
La apuesta española por China toma fuerza en medio de la guerra comercial
El presidente Pedro Sánchez llegó a China con una misión clara: estrechar lazos con el gigante asiático en un momento crítico para Europa. En plena disputa arancelaria entre EE.UU. y China, el líder socialista se posiciona como un defensor del multilateralismo y la diversificación económica.
Europa en la cuerda floja entre dos potencias
La visita de Sánchez no es solo diplomática; es un gesto estratégico en un escenario geopolítico convulso. Mientras Washington endurece su guerra comercial contra Pekín, Bruselas debate su propio papel en el tablero global.
Una visita prevista… pero políticamente oportuna
Aunque el viaje fue planeado con antelación, su coincidencia con el recrudecimiento del conflicto arancelario entre EE.UU. y China subraya su trascendencia. Para España, este acercamiento no es nuevo: el gobierno ha insistido en que Europa necesita ampliar sus mercados y reducir su vulnerabilidad frente a decisiones unilaterales de Washington.
El papel de España en la diplomacia europea
Sánchez ha sido una voz disidente en la UE al rechazar un endurecimiento comercial contra China. La defensa del libre comercio y de una Europa abierta resuena en su mensaje: “Un mundo de puertas abiertas”, dijo, en clara oposición a las tendencias proteccionistas.
China: un socio clave para España
Más allá de lo comercial, la visita busca dejar huella en Asia, una región donde la presencia española es aún limitada. China, como potencia económica y política, es central en esta estrategia.
Mensajes desde el Ejecutivo español
El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, fue claro: “Queremos dejar una huella profunda en Asia”. La reunión con Xi Jinping —la tercera en dos años— confirma que la relación bilateral va más allá de los gestos simbólicos. Es una apuesta a largo plazo.
Críticas desde EE.UU.
La advertencia del secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, dejó en evidencia el nerviosismo en Washington: “Alinearse con China sería como cortarse el cuello”. Pero desde Madrid, la narrativa es otra: se trata de sumar, no de sustituir.
¿Un nuevo eje diplomático?
España parece posicionarse como puente entre Europa y Asia. En tiempos de polarización, Sánchez promueve un enfoque multipolar, que apuesta por la estabilidad y el comercio como vehículos de prosperidad.
¿Estrategia visionaria o riesgo calculado?
El viaje de Pedro Sánchez a China podría marcar un punto de inflexión en la política exterior europea. Ante un escenario incierto, España busca ampliar sus horizontes sin romper alianzas históricas. El equilibrio será delicado, pero el mensaje es claro: en el nuevo orden mundial, Europa no quiere ser espectadora.