
El conflicto estudiantil regresa a la UNAM: entre el hambre y la omisión
Mientras en el auditorio de la Facultad de Medicina se conmemoraban 65 años de historia, las aulas de otras facultades se vaciaban.
No por festejo, sino por protesta. Las asambleas estudiantiles han vuelto a encender el debate en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y esta vez, el reclamo es claro: comedores subsidiados y dignos, ya.
Las aulas se transforman en trincheras del diálogo colectivo. Química, Políticas, Ingeniería. No hay consigna unificada, pero sí una demanda común: sobrevivir en una universidad donde comer cuesta más que estudiar.
¿Qué está pasando en la UNAM?
Vuelve la organización estudiantil, vuelve la presión
En las últimas semanas, estudiantes de distintas facultades han reactivado sus espacios de deliberación interna. Las asambleas, suspendidas o debilitadas por la pandemia y sus secuelas, regresan con fuerza en un contexto de inflación, precariedad alimentaria y una aparente falta de respuesta institucional.
Facultades clave al frente del movimiento
- Facultad de Química: Discusiones avanzadas sobre iniciar paro indefinido si no hay respuesta concreta.
- Facultad de Ciencias Políticas y Sociales: Apoyo creciente a la demanda de comedores asequibles; interrupción de clases desde el mediodía.
- Facultad de Ingeniería: Asambleas simultáneas y consensos que apuntan a presionar con acciones visibles.
En paralelo, en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Sur, alumnas convocaron una asamblea por un caso de violencia sexual ignorado por las autoridades del plantel. La demanda aquí va más allá de lo alimentario: es la exigencia básica de poder estudiar sin miedo.
¿Por qué exigen comedores subsidiados?
La UNAM y la crisis alimentaria en la comunidad estudiantil
Hablar de comedores universitarios no es solo hablar de comida. Es hablar de derecho a la permanencia escolar, especialmente en un país donde las condiciones económicas obligan a miles de jóvenes a estudiar y trabajar para sobrevivir.
Entre el gasto diario y el abandono escolar
Un platillo promedio en cafeterías privadas o concesionadas de la UNAM puede oscilar entre 60 y 90 pesos. Para un estudiante que asiste cinco días a clases, eso representa un gasto mensual superior a los 1,000 pesos solo en comida.
Esa cifra, aunque modesta a simple vista, es insostenible para quienes vienen de contextos vulnerables. Sin alternativas públicas de alimentación, el abandono escolar por motivos económicos se vuelve una amenaza silenciosa.
¿Qué ha dicho la Rectoría?
Leonardo Lomelí reconoce el problema… pero pospone la solución
Durante la conmemoración del aniversario de la Facultad de Medicina, el rector Leonardo Lomelí reconoció que la institución ya trabaja en una estrategia de comedores subsidiados. Sin embargo, advirtió que las medidas llegarán hasta el próximo semestre.
H3: La respuesta que no llega a tiempo
“Estamos preparando varias medidas para el próximo semestre y oportunamente se anunciarán”, declaró de forma escueta. La ambigüedad del mensaje ha sido interpretada por muchos estudiantes como una forma de dilatar la atención a una necesidad urgente.
La reacción fue inmediata: asambleas reactivadas, paros escalonados y una narrativa que insiste en que esperar ya no es opción.
Violencia de género en el CCH Sur: una herida abierta
Otra exigencia que arde: estudiar sin miedo
Mientras el tema de los comedores concentraba la atención mediática, otro foco de tensión estallaba en el sur de la ciudad. Una estudiante del CCH Sur denunció una agresión sexual ocurrida el 7 de abril, sin que la institución respondiera con la diligencia esperada.
La respuesta institucional, bajo escrutinio
Aunque la dirección del plantel asegura que la alumna ha recibido atención médica, psicológica y jurídica, las compañeras no están convencidas. Para ellas, el silencio inicial y la falta de medidas preventivas han normalizado la violencia.
Así, el pliego petitorio en el CCH Sur se amplía. No es solo la alimentación: es la seguridad, la dignidad, el derecho a habitar la universidad sin ser violentadas.
Un reclamo desde el territorio universitario
El paro como forma de visibilidad
A lo largo de la historia reciente de la UNAM, el paro estudiantil ha sido una de las herramientas más efectivas para poner temas en la agenda pública.
Aunque genera debate entre quienes consideran que afecta el rendimiento académico, muchas conquistas estudiantiles nacieron en medio de paros prolongados.
En este caso, no hay fecha definida para un paro general. Pero sí hay una atmósfera de efervescencia política que anticipa nuevas jornadas de protesta si la Rectoría no actúa con mayor celeridad.
La universidad como espejo del país
La UNAM no está ajena a las tensiones sociales de México. Lo que ocurre en sus pasillos refleja, en microescala, la precarización de las juventudes, la negligencia institucional y la lucha por derechos básicos. Comedores subsidiados, protocolos de atención a víctimas, espacios seguros… nada de eso debería ser una concesión.
El conflicto estudiantil actual no es solo universitario: es un llamado de atención sobre el país que estamos construyendo. Uno donde la educación pública no puede seguir desvinculada de las condiciones reales para sostenerla.