El gobierno de Nicolás Maduro ha elevado la tensión geopolítica en el Caribe, denunciando una «provocación militar» directa tras el inicio de ejercicios conjuntos entre Estados Unidos y Trinidad y Tobago frente a las costas venezolanas este domingo 26 de octubre de 2025. El despliegue, que coincide con la campaña de Washington contra presuntos narcotraficantes en la región, es interpretado por Caracas como una operación de agresión colonial.
Escalada militar en el Caribe: El despliegue del USS Gravely
La reacción de Caracas se produjo tras la llegada del buque de guerra estadounidense ‘USS Gravely’ a Puerto España, la capital trinitense, un pequeño archipiélago situado justo frente a Venezuela. Esta visita no es casual: el buque tiene previsto realizar ejercicios conjuntos cerca de la costa venezolana en un momento en que el presidente Donald Trump intensifica la presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro.
El gobierno venezolano, a través de un comunicado divulgado por la vicepresidenta Delcy Rodríguez, fue contundente en sus acusaciones, elevando el tono de la denuncia:
> «Venezuela denuncia provocación militar de Trinidad y Tobago en coordinación con la CIA para provocar una guerra en el Caribe.»
Operación de agresión y estrategia de «falsa bandera»
La República Bolivariana indicó que la presencia militar no se limita a ejercicios defensivos. Según la administración de Maduro, se trata de una «operación colonial de agresión militar que busca convertir al Caribe en un espacio para la violencia letal y el dominio imperial estadounidense».
El análisis de inteligencia de Caracas sugiere que la operación podría culminar en un ataque mayor. Tras anunciar la captura de «un grupo mercenarios» vinculados por la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA), el gobierno determinó que existe una amenaza inmediata.Las conclusiones de la captura de mercenarios apuntan a un escenario bélico inminente:
- Está en curso un ataque de falsa bandera.
- El ataque se planearía desde aguas limítrofes con Trinidad y Tobago, o desde el propio territorio trinitense o venezolano.
- El objetivo final de esta maniobra sería generar un enfrentamiento militar completo en la región.
Acusaciones de traición a la soberanía trinitense
La administración de Maduro dirigió sus más severas críticas hacia la primera ministra trinitense, Kamla Persad-Bissessar, a quien acusó de haber «renunciado a la soberanía de Trinidad y Tobago» al alinearse con Estados Unidos.
Esta alianza, según el comunicado venezolano, convierte el territorio trinitense en un recurso estratégico de Washington para la desestabilización continental, transformándolo en un «portaviones de Estados Unidos para la guerra en todo el Caribe contra Venezuela, contra Colombia y contra toda Suramérica.»
Las tensiones en el área se venían gestando, ya que previamente se había reportado la llegada de un buque lanzamisiles de Estados Unidos a Trinidad y Tobago y la respuesta preventiva de Venezuela de patrullar sus costas y probar sistemas de armas frente a lo que perciben como una «amenaza bélica de EU». Además, reportes previos señalaban que un senador republicano había insinuado que Donald Trump anunciaría ataques terrestres contra Venezuela y Colombia.
El despliegue del USS Gravely, bajo este contexto, no solo intensifica la presión de Washington sobre Maduro, sino que también establece un nuevo y peligroso punto de fricción regional, obligando a los actores políticos y militares del sur del continente a recalibrar sus estrategias en un escenario donde el Caribe podría convertirse rápidamente en un teatro de operaciones internacionales.






