidente Trump y del pueblo estadounidense de arrestar y deportar a inmigrantes indocumentados y garantizar la seguridad de las comunidades estadounidenses”.
Defensores versus discurso oficial
El Departamento de Seguridad Nacional declaró que entre los detenidos en las recientes redadas de Los Ángeles había personas con condenas por delitos graves. Sin embargo, defensores de la inmigración y miembros de la comunidad local afirman que se han producido:
- Separación de familias.
- Detención de inmigrantes no violentos.
La concejal de la ciudad de Los Ángeles, Ysabel Jurado, calificó la redada del viernes en un almacén del Distrito de la Moda como “violencia estatal impulsada por el miedo, diseñada para silenciar, intimidar y desaparecer”, negando que fuera un asunto de seguridad pública.
Las respuestas de los estados a las redadas federales han variado. Mientras algunos estados controlados por republicanos, como Tennessee, han colaborado, otros, como California, gobernado por demócratas, han mostrado resistencia. John Acevedo, decano asociado de la Facultad de Derecho de Emory, que estudia la libertad de expresión y las protestas en Estados Unidos, señaló que “California estaba dispuesta a resistir”.
Las imágenes de violencia y resistencia en las calles de Los Ángeles sirvieron como catalizador para el despliegue de los 700 infantes de marina estadounidenses y 4.000 efectivos de la Guardia Nacional por orden del presidente Trump. Según el profesor Acevedo, esto tiene un gran impacto para la base de Trump:
“Demuestra que es serio y les permite demostrar que usará todos los medios necesarios para hacer cumplir sus normas”.
Las políticas migratorias de Trump son populares entre la mayoría de los estadounidenses, según encuestas. No obstante, incluso algunos partidarios, como la cofundadora de Latinas por Trump y senadora estatal de Florida, Ileana García, han expresado preocupación por las tácticas. García escribió en X:
“Esto no es por lo que votamos”.
Criticó que las medidas son “arbitrarias para perseguir a quienes cumplen con sus audiencias de inmigración” y están impulsadas por un deseo de “satisfacer un objetivo de deportación autoinventado”, similar al de Miller.
Voces divididas: entre la resistencia y el apoyo a la acción federal
Los manifestantes en Los Ángeles, autodenominada ciudad santuario que limita la cooperación con autoridades migratorias federales, rechazaron el papel que creían que el gobierno había asignado a su ciudad. María Gutiérrez, una mexicana estadounidense que protestó en Paramount, declaró:
“Esta es mi gente, ¿sabes? Lucho por nosotros”.
Los disturbios en la zona de Los Ángeles incluyeron saqueos y al menos un coche incendiado. Las autoridades respondieron con balas de goma y gases lacrimógenos. Algunos manifestantes, incluidos los de Compton, compartían la creencia de proteger la ciudad de las autoridades migratorias y vieron las amenazas del gobierno de Trump como un desafío. Gutiérrez considera que los inmigrantes indocumentados que cometen delitos violentos sí deberían ser perseguidos, pero no aquellos que “trabajan duro y aspiran a una vida mejor”.
“Esta es nuestra ciudad. Estamos enojados, sabemos cómo protegernos y esto no nos va a asustar”, afirmó.
La polarización en la comunidad
Sin embargo, el apoyo a las protestas que han captado la atención nacional no es unánime en la comunidad. Juan, residente cerca de Paramount que llegó ilegalmente pero se nacionalizó, apoya las acciones del ICE.
“Los agentes del ICE tienen un trabajo que hacer, al igual que tú y yo”, comentó a la BBC.
Juan, quien trabajó años como jornalero, obtuvo la ciudadanía y tiene hijos universitarios, reconoció que es “difícil” pues tiene familia sin papeles, pero sostuvo que “no puedes luchar si estás aquí y no deberías estar”. Su postura es clara:
“Un delito es un delito”.
La confrontación en Los Ángeles expone las tensiones inherentes a la política migratoria de la administración Trump y la presión ejercida sobre el ICE para alcanzar cifras de deportación cada vez más altas. La respuesta federal, incluyendo el despliegue militar, subraya la voluntad de imponer la “ley y el orden” incluso frente a la resistencia de ciudades y estados con inclinaciones políticas opuestas, utilizando estos escenarios como vitrinas políticas.