
La Copa del Mundo 2026 y la sombra migratoria que se cierne sobre Estados Unidos
Cuando el balón comience a rodar en la Copa del Mundo 2026, el ambiente no solo estará cargado de emoción deportiva, sino también de una tensión política latente: la política migratoria de Donald Trump.
¿Un Mundial bajo sospecha?: el contexto de la preocupación
En medio de la organización del evento deportivo más visto del planeta, crece una alerta poco discutida pero sumamente relevante: ¿cómo impactarán las políticas antimigratorias del expresidente Trump en la logística, el ambiente y la experiencia de millones de aficionados y trabajadores?.
Según el doctor Milton Muñoz Bravo, especialista en relaciones internacionales de la UNAM, las implicaciones no son menores.
Desde un posible ambiente hostil para aficionados con rasgos o nacionalidades no anglosajonas, hasta una escasez crítica de personal en sectores clave como hotelería y servicios, el escenario no es alentador.
La mano de obra migrante: un pilar ignorado por la retórica política
El precedente de Qatar y la fuerza laboral invisible
La organización de una Copa del Mundo requiere una fuerza laboral masiva. En Qatar 2022, cientos de miles de migrantes participaron en la construcción de infraestructura y en la operación de servicios esenciales.
El Parlamento Europeo estimó que casi un millón de personas trabajaron en estas tareas.
Estados Unidos no será la excepción. Sin embargo, la diferencia está en que una parte significativa de esa fuerza laboral —especialmente en hotelería, gastronomía y agricultura— está conformada por migrantes indocumentados, muchos de ellos latinoamericanos.
Deportaciones en aumento y escasez estructural
En solo 50 días del segundo mandato de Trump, el ICE arrestó a casi 33 mil personas. El impacto de estas redadas se ha hecho evidente en sectores como el agrícola, donde los empleadores ya reportan la falta de personal.
Según el Departamento de Agricultura, 42% de los trabajadores agrícolas en EE.UU. son indocumentados.
Para el sector de la hospitalidad —clave durante el Mundial—, la cifra no es menos alarmante. Datos de la Oficina de Estadísticas Laborales señalan que 4.2 millones de los 14 millones de empleados en esta industria son migrantes latinos, muchos de ellos sin papeles.
Un ambiente hostil para los aficionados latinos y de otras regiones
Entre la discriminación y la vigilancia migratoria
Más allá del aspecto laboral, el ambiente que podrían enfrentar los visitantes con fenotipo latino o provenientes de países con tensiones diplomáticas con EE.UU. es otro punto de preocupación.
“Podría haber detenciones por perfilamiento racial o sospechas políticas”, alerta Muñoz Bravo.
El caso de Irán ilustra este escenario. Ya clasificado al Mundial, su presencia podría provocar conflictos diplomáticos si sus partidos se juegan en Estados Unidos. Por ello, se considera que la fase de grupos para selecciones como la iraní se dispute exclusivamente en México o Canadá.
El caso mexicano: entre la euforia y la incertidumbre
En Qatar 2022, más de 100 mil mexicanos asistieron al Mundial. La tendencia ha ido en aumento desde Brasil 2014. Sin embargo, la actual política migratoria puede frenar esta participación.
Estados Unidos alberga a millones de migrantes indocumentados, siendo los mexicanos el grupo mayoritario. Para ellos, la incertidumbre migratoria representa un obstáculo real para asistir al evento.
¿Puede Trump frenar su política ante un evento de esta magnitud?
Entre el discurso y la rentabilidad
Pese a su postura dura, Muñoz Bravo considera que Trump podría moderar sus acciones ante la presión económica del Mundial. “Es difícil que apueste por deportaciones masivas durante un evento que significa millones de dólares”, señaló.
No obstante, esto no garantiza que se elimine el ambiente de hostilidad, vigilancia y discriminación.
La presión hacia México y el endurecimiento en frontera
Otro factor a considerar es la política de contención migratoria exigida a México. Trump ya ha presionado al gobierno mexicano para implementar medidas más duras en la frontera sur.
Esto no solo afecta a los migrantes, sino también a la libre circulación de turistas hacia EE.UU., especialmente durante el evento deportivo.
Lo que está en juego: una Copa Mundial en tierra dividida
El Mundial 2026 tiene el potencial de ser un símbolo de integración continental. Pero si las políticas migratorias siguen el curso actual, también puede convertirse en un espejo de las fracturas sociales y raciales de Estados Unidos.
El desafío no es menor: garantizar que la mayor fiesta del fútbol no se vea empañada por redadas, detenciones arbitrarias o discursos de odio. Que el balón no quede en fuera de lugar por decisiones políticas que contradicen el espíritu global del deporte.
Fútbol, política y el futuro de la movilidad humana
A medida que se acerca 2026, las decisiones en torno a la política migratoria estadounidense tendrán un peso más allá de sus fronteras. No solo afectarán a los trabajadores que hacen posible el evento, sino también a los aficionados que sueñan con estar presentes.
La Copa del Mundo no puede ser una burbuja ajena a su contexto. El desafío está en convertirla en un espacio de inclusión y respeto, no en un terreno más para el miedo y la exclusión. En este cruce entre política y deporte, el futuro de millones también está en juego.