El embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, emitió una postura crítica sobre el uso de símbolos patrios durante las recientes protestas de migrantes en Los Ángeles, desencadenadas por las redadas migratorias. Su señalamiento apunta a un posible daño en la relación bilateral entre ambas naciones.
La controversia de los símbolos nacionales en protestas migrantes
Ronald Johnson, embajador de Estados Unidos en México, expresó críticas respecto a la utilización de banderas mexicanas en manifestaciones de migrantes llevadas a cabo en Los Ángeles. Estas protestas surgieron a raíz de las redadas migratorias ordenadas por el presidente Donald Trump.
A través de su cuenta en X, Johnson manifestó que las banderas “representan identidad nacional, orgullo y valores compartidos, no división ni ilegalidad”. En este contexto, sostuvo que “Enarbolar una bandera extranjera mientras se ataca a las fuerzas del orden de los EE.UU. y se destruye propiedad pública o privada solo daña una relación bilateral que trabaja unida para que todos nuestros ciudadanos estén más seguros y sean más prósperos” [ver más aquí si el texto lo sugiere sobre relaciones méxico-estados unidos].
Las protestas migrantes en Los Ángeles se han caracterizado por la presencia de banderas, principalmente de México, portadas por manifestantes que, según el texto, buscan reivindicar sus derechos como comunidades nacionales asentadas en Estados Unidos.
El diplomático deslindó al pueblo mexicano de los “manifestantes violentos” en Los Ángeles, afirmando el domingo que estos “no representan al pueblo mexicano: digno y trabajador” que su país, según dijo, conoce y respeta. Añadió que las acciones de Estados Unidos “protegen a todas las comunidades y refuerzan el Estado de derecho“, y reafirmó que “México es nuestro socio y nuestras naciones están profundamente unidas”.
Despliegue militar y reacción en California
En las últimas 48 horas, el presidente Donald Trump envió a más de 4 mil elementos de la Guardia Nacional de California para contener las protestas contra las redadas migratorias.
El Departamento de Defensa informó que, además de la Guardia Nacional, se sumará:
- Un batallón de aproximadamente 700 Marines.
- Su función será resguardar personal y propiedades federales en la ciudad.
- Por el momento, las tropas están asignadas solo a la protección de edificios federales, como el complejo de detención de inmigrantes en el centro de Los Ángeles.
El gobernador de California, Gavin Newsom, se opuso a esta medida, calificándola como la “fantasía demente de un presidente dictatorial”.
Según Newsom:
“Los marines de Estados Unidos han servido honorablemente en múltiples guerras en defensa de la democracia. No deberían ser desplegados en suelo estadounidense enfrentándose a sus propios compatriotas para cumplir la fantasía demente de un presidente dictatorial. Esto es poco estadounidense”.
El gobernador también describió condiciones precarias para muchos soldados desplegados, mencionando que están “sin comida ni agua” y que la mayoría están inactivos en edificios federales sin órdenes claras. Consideró la acción de la Casa Blanca “imprudente, inútil y una falta de respeto a nuestras tropas”, asegurando que no se trata de seguridad pública, sino de “halagar el ego” del presidente.
Adicionalmente, el fiscal general de California, Rob Bonta, presentó una demanda contra el gobierno federal. La demanda alega que la medida violaría la Décima Enmienda de la Constitución de Estados Unidos al abusar de la autoridad federal.
Tensiones y amenazas: el panorama de las protestas
En medio de estas tensiones, cientos de manifestantes se congregaron frente a centros de detención en Los Ángeles. Portaban pancartas contra la administración Trump y estaban acompañados por música mexicana. Se prevén manifestaciones similares en otras ciudades importantes como Atlanta, Boston, Chicago, Nueva York y San Francisco.
La situación escaló con la postura de Tom Homan, zar de fronteras del gobierno Trump, quien amenazó con arrestar a cualquier persona que obstaculice la aplicación de las leyes migratorias, incluyendo al gobernador Newsom.
Trump respaldó esta amenaza, declarando a un periodista:
“Yo lo haría si fuera Tom. Me parece estupendo”. Añadió sobre Newsom: “A Gavin le gusta la publicidad, pero creo que sería algo genial”.
Newsom, por su parte, calificó la amenaza de arresto en X como un “paso inequívoco hacia el autoritarismo”.
Estas protestas migrantes en Los Ángeles, el despliegue militar y las reacciones a nivel federal y estatal evidencian la profundidad de las tensiones generadas por las redadas migratorias y su impacto en el tejido social y político.
El señalamiento del embajador Johnson sobre el uso de banderas en las protestas migrantes en Los Ángeles pone de manifiesto cómo los símbolos pueden ser utilizados en la disputa política, incluso afectando la percepción de la relación bilateral. Mientras tanto, las acciones del gobierno federal y las respuestas desde California, incluyendo despliegues militares y acciones legales, trazan un mapa de confrontación interna en Estados Unidos sobre la política migratoria. Las amenazas de arresto contra figuras políticas elevan el tono del conflicto a niveles de confrontación directa, marcando, según el gobernador Newsom, un avance hacia el autoritarismo.
