No todo es miel sobre hojuelas en el monopolio cuatroteísta de Quintana Roo.
Cada vez hay más nubarrones —aunque aún sin llegar a rebeliones— dentro de la unidad de Morena-QR, conforme se aproximan los momentos de las definiciones.
En lo que tanto presumen algunos liderazgos morenistas están, justamente, las verdaderas complicaciones de la aplanadora verdi-guinda. Referentes del partido granate han insistido en la afirmación de que “no tienen rival enfrente”, que la oposición no existe en Quintana Roo…
Precisamente, ante la falta de competitividad de MC o PAN, la lucha en Morena se ha vuelto interna, sobre todo cuando las decisiones vienen de arriba hacia abajo.
Se podría decir que la “chispa” surgió en Tulum, con la ocurrencia de intentar imponer al mexiquense Enrique “Kike” Vázquez a la presidencia municipal.
Pero cada vez son más las muestras de inconformidad en diversos puntos del estado. En Isla Mujeres se desató una verdadera andanada ante el eventual dedazo a favor de Flavio Carlos Rosado, que de isleño tiene lo que un oso polar en el Caribe mexicano.
Y la cereza del pastel llegó ayer con la presentación de un movimiento integrado por líderes sociales, magisteriales, empresariales de Othón P. Blanco y representantes rurales e indígenas de los municipios del sur. Todos, en rechazo a las imposiciones en candidaturas y en cargos de los tres poderes y órdenes de gobierno.
Se van a requerir muchos amarres y tejer fino… o el cuatroteísmo caribeño podría acabar enredado.











