El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha sido enfático: un estado palestino no se constituirá. Esta postura surge tras el reciente reconocimiento estado palestino por parte de Reino Unido, Canadá y Australia, una decisión que Israel condena enérgicamente como una «recompensa al terrorismo» y un factor desestabilizador en la región.
La contundente postura de Israel ante el reconocimiento del Estado palestino
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró sin ambages que no se constituirá un Estado palestino, una afirmación realizada durante una conferencia de prensa en Jerusalén. Esta declaración llega tras el anuncio de reconocimiento del Estado de Palestina por parte de tres potencias: Reino Unido, Canadá y Australia, el domingo 21 de septiembre de 2025.
El gobierno israelí, a través de su Ministerio de Asuntos Exteriores, ha expresado su rotundo rechazo a estos movimientos, calificándolos de «recompensa al terrorismo». En un mensaje publicado en su cuenta en X, el ministerio denunció que los líderes de Hamás interpretan estas declaraciones como «los frutos de la masacre del 7 de octubre», lo que solidifica el apoyo a la organización. Este hecho es percibido por Israel como una recompensa por la mayor matanza de judíos desde el Holocausto, perpetrada por una organización terrorista que pide y actúa para la aniquilación de Israel.
Desestabilización y objeciones al proceso de paz
Para Israel, la declaración de reconocimiento de un estado palestino no fomenta la paz, sino que, por el contrario, desestabiliza aún más la región y afecta las opciones de lograr una solución pacífica en el futuro. En concreto, considera «destructivo» separar la cuestión del estado palestino del resto de las cuestiones del estatus final que es necesario abordar para la paz.
El gobierno israelí argumenta que esta acción va en contra de la lógica de negociación para lograr un acuerdo entre las dos partes, por lo que aleja aún más la deseada paz.
Críticas a la Autoridad Palestina y «gestos políticos»
En cuanto a la Autoridad Palestina, Israel resalta que esta «no ha cumplido ninguno de sus requisitos y obligaciones». Entre estas, ha mencionado el «cese de la incitación a la violencia, la política de pagos por asesinatos (…) o la lucha contra el terrorismo». Como ejemplo, cita el hallazgo de cohetes la semana pasada cerca de Ramala.
La Autoridad Palestina es, para Israel, «parte del problema y no parte de la solución». Este es también el motivo por el que Estados Unidos ha sancionado a la Autoridad Palestina y ha impedido a sus dirigentes entrar en su territorio para asistir a la sesión anual de la Asamblea General de la ONU, que comienza este lunes en Nueva York.
En todo caso, argumenta Israel, «no aceptamos ningún texto descontextualizado e imaginario que intenta obligarnos a aceptar unas fronteras indefendibles». Además, califica de «gestos políticos dirigidos a los votantes internos» estas declaraciones, afirmando que «solo perjudican a Oriente Próximo y no ayudan». Finalmente, hace un llamado: «Si los países que han firmado esta declaración quisieran ayudar realmente a estabilizar la región, se concentrarían en presionar a Hamás para que liberara a los rehenes y que se desarmara inmediatamente».
El contexto internacional del reconocimiento del Estado palestino
Israel rechaza categóricamente la declaración del reconocimiento unilateral de un estado palestino que han hecho Reino Unido y otros países. Sin embargo, el domingo, Reino Unido, Canadá y Australia anunciaron formalmente el reconocimiento de sus respectivos países al Estado palestino. Este es un movimiento simbólico conjunto que ya habían anticipado en los últimos meses y al que se sumarán en las próximas horas otros siete gobiernos más, incluido el de Francia.
Aunque ya son casi 150 los países que reconocen el Estado palestino en todo el mundo, entre ellos España, Reino Unido y Canadá se han convertido en los primeros del G7 en hacerlo este domingo. Este hecho se produce en vísperas de una cumbre para la solución de dos Estados que tendrá lugar en la ONU y que está promovida por Francia y por Arabia Saudí.