
“En México mandamos nosotros.” Con esta frase tácita, la presidenta Claudia Sheinbaum volvió a marcar una línea roja frente a Washington. En temas de seguridad, el país ya no cede terreno.
En un contexto marcado por la presión internacional, los retos del crimen organizado y una historia de intervención extranjera, la presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que los operativos de seguridad en México están completamente en manos de las corporaciones nacionales.
Atrás quedaron los años de puertas abiertas a agencias estadounidenses. Ahora, la coordinación bilateral se mantiene, pero bajo condiciones estrictas: respeto a la soberanía y no subordinación, como explicó Sheinbaum desde Palacio Nacional.
Coordinación sin subordinación: el nuevo paradigma de seguridad
Una relación bilateral “respetuosa”
La presidenta detalló que sí hay colaboración con Estados Unidos, sobre todo en tareas de inteligencia. Sin embargo, aclaró que ningún operativo en territorio mexicano es ejecutado por agentes extranjeros.
“Si alguna aeronave estadounidense vuela sobre México, es porque nosotros lo solicitamos”, afirmó.
La narrativa del gobierno mexicano es clara: ya no hay carta blanca para las agencias de seguridad de EE.UU. Todo paso que den en territorio nacional debe ser autorizado por un comité del Gabinete de Seguridad.
De Calderón a Sheinbaum: un cambio de fondo
Sheinbaum fue directa al contrastar su política con la de Felipe Calderón. Aquel sexenio, marcado por la llamada “guerra contra el narcotráfico”, permitió una presencia amplia de agencias estadounidenses, incluso con margen de acción operativa.
Hoy eso cambió. Según la mandataria:
- Todos los agentes extranjeros requieren permiso.
- Su operación está regulada por la Ley de Seguridad Nacional.
- Deben estar en comunicación constante con autoridades mexicanas.
- No pueden actuar sin reportar ni sin supervisión.
Esto refleja no solo un cambio de reglas, sino una transformación en la visión estratégica del país frente al combate al crimen organizado.
Narrativa de soberanía en tiempos de alta presión
¿México le teme a los cárteles?
Ante cuestionamientos sobre si el gobierno federal teme enfrentar a los cárteles, Sheinbaum respondió con ironía. “Esa es su manera de comunicar”, dijo, en referencia a sectores críticos de su administración.
La presidenta insistió en que la seguridad no se delega, se ejerce con principios y convicciones, y que el enfoque actual busca mantener la autonomía del país sin romper la colaboración internacional.
Un gabinete de seguridad activo y cotidiano
El gabinete de seguridad nacional se reúne diariamente, según la propia mandataria. Es ahí donde se toman decisiones clave, se analizan reportes de inteligencia y se autoriza, en su caso, la presencia de agentes extranjeros.
Esta rutina busca reflejar una imagen de control permanente, alejándose del caos o la improvisación que a menudo se atribuye a estrategias fallidas del pasado.
El contexto geopolítico detrás de la postura mexicana
Presión de Estados Unidos y discursos cruzados
Desde Washington, algunos actores políticos han criticado la supuesta permisividad del gobierno mexicano frente al narcotráfico. Legisladores estadounidenses, principalmente republicanos, han sugerido designar a los cárteles como organizaciones terroristas y han exigido mayor acción.
Frente a eso, la posición de Sheinbaum —como antes la de López Obrador— es evitar caer en una narrativa que justifique intervenciones unilaterales.
“Colaboración sí, subordinación no”, se ha convertido en un mantra diplomático y de seguridad.
Soberanía como eje del discurso presidencial
Sheinbaum no solo defiende el control operativo como una cuestión técnica, sino como un valor simbólico de independencia nacional. En un país con memoria de ocupaciones extranjeras y conflictos fronterizos, la defensa de la soberanía sigue siendo un activo político potente.
¿Qué implica esta estrategia para el futuro inmediato?
¿Mayor eficacia o riesgo de aislamiento?
Si bien el enfoque de Sheinbaum fortalece el discurso interno de autoridad, algunos expertos advierten que podría generar fricciones en momentos clave, como operativos transnacionales o investigaciones conjuntas.
No obstante, la mandataria apuesta por un modelo donde México conserve la iniciativa, sin depender del respaldo extranjero para actuar en su territorio.
El reto de traducir la soberanía en resultados
El verdadero juicio vendrá en los hechos. ¿Podrán las corporaciones mexicanas contener el avance del crimen organizado sin apoyo directo de Estados Unidos? ¿Se logrará mantener la cooperación sin ceder control?
Esas preguntas marcarán el sexenio y definirán si la apuesta soberanista es también eficaz.
¿Un nuevo modelo de seguridad?
Claudia Sheinbaum ha dejado claro que su administración no permitirá que el aparato de seguridad nacional quede en manos ajenas. La cooperación con Estados Unidos seguirá, pero con límites definidos y bajo supervisión estricta.
En un entorno de alta violencia, presión internacional y elecciones en puerta en ambos países, la postura de soberanía cobra un peso estratégico y simbólico. A futuro, el reto será demostrar que este modelo puede ser tanto soberano como funcional.