Por Leslie Gordillo
CHETUMAL.- Para evitar que cañeros se manifiesten en la visita de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, a Quintana Roo, les organizaron un evento mañana mismo, en medio de lo que calificaron como una de las peores crisis en décadas debido a la caída drástica en el precio del azúcar.
Productores de caña de azúcar de la zona sur del estado denunciaron que esta crisis ha sido provocada por la importación masiva del producto desde países como Guatemala, Brasil, Colombia y otras naciones de Centro y Sudamérica.
Más de 3,000 cañeros, que junto con sus familias representan el sustento de hasta 50,000 personas en la región, han solicitado un diálogo urgente con la gobernadora de Quintana Roo y con la presidenta de México.
Sin embargo, aseguran que sus líderes gremiales no han canalizado sus demandas de forma efectiva y que, en lugar de facilitar su manifestación en Chetumal durante la visita presidencial programada para mañana, se les convocó a un evento de fin de zafra para evitar su presencia en la protesta.
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“Queremos que nos den la cara y nos digan por qué el precio de la caña quedó tan bajo. Nos están pagando alrededor de 800 pesos por tonelada, pero producirla cuesta entre más de 500 pesos, más algunos insumos, el productor está quedando en ceros o incluso endeudado”, señaló uno de los agricultores, que por temor a represalias prefirió quedar en anonimato.
El sector denuncia que las autorizaciones para importar azúcar más barata han afectado directamente la economía local, pues ajustan el pago a los productores de acuerdo con esos precios de importación. Además, insisten en que esta política comercial debió ser consultada y comunicada previamente, para evitar lo que consideran “un golpe directo al cañero nacional”.
Los productores recuerdan que la caña de azúcar representa entre 33% y 40% de la superficie agrícola en varias regiones de México, y que su impacto social es clave para las comunidades rurales.
“Sin agricultura no hay comida, y sin campo no hay desarrollo, sin campo no hay Tren Maya. No pedimos regalos, solo un precio justo por nuestro trabajo”, enfatizaron.
A la problemática económica se suma la aparición de una plaga que afecta los cultivos, aunque los agricultores aseguran que este reto sí pueden enfrentarlo con sus propios recursos y conocimientos. Lo que no pueden solventar, dicen, es una política que les impide competir en igualdad de condiciones.