En cosa de semanas, al PRI le aburrió ser oposición en Quintana Roo.
La exaplanadora exhibió su propia contradicción. Primero vino el endurecimiento del discurso: la dirigencia estatal, encabezada por Cora Amalia Castilla Madrid, arremetió contra Morena y el Gobierno del estado, acusando falta de resultados en seguridad, salud, economía y campo, y hablando sin rodeos de una crisis profunda de gobierno.
A ese tono se sumó, desde Cancún, la regidora priista Julia Fuentes Espinosa, quien cuestionó el Sistema MOBI por la falta de estudios técnicos y de un esquema financiero claro, advirtiendo que la improvisación podría terminar trasladando el costo al usuario del transporte público.
Pero apenas este miércoles, el priista Filiberto Martínez, ya en su calidad de diputado local, votó junto con Morena-PVEM-PT y el PAN el paquete fiscal del Gobierno del estado: presupuesto, Ley de Ingresos y hasta el no cobro del Visitax en centros de hospedaje, que significó perdidas por dos mil 500 millones de pesos
La secuencia es clara: primero la crítica dura, luego el voto alineado. El PRI estatal subió el tono hace dos semanas; el voto legislativo lo bajó esta semana.
Así, mientras el PRI se presenta como oposición frontal en comunicados y posicionamientos, en los hechos acompaña las decisiones clave del cuatroteísmo caribeño.
Crítica ayer, voto hoy.
Y si el PAN ya se ha colocado del lado de Morena, no habría muchas razones para no readitar el PRIAN en Quintana Roo.
Al final, ¿para qué dos partidos “satélite”, si pueden funcionar como una sola fuerza unificada, movida desde la 22 de Enero, en 2027?
