
El café se encarece, y no es por la inflación
Cada mañana, millones de estadounidenses inician su día con una taza de café importado. Pero ahora, ese ritual cotidiano podría salirles más caro, no por el precio del grano en origen, sino por una decisión política: el regreso de los aranceles impulsados por Donald Trump.
Trump, los aranceles y la economía del día a día
Una medida global, un impacto local
Donald Trump revivió su estrategia comercial más polémica: imponer aranceles de forma masiva. Esta vez, la medida afecta prácticamente a todos los países, con consecuencias directas para empresas y consumidores en Estados Unidos.
La Cámara de Comercio calcula que solo en café, la nueva carga arancelaria podría sumar hasta US$1.250 millones anuales.
¿Qué es un arancel y cómo impacta?
Un arancel es un impuesto aplicado a productos importados. Si una empresa compra madera extranjera por US$100 y existe un arancel del 10%, pagará US$110. Ese sobrecosto puede ser absorbido por el proveedor o transferido al consumidor, y según la evidencia, la mayor parte termina afectando al segundo.
La narrativa oficial frente a los datos
La visión desde la Casa Blanca
Trump insiste en que los aranceles no los paga EE.UU., sino los países exportadores. Asegura que generarán empleo interno y fortaleza económica, aunque acepta que habrá “una pequeña perturbación”. Su secretario del Tesoro, Scott Bessent, minimiza el impacto inflacionario, calificándolo como un “ajuste único”.
Pero la Reserva Federal no coincide
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, advirtió que los aranceles podrían frenar la baja de la inflación, ubicándola en torno al 2.8% anual. Si la presión en precios persiste, la autoridad monetaria deberá intervenir para evitar un impacto prolongado.
Empresarios preocupados: “Esto es un nuevo impuesto”
El mensaje del sector privado
Neil Bradley, de la Cámara de Comercio, fue contundente: “Estos aranceles son un aumento de impuestos para los consumidores”. Según él, las consecuencias no serán solo para los hogares, sino también para la competitividad de las empresas.
Best Buy y Volkswagen: los efectos ya se sienten
Corie Barry, directora de Best Buy, anticipó que sus proveedores trasladarán el costo a los precios. Volkswagen, por su parte, ya planea aplicar una “tasa de importación” en sus ventas en EE.UU. a partir de abril.
¿Qué dicen los estudios?
Harvard y el impacto real de los aranceles
Un estudio del Harvard Business School demostró que, aunque los proveedores ajustan ligeramente sus precios, los aranceles se trasladan casi por completo al consumidor. Un arancel del 20% se tradujo en un aumento de 18.9% en el precio de importación y apenas 0.7% en el precio final al público, lo que indica que muchas tiendas absorbieron los costos… al menos por un tiempo.
¿Y si los aranceles persisten?
El economista argentino Alberto Cavallo, coautor del estudio, advirtió en marzo que si las empresas no pueden seguir absorbiendo el impacto, los precios al consumidor inevitablemente subirán. Es una cuestión de tiempo.
¿Una jugada política con factura económica?
La narrativa de “hacer grande a EE.UU. otra vez” se sostiene en medidas como los aranceles, pero la evidencia muestra que quienes terminan pagando esa factura son los consumidores. Si bien el discurso apunta a la autosuficiencia, los hogares estadounidenses, desde los trabajadores hasta la clase media, podrían enfrentar mayores costos por productos cotidianos.
A medida que avanzan las elecciones y se intensifica el discurso proteccionista, la pregunta no es solo si los aranceles son sostenibles, sino si son justos para quienes compran, consumen y viven con un sueldo cada vez más erosionado.