
En plena Pascua y bajo una creciente tensión diplomática, el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, fue recibido en el Vaticano en un encuentro que expuso las fisuras ideológicas entre el gobierno estadounidense y la Santa Sede. La migración fue el eje del diálogo.
El contexto: una visita marcada por el desencuentro migratorio
El vicepresidente JD Vance llegó a Roma el Viernes Santo acompañado de su familia. Su itinerario incluyó visitas simbólicas como la Basílica de San Pedro y encuentros de alto nivel con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y representantes del Vaticano. Pero la expectación giraba en torno a un posible cara a cara con el papa Francisco.
Aunque ese encuentro no se confirmó oficialmente, lo que sí ocurrió fue una reunión de más de una hora con dos figuras clave del Vaticano: el cardenal Pietro Parolin y monseñor Paul Richard Gallagher.
En ese espacio se discutieron temas candentes: guerras activas, crisis humanitarias y, sobre todo, migración.
Una herida reciente: las críticas del Papa a la política migratoria de EE.UU.
El telón de fondo de este encuentro fue una carta enviada en febrero por el papa Francisco a los obispos estadounidenses, en la que calificó las políticas de expulsión masiva de migrantes como una “crisis mayor”.
Aunque no mencionó directamente al expresidente Donald Trump, sus palabras fueron interpretadas como un ataque directo a su legado, y por extensión, a sus herederos políticos como JD Vance.
Para la Casa Blanca, aquella intervención fue vista como una injerencia poco común del pontífice en la política interna de Estados Unidos. Pero para los sectores más progresistas de la Iglesia, fue un posicionamiento necesario ante el endurecimiento de políticas que, aseguran, atentan contra la dignidad humana.
¿Quién es JD Vance y por qué importa su fe?
JD Vance, exmarine, autor de Hillbilly Elegy y senador por Ohio, es un católico converso. Se unió a la Iglesia a los 35 años, tras una vida marcada por la búsqueda de sentido entre la tradición evangélica y el catolicismo intelectual.
Hoy, Vance representa una nueva generación de políticos conservadores estadounidenses: nacionalistas, provida, alineados con una visión tradicionalista del cristianismo, pero sin dejar de lado el pragmatismo electoral. Su fe no es un accesorio: es parte central de su narrativa política.
Un catolicismo en tensión
A pesar de su conversión, Vance es parte del ala más crítica hacia el papa Francisco dentro de la Iglesia estadounidense. Esta fracción rechaza muchas de las posturas sociales del pontífice, sobre todo su defensa de los migrantes, su apertura hacia la comunidad LGTB+ y su énfasis en la justicia social.
El contraste es nítido: mientras Francisco predica una Iglesia inclusiva y global, Vance y los suyos impulsan una visión arraigada en la tradición, el orden y la soberanía nacional.
El Vaticano y EE.UU.: relaciones tensas en un año electoral
La reunión entre Vance y el Vaticano se da en un momento especialmente delicado. La campaña electoral estadounidense avanza hacia una polarización creciente, y la migración es uno de los temas más divisivos.
¿Una agenda diplomática encubierta?
Aunque la Santa Sede describió el encuentro como “cordial”, la elección de los temas tratados deja entrever una tensión estructural: guerra, migrantes, prisioneros.
Palabras clave de una agenda internacional que busca recordar a los líderes políticos su responsabilidad humanitaria, más allá de las fronteras.
En ese contexto, la reunión fue también una señal: el Vaticano sigue ejerciendo un papel político y moral, incluso cuando las relaciones se tornan incómodas. Y JD Vance, aunque no se reunió oficialmente con el papa, no pudo evitar el eco de sus críticas recientes.
La Pascua, símbolo de unidad… ¿o fractura?
La simbología de la Semana Santa refuerza el contraste entre los protagonistas. El papa, a sus 88 años y debilitado por una neumonía, sigue haciendo apariciones públicas, incluso recibiendo al rey Carlos III. Mientras tanto, JD Vance se une a los actos religiosos con su familia, como devoto católico.
Pero más allá de los gestos religiosos, hay una disputa teológica y política en juego: ¿qué significa ser católico en el siglo XXI? ¿Qué valores definen hoy el liderazgo cristiano en la esfera pública?
El valor político del Evangelio en tiempos de muros
La reunión entre Vance y el Vaticano no es solo una anécdota diplomática. Refleja el choque entre dos visiones del mundo: una centrada en la defensa de fronteras y tradiciones; otra, en la apertura a los marginados y al diálogo global.
En este año electoral, el peso de la Iglesia católica —especialmente entre los votantes latinos de Estados Unidos— puede inclinar la balanza. Y el mensaje del papa Francisco, guste o no, resuena más allá del púlpito.