Washington, 04 de septiembre de 2025 – Los mercados petroleros mundiales enfrentan un escenario complejo. En un día de notoria inestabilidad, los precios del crudo profundizaron su descenso, impulsados por el temor de los operadores a que la oferta global supere drásticamente la demanda en los próximos meses, una situación exacerbada por el constante aumento de la producción por parte de la OPEP+. Esta tendencia genera una profunda inquietud entre analistas y actores económicos.
Profunda caída en los mercados globales
Este jueves, los principales indicadores del petróleo experimentaron un retroceso significativo. El barril de crudo Brent del mar del Norte, referente para Europa y para entrega en noviembre, retrocedió 0.90 por ciento, situándose en 66.99 dólares. Paralelamente, su equivalente estadunidense, el crudo West Texas Intermediate (WTI) para entrega en octubre, cayó 0.77 por ciento, hasta los 63.48 dólares. Estos movimientos evidencian una persistente presión bajista.
La influencia determinante de la OPEP+ y el temor al exceso de oferta
Analistas de Eurasia Group han resumido la situación como un «exceso de oferta estructural del mercado petrolero», subrayando la «continua alta oferta y los precios moderados». Esta perspectiva se refuerza con las acciones recientes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+).
Incrementos previos y rumores de mayor producción
En tan solo unos meses, la OPEP+ ha incrementado sus cuotas diarias de producción en 2.2 millones de barriles. Específicamente, el grupo había acordado aumentar su producción en 547 mil barriles diarios a partir de septiembre y ya había decidido un alza en la producción petrolera desde agosto. Ahora, la incertidumbre se agudiza ante la posibilidad de nuevas decisiones. John Plassard, analista de Cité Gestion Private Bank, explicó que «información del mercado ha revelado que la alianza podría considerar aumentar su producción» tras la reunión del domingo de ocho de sus miembros.
Desmentido ruso y la incertidumbre en el mercado
Sin embargo, estos rumores fueron desmentidos. El viceprimer ministro ruso y ex ministro de Energía Alexander Novak afirmó que el grupo no tenía ningún plan de incremento antes de la reunión, según información de la agencia oficial de noticias rusa TASS. A pesar de este desmentido, la sola especulación subraya la volatilidad y la falta de claridad en las estrategias de oferta.
Reservas estadounidenses y demanda: un panorama desalentador
El panorama se torna más sombrío al analizar los datos recientes de Estados Unidos. El miércoles, la publicación de los inventarios semanales del país no logró beneficiar los precios del petróleo. Según la Agencia estadunidense de Energía (EIA), las reservas comerciales en Estados Unidos aumentaron en 2.4 millones de barriles durante la semana que finalizó el 29 de agosto. Este dato contrasta fuertemente con las previsiones de los analistas, quienes esperaban una disminución de aproximadamente 1.9 millones de barriles.
Asimismo, la demanda implícita también mostró señales de debilidad. Para el final del verano boreal, período en el cual la demanda es tradicionalmente alta, la cantidad de productos entregados al mercado estadunidense, un indicador clave de la demanda, disminuyó 4.5 por ciento, confirmando las preocupaciones sobre el consumo.
Implicaciones geopolíticas eclipsadas por la oferta
La creciente incertidumbre en torno a las cuotas de la OPEP+ a corto plazo ha tenido un efecto dominó, llegando a «eclipsar por completo la geopolítica», según Arne Lohmann Rasmussen, de Global Risk Management. La compleja danza entre oferta y demanda se ha convertido en el principal motor de los mercados, relegando a un segundo plano otras consideraciones de seguridad y política internacional que históricamente han influido en los precios. Esta situación pone de manifiesto la urgencia de una estrategia clara para estabilizar un mercado en constante desequilibrio.
El persistente aumento de la oferta, frente a una demanda que muestra signos de desaceleración y una gestión incierta por parte de los principales productores, plantea una pregunta fundamental: ¿cuáles serán las repercusiones a largo plazo de esta sobreoferta estructural en la estabilidad económica global y en las estrategias energéticas de las naciones?