Desde el Segundo Congreso Panamericano, dos influyentes congresistas estadounidenses, Delia Ramírez y Rashida Tlaib, se alzan enérgica y públicamente contra las políticas migratorias de la administración Trump. Orgullosas de su herencia migrante, ambas exigen una férrea defensa de los derechos de migrantes en Estados Unidos, revelando el contexto de represión y las graves implicaciones de estas medidas.
Un clamor unificado por la democracia y los derechos humanos
Delia Ramírez, integrante de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, y Rashida Tlaib, la primera mujer de origen palestino en un Congreso estatal, el de Detroit, comparten el profundo orgullo de ser descendientes de migrantes. Desde sus puestos legislativos, ambas ejercen una férrea defensa de esta población en el país vecino del norte, ahora amenazada con deportaciones violentas y encarcelamiento en prisiones como el llamado «Alcatraz de los caimanes».
En entrevistas por separado, durante un receso de los trabajos del Segundo Congreso Panamericano, en el que participan congresistas de diversas naciones del continente, las parlamentarias —que no han dudado en enfrentarse al presidente Donald Trump para protestar por el trato inhumano a los migrantes— coincidieron en la fundamental necesidad de que en América se unan esfuerzos en defensa de la democracia y los derechos humanos. Ambas forman parte de un grupo de seis congresistas demócratas que participa en el encuentro de tres días que hoy 3 de agosto de 2025 concluye.
La voz de Delia Ramírez contra la represión
Desde la inauguración del congreso, Delia Ramírez, representante federal por un distrito de Chicago, Illinois, recalcó su orgullo de ser hija de Inmigrantes guatemaltecos y haber nacido en Estados Unidos. Su compromiso es con la solidaridad, y se opone firmemente a la represión y el autoritarismo con que se amenaza a quienes, como sus propios progenitores, han trabajado y creado riqueza.
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Delia Ramírez, quien forma parte del caucus progresista en la Cámara de Representantes, ha presentado una solicitud formal para la renuncia de la secretaria de Seguridad, Kristi Noem. La congresista señala a Noem como la ejecutora de una política que implica la persecución implacable de migrantes, la captura de familias y su hacinamiento en jaulas, donde se hacina hasta a 82 hombres con un solo baño. Asimismo, Ramírez manifestó que la afirmación de la Casa Blanca de que para extender al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) se traerán lagartos a las cárceles para hacer el trabajo contra los migrantes «no puede permitirse».
Como integrante del Comité de Seguridad de la Cámara de Representantes, Ramírez expuso que ha aprendido significativamente en este Congreso Panamericano, gracias al contacto con legisladores y autoridades mexicanas y de otras naciones. Este intercambio busca mejorar estrategias conjuntas para la protección y el respeto de los derechos de las comunidades migrantes, a las que las autoridades de ICE «quieren aterrorizar». Además, consideró que la imposición de aranceles ya ha repercutido en la población de Estados Unidos, causando escasez de productos e inestabilidad debido a la prórroga de 90 días en la imposición de esos gravámenes para México, ya que «nadie sabe» lo que deparará.
Rashida Tlaib: La firmeza ante el racismo y la crisis económica
En entrevista aparte, Rashida Tlaib, representante en el Congreso de Detroit, Michigan, y primera congresista en Estados Unidos descendiente de padres nacidos en Palestina, recalcó desde el primer momento que el presidente Trump ha sido racista con ella. La congresista recuerda que, molesto por su solidaridad con los migrantes, Trump le pidió irse a su país. Su respuesta fue clara: «mi país es Estados Unidos, donde nació y donde va a seguir en la misma posición firme». Inspirada por la enseñanza de su abuela de que «siempre hay que enfrentarse a los que intentan reprimirnos», ha puesto al servicio de los migrantes sus conocimientos como abogada y su representación legislativa.
En su comunidad, la congresista Tlaib ha realizado sesiones para que los trabajadores inmigrantes conozcan sus derechos y cómo hacerlos efectivos, resaltando que ICE «no puede conducirse como una policía supersecreta». La congresista agregó que el presidente Trump ha perdido el 96 por ciento de los casos que ha llevado a la Corte. Afirmó que el descontento por el ataque a los migrantes y su guerra arancelaria ha provocado que miles de ciudadanos, incluso en las ciudades más conservadoras, salgan a protestar. El aumento de precios, desde la leche para bebés hasta los alquileres, ha reducido drásticamente el consumo de la población, que ya no come en restaurantes ni viaja tan a menudo. Un informe reciente precisa que no se habían visto niveles de compra tan bajos desde 2008. Se habla, además, de despidos en fábricas y el dólar «va en picada». En este contexto, Tlaib destacó la importancia del entendimiento y el trabajo conjunto entre los congresistas de América.
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Por otra parte, Rashida Tlaib se dijo emocionada por las muestras de apoyo a Palestina que en el congreso se han dado. «Aquí en México es evidente que hay un entendimiento rotundo de la importancia de reconocer los derechos del pueblo palestino, porque su liberación es la liberación de todos nosotros», expresó.
La convergencia de estas influyentes voces legislativas en el Segundo Congreso Panamericano subraya la urgencia de una acción coordinada ante las políticas que vulneran la dignidad humana y socavan la estabilidad económica. En un escenario donde el periodismo debe acercarse lo más posible a la verdad, ¿podrá la presión parlamentaria internacional frenar el embate contra los derechos de los migrantes y revertir las consecuencias de una retórica divisoria?