
Una entrega sin sobresaltos, pero con una carga simbólica y política monumental. El fin del INAI marca un parteaguas en la transparencia gubernamental de México.
Una transición bajo la lupa: ¿qué pasó con el INAI?
El 11 de mayo, la ex comisionada Norma Julieta del Río Venegas confirmó que la plataforma nacional de transparencia fue entregada “viva y sana” a la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno, órgano que ahora asume sus funciones. Este movimiento marca el punto final de una institución que, por años, fue clave en el acceso a la información pública y la protección de datos personales en México.
Del Río enfatizó que el proceso de entrega-recepción se realizó con orden, y que los documentos pendientes, así como los recursos acumulados, fueron formalmente traspasados. No es un dato menor: cerca de 130 mil recursos por negativas de información están en espera de resolución, producto del paréntesis institucional que ha generado esta transición.
¿Qué es la plataforma nacional de transparencia y por qué importa?
Una herramienta ciudadana bajo nuevo resguardo
La Plataforma Nacional de Transparencia (PNT) ha sido uno de los mecanismos más importantes para que periodistas, académicos y ciudadanos accedan a información pública. Con ella, se pueden solicitar datos a cualquier ente gubernamental y exigir respuestas fundamentadas. Su operación eficiente ha sido vital para la rendición de cuentas.
Con la desaparición del INAI, su futuro genera dudas. Aunque Julieta del Río asegura que la plataforma fue entregada en buen estado y con todos sus componentes funcionales, el reto ahora es político y operativo: ¿podrá el nuevo órgano replicar su eficacia y autonomía?
El nuevo jugador: Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno
Entre lo técnico y lo simbólico
Esta Secretaría, de reciente creación, absorberá las funciones del extinto INAI. Según la ex comisionada, tiene 30 días para revisar el acta de entrega-recepción firmada la semana pasada. Si encuentra inconsistencias, deberá informarlas a los órganos de control. En principio, la operación continúa. Pero la transición ocurre en un momento crítico: el 3 de junio vence el plazo para resolver solicitudes de información detenidas desde marzo.
Del Río puntualizó que entre el 20 de marzo y el 11 de mayo se acumularon cerca de 130 mil recursos en espera. Esto implica una sobrecarga operativa para el nuevo órgano, que deberá demostrar su capacidad técnica en un tiempo récord.
¿Qué riesgos implica esta transición?
Desconfianza ciudadana y pérdida de autonomía
El principal temor entre sectores críticos es que, al ser un órgano de reciente creación y vinculado al Ejecutivo, la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno carezca de la independencia que caracterizaba al INAI. El acceso a la información en México ha sido un pilar para la investigación periodística y la denuncia de corrupción; por tanto, cualquier señal de opacidad o discrecionalidad encenderá alertas.
Además, el hecho de que haya más de 130 mil solicitudes estancadas puede traducirse en una crisis de confianza si no se resuelven con agilidad, transparencia y calidad jurídica.
Julieta del Río: una voz desde dentro
“Fuimos ordenados”, dice la ex comisionada
La ex funcionaria dejó en claro que la transición fue realizada con profesionalismo. “La cancha ya es del lado de la transparencia para el pueblo”, declaró, apelando a una visión optimista sobre el futuro del acceso a la información. Sin embargo, sus palabras también reconocen el enorme desafío institucional que enfrenta el nuevo ente encargado de sostener un sistema vital para la democracia mexicana.
Lo que está en juego
El fin del INAI representa un cambio profundo en la arquitectura institucional del país. La entrega de la plataforma nacional de transparencia en sí no garantiza su continuidad ni su efectividad. Lo importante será observar cómo responde el nuevo órgano ante la acumulación de recursos, las exigencias de la sociedad civil y los compromisos de transparencia.
En una región como el sureste de México, donde el acceso a la información es clave para visibilizar conflictos sociales, ambientales y económicos, este cambio no es menor. El 3 de junio será una fecha clave para evaluar el rumbo de la nueva Secretaría.