
Hugo Martoccia
Las últimas semanas han sido de mucha tensión al interior de la 4T en Quintana Roo, en donde ya se advierte el inicio de una guerra feroz y sin límites ni reglas entre el Partido Verde y Morena por la sucesión de 2027. Un sector importante del lopezobradorismo local dice que va a dar esa batalla. Otro sector no menos importante de la 4T responde con la frase que da título a esta columna.
En síntesis, dicen que el acuerdo para que Jorge Emilio González Martínez, el “Niño Verde”, imponga a candidatos propios para el 2027, está vigente y nada va a cambiarlo. Y si alguien intenta hacerlo, Jorge Emilio hará uso de todos los recursos que conoce (que no son pocos ni todos santos) para que ese acuerdo se sostenga.
Algunas versiones dicen que todos los hechos de las últimas semanas tienen conexión. Desde la reaparición de Rafael Marín y la rebelión de un sector del morenismo en contra de una “candidatura única” de Gino Segura, hasta la detención del hijo de una morenista fundadora, la reforma constitucional al Poder Judicial local y la aprobación de una de Ley de Expropiación que ha dejado a todos preocupados. En cada uno de esos hechos hay quienes ven la mano, la presencia o las ambiciones de Jorge Emilio.
El caso del hijo de Clara Díaz, por ejemplo. Clara Díaz no es cualquier persona dentro de Morena. Ha sido alcaldesa interina, nada más y nada menos, y es suplente de Ana Paty Peralta. Su hijo fue detenido por supuestamente pertenecer a una banda de delincuentes que robaban motocicletas. Esta columna no entrará a fondo en el tema, pero fuentes de la Fiscalía dicen que las pruebas son contundentes.
Hasta ahí nadie se ha metido a defenderlo. Pero muchos en Morena piensan que no hay casualidades en temas así. Y hacen bien en pensar eso. Esos morenistas no defienden al hijo de su compañera, pero se preguntan porqué la Fiscalía no tiene el mismo celo para perseguir denuncias contra verde ecologistas, que no son pocas ni menores.
Tampoco es gratuito la manera en que empezaron a surgir noticias que señalaban el carácter de “morenista fundadora” de Clara Díaz. O sea, esas notas surgieron como una forma de acentuar que hay morenistas fundadores ligados a cosas turbias, mientras a los verdes sólo se los liga a la eficiencia gubernamental. ¿Casualidad?. Por supuesto que no; eso es operación política y mediática que viene desde muy arriba. Y que va directo contra la reaparición política de Rafa Marín, que ha traído esperanza a los morenistas fundadores para el 2027.
Que se ponga en la discusión a la Fiscalía es también un ejemplo claro de la situación general. Un morenista de la primera hora dijo: “El Fiscal es del Verde, no podemos hacer nada ahí”. En pocas palabras, si la Fiscalía decide ir contra ellos por cuestiones políticas, no hay forma de enfrentársele.
MARA Y LOS DAÑOS COLATERALES
.Si el fondo del asunto es que el Verde se va a quedar con el poder como sea, la situación es mucho más complicada de lo que parece.
Hay que saber cómo funciona el Sistema para entender su gravedad. La Policía Municipal o un Fiscal jamás detendrían a una persona de interés político, como el hijo de Clara Díaz, sin la venia de la gobernadora; eso es impensable en Quintana Roo. Pero si Mara autorizó esa detención, también debía saber que a ella y a Ana Paty ese hecho las iba a golpear mediáticamente. El linchamiento mediático a Clara Díaz impacta, quieran o no, en la gobernadora y en la alcaldesa.
Entonces ¿Hasta tal punto se puede llegar? ¿En la lucha por el poder en 2027 el Verde va a pasar incluso por encima de Mara?. ¿La gobernadora está dispuesta a inmolarse por esa causa? ¿O hay gente que se le salió de control?
Con respecto a esa última pregunta, veamos la otra cara de la moneda. Si a Mara no se le consultó por esa detención ¿entonces el Fiscal o alguien más están jugando para otro jefe (léase Jorge Emilio)? Todas esas preguntas están en el aire dentro de la 4T local. Y aún no tienen respuesta.
DE REFORMAS Y COSAS PEORES
.A quienes les gusta encontrar un hilo conductor en todas las cosas, dicen que el Congreso del estado no está ajeno a esta batalla. En los últimos días hizo dos reformas muy polémicas que acentúan la idea de que un grupo político se va quedando con el Poder poco a poco, incluso a costa de debilitar el sistema jurídico local.
Primero, la reforma al Poder Judicial y luego la ley de Expropiación. Este medio dio a conocer que la primera es inconstitucional y la segunda quizá esté a un paso de serlo.
En la reforma al Poder Judicial local se establece que magistrados y jueces estarán en sus cargos 15 años y tendrán posibilidad de reelección. La Constitución Nacional es clara, en su artículo 116, en que esos periodos deben ser de 9 años. El control de ese Poder, por supuesto, está mucho más ligado al Verde que a MORENA (de hecho, MORENA no tiene a nadie allí) y esa perpetuación que se busca se ve como parte de una estrategia de control total para el definitivo arribo del Verde al poder.
