
Un adiós latinoamericano: el papa Francisco y su legado de justicia social
“Se fue quizás en el momento en que el mundo más lo necesitaba”. Con esa frase, el presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, sintetizó el sentir de América Latina tras la muerte del papa Francisco. No fue solo un líder espiritual, sino una figura profundamente política para el continente que lo vio nacer. El primer papa latinoamericano falleció este lunes en el Vaticano, dejando un pontificado marcado por su defensa de los excluidos, su crítica al modelo económico global y su lucha incansable por la dignidad humana.
Un pontífice con raíz latinoamericana
Jorge Bergoglio: el jesuita que incomodó a los poderosos
La muerte del papa Francisco a los 88 años marca el fin de un ciclo eclesiástico que rompió esquemas. Jorge Mario Bergoglio, nacido en Buenos Aires, no solo fue el primer papa jesuita, sino también el primer pontífice surgido del sur global. Su liderazgo espiritual estuvo cargado de gestos concretos: visitas a cárceles, palabras contundentes contra la corrupción, encuentros con migrantes, y una constante interpelación a los líderes políticos del mundo.
Su mensaje encontró eco inmediato en América Latina. No por coincidencia, muchos de los presidentes más progresistas de la región han sido sus aliados discursivos: hablar de Francisco era hablar de justicia social, de medioambiente, de economía ética. Y ahora, con su partida, los liderazgos regionales han salido a recordarlo no solo como figura religiosa, sino como una voz incómoda para los privilegiados y cercana para los olvidados.
Reacciones regionales: un duelo político y espiritual
Lula da Silva: “La humanidad pierde una voz de respeto y aceptación”
El presidente brasileño fue uno de los primeros en reaccionar. Decretó siete días de luto nacional y calificó a Francisco como un referente global. En un mensaje difundido en redes sociales, Lula destacó su lucha contra la desigualdad, su compromiso con el medioambiente y su papel como guía moral en un mundo polarizado.
“Buscó incansablemente llevar amor donde había odio”, escribió, reforzando la idea de que su pontificado trascendió los muros del Vaticano.
Gabriel Boric: “La justicia social es trascendencia”
Desde Chile, Boric subrayó la capacidad del papa para acercar la Iglesia al pueblo, particularmente en una época donde lo espiritual suele quedar relegado. Para el mandatario, Francisco demostró que la religión y la política no están reñidas cuando se trata de proteger a los vulnerables.
Nicolás Maduro: “Una voz clara contra las desigualdades”
En Venezuela, el gobierno de Nicolás Maduro lo calificó como “un líder transformador” que no dudó en denunciar las injusticias del sistema dominante. Su enfoque en la “opción preferencial por los pobres” lo alineó con las luchas sociales latinoamericanas más profundas, y su valentía, según el comunicado, “incomodó a los poderosos”.
Francisco y su legado en América Latina
Un aliado del cambio climático y la paz
La encíclica Laudato Si’, publicada en 2015, se convirtió en uno de los documentos más influyentes de su pontificado. En ella, Francisco llama a una conversión ecológica global, denunciando el extractivismo y el consumismo desenfrenado. Para regiones como el Caribe Mexicano, golpeadas por el cambio climático y el turismo depredador, su mensaje fue más que simbólico: fue un llamado a la acción.
En Colombia, su visita en 2017 tuvo un fuerte simbolismo en medio del proceso de paz. Su frase —“la búsqueda de la paz es un trabajo siempre abierto”— quedó grabada en la memoria colectiva de un país dividido. Fue un papa que no rehuyó de los conflictos políticos, sino que los abrazó con vocación reconciliadora.
Encuentros con Cuba y otros países del Caribe
Francisco visitó Cuba en dos ocasiones y mantuvo una relación cordial con el gobierno cubano. Miguel Díaz-Canel lo recordó como “inolvidable” y subrayó su cercanía con el pueblo cubano. Fue un puente en tiempos de tensión entre Washington y La Habana, y uno de los facilitadores clave del histórico deshielo diplomático de 2014.
Un mensaje universal con acento del sur
Más allá de la religión
Aunque su rol principal era como jefe de la Iglesia Católica, Francisco rompió los límites de lo religioso. Sus mensajes llegaron a ateos, agnósticos y creyentes de otras religiones por igual. Hablaba de política sin miedo, criticaba el capitalismo salvaje y defendía a los trabajadores precarizados, todo desde una visión profundamente cristiana pero innegablemente política.
El papa de los márgenes
Fue el papa de las periferias, el que pidió una “Iglesia en salida” y no encerrada en sí misma. El que visitó campos de refugiados, se reunió con víctimas de abusos clericales y denunció el clericalismo como una forma de corrupción institucional. Un papa que entendió que el Evangelio se vive más en las calles que en los altares.
La huella que deja en el continente
El legado de Francisco en América Latina no es solo teológico: es social, ambiental y político. Su muerte abre un vacío espiritual, pero también una oportunidad para retomar sus mensajes con renovado compromiso. En tiempos de crisis climática, desigualdad y desafección institucional, su voz —ahora silenciada— sigue resonando como una guía ética.
Sus palabras no fueron abstractas ni sus gestos simbólicos vacíos. Francisco vivió como predicó: con sencillez, con valentía y con una opción preferencial por los pobres. Su muerte enluta al Vaticano, pero su legado permanece en cada comunidad que encontró en él una brújula moral.
Francisco y el futuro de América Latina
El continente que lo vio nacer también fue el que mejor entendió su mensaje. En medio de tensiones políticas, desigualdades lacerantes y retos ambientales urgentes, el papa Francisco se convirtió en un referente de coherencia, de integridad y de justicia.
Hoy los gobiernos lo despiden, pero su voz —como dijo Nicolás Maduro— seguirá incomodando a los poderosos mientras sus enseñanzas sean recordadas. Para América Latina, Francisco fue mucho más que un papa: fue un líder con rostro humano y corazón latinoamericano.