
Por Gilberto Avilez
La señora Mary Hernández Solís, que gobierna con mucho mitote y despilfarro de recursos mediáticos el municipio de Felipe Carrillo Puerto, ahora se ha convertido en el candil de la calle y la tremenda oscuridad en su casa. O bien, concretiza perfectamente el dicho de que prefiere ser mala pitonisa en tierra ajena, que profeta en su casa donde tanto tirios como troyanos –priístas, perredistas, panistas y los de MC-, la conocen de sobra y saben a ciencia cierta de hasta dónde le crecen las ganas por buscar una diputación federal. Y es que, me cuentan mis fuentes, la tirada es aquella: la señora Hernández Solís no quiere mal sufrir el aburrido calor chetumaleño en Punta Estrella y su congresito local, pues desea darse la vida de lujos que ha venido haciendo desde hace cuatro años, a costa del presupuesto, pero ahora en los alrededores de San Lázaro.
La señora Hernández Solís, que ha dejado al garete el municipio de Felipe Carrillo Puerto desde 2021, donde su romanticona historia de amor familiar tuvo como trasfondo la violencia del crimen organizado que asentó sus reales en Carrillo Puerto (véase mi texto, Caribe Peninsular, “Mary Hernández o las delicias del poder en FCP”, 30 de enero de 2024), desea nuevos aires desde ahora, y para eso mueve medio y más de su caterva de achichicles y lustra tacones para sus intereses personales. De ser una aprendiz de política bajo el senderillo que le abrió su extinto padre, la señora Hernández obtuvo la candidatura a la presidencia municipal de Felipe Carrillo Puerto gracias al derecho de picaporte que tenía con el fundador y líder moral de Morena en Quintana Roo, Rafael Marín Mollinedo. Su ambición fue tanta, que en menos de lo que se asentó como presidenta municipal, traicionó a Marín Mollinedo y se pasó al bando de donde, al parecer, se siente más cómoda y más en su mero mole: la derecha tropical -travestida de izquierda con astigmatismo y miopía- del Caribe mexicano.
Ahora, la señora Hernández Solís mueve su vocación de pactar hasta el desdoro con la escoria que ha dejado la política caciquil en el municipio de José María Morelos, donde en tiempos del Priato, un grupo compacto de caciques mestizos destrozó las arcas municipales, creándose fortunas personales gracias al desvío de recursos que no llegaron a las clases populares (mayas, en su mayoría), se hicieron palacios marmóreos en medio de polvosos campos yermos debido a que se infló hasta la náusea la obra pública, se labraron de un nombre y de un abolengo miserable a costa de dejar fuera de las oportunidades básicas a la inmensa mayoría de mayas del municipio de José María Morelos. Y todo esto, bajo la égida de un sistema político autoritario regido por cinco familias que gobernaron casi cinco décadas el municipio maya de José María Morelos.