Lo de la Ley de Expropiación fue incluso más fuerte, porque tanto el empresariado como los particulares sintieron que la certeza jurídica se ha puesto en peligro. Un fracción específica de un artículo de esa ley dice que el Estado podría expropiar bienes para proyectos de “inversión privada”. Parece un párrafo escrito por Elon Musk o Javier Milei antes que por el partido de AMLO. La ley federal de Expropiación no contiene algo así, y hay quien dice que ese párrafo bordea la inconstitucionalidad.
También, incluye la opción de que el estado expropie terrenos por su “belleza panorámica”. Si bien la ley federal incluye ese término, se lo ubica dentro del contexto de bienes culturales y monumentos históricos. En la ley local es una referencia directa y aislada de otros estándares.
Sin más vueltas, el Estado tiene hoy la autoridad para quitarle, por ejemplo, un terreno a cualquiera que se interponga a un proyecto turístico hotelero de gran magnitud, que aporte a la “prosperidad compartida” (así lo dice la ley, textualmente). O, visto desde otra perspectiva, puede frenar cualquier gran proyecto en honor a la “belleza panorámica” o por otro proyecto privado superior. En síntesis, una arbitrariedad absoluta que no le ha gustado a nadie.
Hay un innegable dejo de voracidad inmobiliaria alrededor de esto, que es fácil atribuir al Verde y sus entornos sociales y económicos.
LA GUERRA SUCIA
.Parte de lo que se ha visto en las últimas semanas, entonces, podría ser una señal del poder de fuego del Verde en contra de lo poco que pareciera que Morena le puede pelear. No parece una guerra pareja.
No es una casualidad que un sector del morenismo vea a Rafa Marín como la última, y quizá la única, posibilidad de participar de alguna manera en el reparto de poder de 2027. Rafa tiene llegada a espacios de poder que trascienden con mucho al Estado y llegan a Palacio Nacional y a Palenque, y sería la única figura capaz de generar unidad en los sectores que han quedado marginados en estos últimos años.
Ahora ¿es suficiente con su figura? No. Ya lo dijo él mismo: requiere de la venia de la Presidenta Claudia Sheinbaum para afrontar un reto semejante. Los que conocen a Jorge Emilio dicen que nunca acepta que no se le cumpla un trato. Y que es letal cuando ataca a sus enemigos. Quizá en estos días vimos una pequeña prueba de eso.
Lo paradójico del caso es que MORENA pelea en desventaja una batalla electoral donde tendría que tener todo para ganar. En este caso, AMLO y Morena son víctimas de su propio éxito. Todos saben que TODOS los votos de la 4T son de AMLO (al menos, lo saben los que entienden cómo es esto y no se han dejado engañar por su ego) pero también saben que esos votos van, por lealtad al líder, hacia quien se ponga una casaca guinda, sea quien sea.
El Verde entendió eso muy rápido y colonizó a Morena desde adentro, y ahora el morenismo ha quedado relegado de su propio partido. Ese grupo verde da por sentado que tiene toda la estructura electoral del estado (lo que en gran parte es cierto) y que el lopezobradorismo es un “voto ciego” que va a apoyar a quien le digan sin ninguna clase de objeción. Y la verdad es que hasta ahora así ha sido. Para quien no lo crea, observe la lista de ganadores de la pasada elección en el estado y vea cuantos morenos o “discapacitados” falsos votaron sólo por lealtad a la marca.
Esto quiere decir, por si alguien no lo entiende, que la culpa de lo que sucede no es del Verde, que actúa como un partido político tradicional, con un líder que tiene una voluntad de poder insaciable (lo normal, digamos) sino que la culpa es de Moreana, por la liviandad y falta de compromiso con la que ejerció la responsabilidad de ser el partido más grande del estado.
En este escenario, las preguntas se acumulan. ¿Claudia permitirá que Rafa Marín equilibre la situación, o es parte del trato que esgrime Jorge Emilio cuando exige quedarse con todo? ¿Andy podrá hacer algo? Si el lopezobradorismo no se subordina a los intereses del Niño Verde ¿podría iniciarse una guerra sucia sin cuartel que se lleve puesta hasta a la propia gobernadora?. ¿O Mara está al tanto de todo y opera en las sombras?.
La gobernadora está en la calle e impone su popularidad para aplacar a los adelantados, pero los otros parecen haber empezado a jugar un juego diferente, en el cual todo vale, hasta poner en riesgo el propio proyecto y legado de Mara.
Como sea, lo increíble es que algunos hechos aquí narrados parecen demostrar que en medio del poder absoluto y casi inconcebible que ha logrado Mara, aún así, su sucesión y los actores de ese proceso, quieren ser más importantes que su presente.
Ojalá la gobernadora no acepte esa irrespetuosa imposición como un destino.