La Casa Blanca ha solicitado la desclasificación de documentos clave relacionados con el caso del delincuente sexual Jeffrey Epstein, una medida que busca mitigar una profunda crisis gubernamental. Esta decisión, tomada bajo intensa presión, abre una nueva fase en un escándalo que entrelaza la élite política con oscuras redes.
La desclasificación en el epicentro de la crisis
La presión de los seguidores del presidente Donald Trump ha llevado a la Casa Blanca a solicitar formalmente a un tribunal federal la desclasificación de documentos secretos del caso Jeffrey Epstein. El objetivo es claro: desactivar una crisis que actualmente consume al gobierno. No obstante, los procedimientos de los jurados investigadores se rigen por un estricto principio de secreto. Este principio busca proteger la reputación de personas no acusadas y fomentar la declaración de testigos reacios. Decidir qué información se puede dar a conocer podría desencadenar meses de disputas jurídicas.
La crisis en Washington se exacerbó la semana pasada. El Departamento de Justicia anunció que no divulgaría más datos sobre la investigación de tráfico sexual contra Epstein, quien se suicidó en prisión en 2019 mientras esperaba ser enjuiciado.
Disputa legal: Trump contra The Wall Street Journal
Paralelamente a la desclasificación de documentos, el diario The Wall Street Journal (WSJ) anunció que se defenderá vigorosamente de una demanda por difamación. El magnate Donald Trump ha presentado una querella por 10 mil millones de dólares contra Rupert Murdoch, fundador del rotativo. Esta acción legal surge tras la publicación de un artículo sobre una supuesta carta que Trump le habría escrito a Epstein.
Un portavoz de Dow Jones, el grupo propietario del WSJ, aseveró con contundencia: “Tenemos plena confianza en el rigor y la precisión de nuestro trabajo periodístico y nos defenderemos vigorosamente contra cualquier demanda”.
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El contenido de la polémica carta
La demanda se origina por una supuesta carta de felicitación de Trump a Epstein por su cumpleaños número 50 en 2003. La misiva, según el WSJ, incluía un dibujo sexualmente sugerente y una referencia a “secretos que compartieron”. El diario afirmó que la carta contiene varias líneas de texto mecanografiado enmarcadas por la silueta de una mujer desnuda, dibujada con un rotulador grueso. La carta concluye con la frase: “Feliz cumpleaños, y que cada día sea otro maravilloso secreto”, y lleva la firma de “Donald“. Esta misiva formaba parte de un libro de felicitación encuadernado en cuero para Epstein, que incluía mensajes de importantes personalidades.
Vínculos controvertidos: Trump y Epstein
La relación entre Donald Trump y Jeffrey Epstein ha sido objeto de escrutinio público durante años. Ambos fueron amigos durante 15 años. Activistas han incluso colocado frente a la embajada de Estados Unidos en Londres, un cartel con la imagen del presidente Donald Trump junto al delincuente sexual Jeffrey Epstein, resaltando la percepción pública de su cercanía.
Según The New York Magazine, en una entrevista de 2002, el republicano describió a Epstein como “un tipo estupendo” e incluso reconoció su gusto por las mujeres jóvenes. Por su parte, Epstein se refería a Trump como su “mejor amigo” y lo elogiaba por su encanto. Si bien ahora el magnate afirma que no era fan de Epstein, fotos y videos de la década de los 90 los muestran conviviendo en fiestas, en ocasiones acompañados por la esposa de Trump, Melania, y Ghislaine Maxwell, también “mejor amiga” de Epstein y condenada por facilitarle el abuso de menores, informó The Guardian.
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Nuevas acusaciones: el caso Epstein y la política de 2016
El escándalo de Epstein se ha ramificado hacia acusaciones políticas de alto nivel. La directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, ha revelado que posee “evidencia abrumadora” de una presunta conspiración. Según Gabbard, la ex secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el ex presidente demócrata Barack Obama, participaron en esta conspiración contra Trump durante las elecciones presidenciales de 2016.
Gabbard ha desclasificado una serie de correos electrónicos y documentos que supuestamente reportan un “golpe de Estado” de los demócratas contra Trump. Estas pruebas incluirían la afirmación de que Rusia no intentó influir en las elecciones de ese año utilizando medios cibernéticos ni lanzó ciberataques a la infraestructura electoral para alterar el resultado de las contiendas. Las implicaciones de estas revelaciones, en el contexto de la desclasificación del caso Epstein, prometen una convulsión política aún mayor.
