La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo desmintió rotundamente la existencia de un acuerdo México DEA para una operación conjunta, denominada «Proyecto Portero», anunciada por la agencia estadounidense el 19 de agosto de 2025. Esta aclaración, emitida sin previo aviso, subraya la postura de soberanía del gobierno mexicano frente a las operaciones de seguridad binacionales.
La aclaración presidencial sobre el ‘proyecto portero’
La mañana de este martes 19 de agosto de 2025, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo abordó, sin pregunta de por medio, la información difundida el día anterior por la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA). La agencia había anunciado el lanzamiento de una iniciativa conjunta con el gobierno de México, denominada «Proyecto Portero», destinada a desmantelar redes de tráfico de drogas, a las cuales responsabilizó de “inundar las comunidades estadunidenses con drogas sintéticas mortales”.
Sheinbaum Pardo fue categórica en su desmentido. «Yo quiero hacer una aclaración: el día de ayer emitió la DEA un comunicado diciendo que hay un acuerdo con el gobierno de México para una operación, que llaman Portero. No hay ningún acuerdo con la DEA», enfatizó. La mandataria expresó desconocimiento sobre las bases del comunicado de la DEA, afirmando: “no sabemos con base en qué, nosotros no hemos llegado a un acuerdo, con ninguna de las instituciones de seguridad con la DEA”.
La presidenta subrayó que su administración no convalida «algo que se emita por parte de una institución de Estados Unidos que no se haya preguntado al gobierno de México». Esta declaración posiciona la negación como una cuestión de validación y respeto mutuo en la comunicación bilateral.
La realidad de la colaboración bilateral en seguridad
Frente al anuncio de la DEA, la mandataria detalló la única interacción oficial que su gobierno mantiene con la agencia estadounidense. «Lo único que hay un grupo de policías de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana que estaban llevando un taller en Texas, es todo lo que hay. No hay nada más», aclaró Sheinbaum.
Más allá de este taller, la presidenta hizo referencia a un acuerdo de seguridad de mayor envergadura, en proceso de finalización con el Departamento de Estado de Estados Unidos, coordinado por la Secretaría de Relaciones Exteriores de México. Este acuerdo, que lleva varios meses de trabajo y está «prácticamente listo», se fundamenta en cuatro principios esenciales para la relación bilateral en materia de seguridad:
- Soberanía: Respeto irrestricto a la autonomía de cada nación.
- Confianza mutua: Base para una cooperación efectiva.
- Respeto territorial: Cada país opera dentro de sus propias fronteras.
- Colaboración sin subordinación: Interacción entre iguales, evitando cualquier relación jerárquica.
Este convenio en curso incluye una serie de planteamientos en materia de seguridad, y la presidenta insistió en que «es el único acuerdo» significativo. Aunque existe comunicación con el Comando Norte, Marina, Defensa, Seguridad Pública y Guardia Nacional de forma habitual, Sheinbaum Pardo reiteró firmemente que «no hay ningún acuerdo para una operación que se haya acordado recientemente con la DEA». La mandataria afirmó que «cualquier comunicación conjunta se hace de manera conjunta», lo que implica un proceso coordinado y validado por ambas partes.
Marco legal y constitucional de la relación con agencias extranjeras
La relación de México con los agentes de agencias de Estados Unidos se rige estrictamente por el marco legal nacional. La presidenta Sheinbaum Pardo recordó que esta interacción está marcada por la Constitución, así como por una reciente reforma en esta materia y por la Ley de Seguridad Nacional. Estos instrumentos jurídicos establecen los límites y procedimientos para la colaboración con entidades extranjeras, priorizando la soberanía y los intereses nacionales.
La enfática negación de la presidenta Sheinbaum sobre un acuerdo con la DEA y la marcada distinción entre las comunicaciones informales y los convenios formales revelan tensiones subyacentes en la compleja dinámica de seguridad binacional. Este episodio no solo pone de manifiesto la política de soberanía mexicana, sino que también plantea interrogantes sobre la coordinación y la comunicación entre agencias de ambos países. ¿Cómo impactará este desencuentro en la cooperación futura y en la percepción pública de la lucha contra el crimen organizado transnacional?