La capital de Nepal, Katmandú, se vio envuelta en llamas el 9 de septiembre de 2025, un día después de una brutal represión policial. Cientos de manifestantes incendiaron el parlamento, desatando una profunda crisis que forzó la dimisión del primer ministro Khadga Prasad Oli. Estas protestas en Nepal 2025 revelan un descontento social latente, más allá de la censura digital.
La chispa de la indignación: De las redes al incendio
El martes 9 de septiembre, Katmandú fue escenario de una violencia sin precedentes. Cientos de manifestantes incendiaron el Parlamento de Nepal. Esta acción se produjo a pesar de la dimisión del primer ministro, en medio de protestas contra el gobierno que el lunes habían dejado al menos 19 muertos.
Represión mortal y bloqueo digital
Las manifestaciones comenzaron el lunes, lideradas por jóvenes enojados por el bloqueo de varias plataformas de redes sociales, incluyendo Facebook, YouTube, X y LinkedIn. Las autoridades acusaron a estas plataformas de no haberse registrado en el plazo establecido. La policía abrió fuego contra la multitud, causando la muerte de 19 personas. Según Amnistía Internacional, se utilizó munición real contra los manifestantes.
El martes, a pesar del toque de queda, grupos de jóvenes salieron a las calles de Katmandú. Arremetieron contra edificios públicos y residencias de dirigentes políticos durante todo el día. Cientos de personas penetraron en el recinto del Parlamento y prendieron fuego al edificio principal, según un portavoz de la secretaría de la Cámara, Ekram Giri. Videos difundidos en redes sociales mostraron una espesa columna de humo envolviendo el edificio en el corazón de la capital. La residencia del primer ministro Sharma Oli, de 73 años, también fue incendiada. Según informes desde el complejo gubernamental de Singha Durbar, algunos manifestantes lograron apoderarse de armas de fuego de los policías. El aeropuerto de Katmandú permaneció abierto, aunque se cancelaron vuelos debido a la menor visibilidad causada por el humo de los incendios, declaró su portavoz, Rinji Sherpa.
La dimisión de Khadga Prasad Oli
El primer ministro de Nepal, Khadga Prasad Oli, renunció a su cargo este martes. Las protestas contra el bloqueo de redes sociales se habían vuelto cada vez más violentas y se habían expandido a una crítica más amplia de su gobierno. El descontento también incluía acusaciones de corrupción entre la élite política del país del Himalaya.
Prasad Oli anunció que dejaría el cargo. El presidente aceptó la renuncia y lo nombró para liderar un gobierno interino hasta que se establezca uno nuevo, aunque no se sabe qué poder tendría o incluso dónde se encontraba.
Un grito de fondo: Corrupción y crisis económica
El descontento popular no se limita a la censura en línea. Un manifestante, Sudan Gurung, expresó el sentir colectivo: «El gobierno ha caído, los jóvenes han ganado y tomado el control del país». Sentenció con firmeza: «El futuro es nuestro». Varios de los participantes, en su mayoría hombres jóvenes, ondeaban la bandera nacional mientras intentaban escapar de los cañones de agua desplegados por las fuerzas de seguridad.
El descontento persistente y el rol de la juventud
Nepal, un país de 30 millones de habitantes, enfrenta un descontento creciente debido a la inestabilidad política, la corrupción endémica y el bajo crecimiento económico. Los jóvenes, que representan el 43% de la población (entre 15 y 40 años, según estadísticas oficiales), son el motor de estas protestas. El desempleo ronda el 10% y el PIB per cápita es de apenas 1.447 dólares, según datos del Banco Mundial, lo que contribuye a un futuro incierto para gran parte de la población.
Contexto político y socioeconómico de Nepal
Sharma Oli, jefe del Partido Comunista nepalí, había iniciado su cuarto mandato como primer ministro el año pasado. Su formación integró una coalición de gobierno junto al Congreso Nepalí, de centroizquierda. El país se convirtió en una república federal en 2008 después de una larga guerra civil y un acuerdo por el que los maoístas entraron en el gobierno, lo que conllevó la abolición de la monarquía.
Reacciones y el incierto futuro
Ante la escalada de la violencia, el presidente nepalí emitió un comunicado el martes. Instó «a todos, incluidos los manifestantes, a cooperar para resolver pacíficamente la difícil situación del país» y «hizo un llamamiento a todas las partes para que actúen con moderación (…) y entablen negociaciones».
Llamados a la moderación y el diálogo
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, también se pronunció, pidiendo diálogo y declarándose «consternado» por la escalada de violencia. Türk enfatizó la importancia de escuchar «las voces de los jóvenes».