
¿Puede México crecer desde adentro? La apuesta de Hacienda para reactivar la economía
En plena transición política, el gobierno de Claudia Sheinbaum lanza su primera gran promesa económica: fortalecer el mercado interno para empujar el PIB. La meta suena técnica, pero tiene una promesa concreta para la gente: más empleos y mayor bienestar. ¿Alcanzará?
La estrategia económica que podría mover el PIB y el empleo en México
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) presentó esta semana un ambicioso planteamiento: si se concreta la estrategia de fortalecimiento del mercado interno, el Producto Interno Bruto (PIB) podría elevarse hasta 0.7% este año. No es una cifra menor si se considera que representa casi la mitad del crecimiento previsto por el propio gobierno para 2025.
Además del impacto macroeconómico, este impulso traería consigo 700 mil nuevos empleos anuales, consolidando a sectores como el automotriz como motores regionales clave, especialmente en zonas con vocación manufacturera como el Bajío y la frontera norte, pero también con potenciales efectos en el sureste del país.
Las cuatro palancas del crecimiento interno
Aumento de compras gubernamentales
El titular de Hacienda, Edgar Amador Zamora, señaló que uno de los ejes principales será un aumento del 10% en las compras gubernamentales. Actualmente, estas representan alrededor del 11% del PIB, por lo que una mayor demanda del Estado —si se canaliza hacia proveedores nacionales— podría detonar un efecto multiplicador en sectores estratégicos.
Sustitución de importaciones manufactureras
México es una de las potencias manufactureras del mundo. Las importaciones en este rubro representan el 20% del PIB. La propuesta de sustituir al menos un 10% con producción nacional implicaría reconfigurar cadenas de suministro, fortalecer pymes y mejorar infraestructura logística.
Estímulo directo a la demanda interna
Otro de los motores será un impulso al consumo interno, que actualmente está condicionado por la desigualdad en el ingreso y la informalidad. El gobierno busca, a través de programas sociales y ajustes fiscales, estimular el gasto de los hogares.
Fortalecimiento de proveedores nacionales
La idea es cerrar el círculo productivo: que el aumento en compras públicas y la sustitución de importaciones beneficien directamente a empresas mexicanas. Aquí entra el papel del contenido nacional, una política que requiere inversión, pero también vigilancia para evitar simulaciones.
Hacia una nueva narrativa económica desde Palacio Nacional
Durante la conferencia matutina, Claudia Sheinbaum fue interrogada sobre si su gobierno se comprometía a un crecimiento económico mínimo del 2.7%. Evitó fijar una cifra, pero insistió en que el enfoque no se reduce al crecimiento del PIB, sino al bienestar.
“Lo importante es que no tiene que ver con visiones negativas o pesimistas de los organismos internacionales”, dijo, marcando distancia con pronósticos como los del Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, que han mostrado reservas sobre el desempeño de México.
¿Crecimiento sin dependencia externa?
Uno de los puntos más relevantes de esta estrategia es su énfasis en el desacoplamiento parcial del ciclo económico de Estados Unidos. En lugar de esperar que la recuperación venga desde el norte, el gobierno plantea una ruta de activación autónoma.
Esto, sin embargo, implica riesgos. La economía mexicana está profundamente interconectada con EE.UU., y gran parte de su dinamismo exportador depende de la demanda externa. Desacoplarse, aunque sea parcialmente, exige una base productiva robusta y una ciudadanía con poder adquisitivo.
El dilema del contenido nacional: ¿reto técnico o voluntad política?
Fortalecer el contenido nacional no es una tarea sencilla. Requiere un marco normativo, incentivos fiscales, y una coordinación entre gobierno, industria y academia. La experiencia con políticas similares en sectores como el energético —donde los objetivos de contenido nacional han sido difíciles de cumplir— genera escepticismo.
¿Quién gana con esta estrategia?
- Pequeñas y medianas empresas (pymes): pueden insertarse en cadenas productivas si hay acompañamiento técnico.
- Gobiernos locales: podrán dinamizar su economía si acceden a programas de compras públicas.
- Trabajadores: se proyectan empleos más estables si se logra relocalizar la producción.
¿Qué riesgos hay?
- Ineficiencia o corrupción en compras públicas.
- Dependencia de subsidios para mantener el consumo.
- Capacidad industrial insuficiente para sustituir importaciones.
¿Puede el sur-sureste integrarse al nuevo modelo?
Una interrogante clave es si este modelo tendrá impacto en regiones históricamente marginadas como el sur-sureste. La lógica del nearshoring ha concentrado inversiones en el norte del país, pero iniciativas como el Tren Maya, el Corredor Interoceánico y las Zonas Industriales podrían conectar al Caribe Mexicano con nuevas cadenas productivas.
Sin embargo, para lograrlo se necesita más que infraestructura: se requiere formación de talento, financiamiento accesible y gobernanza local efectiva.
Crecimiento económico, pero con apellido
El gobierno de Sheinbaum y la SHCP plantean un enfoque más nacionalista del crecimiento económico. No se trata sólo de cuánto crece el PIB, sino de cómo se distribuye ese crecimiento y quién se beneficia.
El desafío es doble: alcanzar el crecimiento prometido y traducirlo en bienestar tangible. En un entorno global volátil, México apuesta por sí mismo. Pero la pregunta que queda es si tiene las herramientas —y la disciplina política— para lograrlo.