Con esta historia mínima de la infamia política en José María Morelos, se puede leer a la perfección esta foto que engalana este artículo, donde la señora Hernández Solís se codea y regodea con el basurero de la historia política de José María Morelos, y en son digamos hasta de muy de ceremonia egipcia en medio de las catacumbas al abrirse el sarcófago de las momias sarmentosas, esta jauría del “Pri-cámbrico” selvático, le ayuda, a esta joven presidenta de Carrillo Puerto, a realizar un “profundo análisis de la fortaleza de la Zona Maya”, en una “tremenda tarde de política”: de política, por supuesto que ya muchos septuagenarios y ochentones ex presidentes de JMM le hablaron de política, pero no de una política moderna, democrática, de izquierda, abierta al diálogo, construida a ras de comunidades, entendida de los nuevos cambios globales; sino de una política de décadas pantanosas que supuestamente quedaron atrás, donde lo único que existía era “la estructura del partido” (el PRI), el nalgaprontismo político exacerbado, el “espérese su turno hasta que el gran cacique decida”, el “primero quedar bien con los de arriba para luego chingarse a los de abajo”, esa política de aldea y trúhanes de aldea, que entienden de sobra porque lo llevan en la sangre, tuétanos y huesos los Gómez Tox, los Flota, los Parra y los Pérez, y que puede ejemplificarse, para los entendidos del cine mexicano de crítica al viejo régimen político priista, en el célebre discurso ficticio de Calzonzin Inspector (pongo liga de YouTube[1]):
“”Queridos colegas, ¿qué digo? Ciudadanos, dicho sea, con perdón, rateros, trinqueteros, creminales y crápulas, súper machos cabríos, o más mejor: chivos expiatorios de la sociedad, que como aquel que pegó un reparo, y así como ustedes están detenidos, en el aire se detuvo, que, viéndolo bien, no tiene la culpa el indio, sino el que hace como que lo redime, y lo hora del hora puro jarabe de chivo. Porque hay chivos y chivas, así como hay ladrones y ladrones, unos porque roban y otros porque ladran más. O como dice la parábola: unos buenos y otros más buenos, pero pa robar, o como quien dice, organizados. Pues como se sabe, el ladrón grande se come al chico, y ladrón que roba a ladrón, si se descuida se va cien años al bote con todo y chivas, todo porque la justicia es ciega y no ve a quién agarra, pero bien que siente lo que recibe, por lo que más vale ser cabeza de ladrón que cola de chivo”. (Alfonso Arau como “Calzonzin” en Calzonzin inspector)”.
Creo que con la foto donde la señora Hernández Solís se codea con la crema y nata del periodo PRI-cámbrico josemariamorelense, le ha lanzado hoy un desafío directo, no al palenque político josemariamorelense actual, sino al cementerio político josemariamorelense, el reto de a ver si pueden levantarse de sus sillas de abuelos autoritarios, ante una sociedad que los conoce de sobra.
Y como comenzamos este pequeño texto, a Hernández Solís la conocen de sobra ya en su ejido político carrilloportense, y saben en qué albarrada le gusta más enqueridarse: entre la traición al que le dio la mano y la llevó a su victoria en 2021 (el Chac Meex) y la burda fanfarria en redes. El año pasado, en las elecciones del 2 de junio de 2024, la ciudadanía lúcida de Felipe Carrillo Puerto, de muchas comunidades y de la cabecera municipal, a pesar del efecto AMLO-Sheinbaum y de la elección presidencial y de lidiar en una elección relativamente hecha para que ganaran todos los candidatos de Morena en Quintana Roo, la señora Hernández Solís vio y comprobó, en las cifras finales de su casi tragedia electoral, el hartazgo ciudadano, el hecho fehaciente de que la ciudadanía carrilloportense no le solaparía de a gratis eso de que “y que soporten”, amén de otras frivolidades.
En 2024, Hernández Solís no llegó al 56 % de los votos que obtuvo gracias a la estructura que le dio el Chaac Meex, ni el 50 % arañó: casi quedó en tablas con la chacmmexista María Luisa Poot Ek (hoy, flamante adquisición de Movimiento Ciudadano en Carrillo Puerto), obteniendo Hernández 46% y Poot Ek el 42 por ciento del total de los que votaron ese día. Es decir, ¿desde qué posición político se encuentra esta presidenta municipal de Carrillo Puerto para soñar en el recinto de San Lázaro? Por lo pronto, la señora Hernández nos ha demostrado una última de sus vocaciones que sospechábamos pero que no teníamos elementos para darlo por hecho: la de ser pepenadora de escorias políticas en José María Morelos.
Posdata: tomarse fotos con los caciques de la otra finca, cualquiera, pero con los de su propia aldea, ¿es posible? No creo que ni don Estrella Pool, ni Peña Xicum, Eliseo Bahena, Valfre Cetz, Paoly Perera o el mismo José Esquivel Vargas quieran eso, ni Dios lo mande.